Mitología semita. El encinar de Mamré: Los árboles sagrados.

Sin duda todos conocemos, aunque sea de oídas, el relato de la anunciación a Abraham del destino de Sodoma y Gomorra, así como el del nacimiento de su primogénito en el encinar de Mamré por parte de Yahweh  o el más antiguo pasaje del tiempo bíblico en relación a la aparición de YHWH a Abraham acontecido junto a la encina o terebinto de Sikem.

« Y Abram atravesó la región  hasta  el makon/sagrado Siquem,  hasta el elon/encino de Moreh; Más los Kena’ani/Kenitas estaban en la Ha’aretz/Tierra prometida. Hashem se le apareció a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré la Ha’aretz hazot/ Soñada tierra prometida. Y allí edificó un altar a Hashem,  quien se le había revelado. » Génesis 12: 6-7. Biblia Ortodoxa Hebrea.

Es cierto que con anterioridad al final de la primera mitad del I milenio a.c., sino antes ,  el culto a los «árboles sagrados»– si bien, J.G. Frazer, habla de «árboles sagrados», realmente la referencia es los «Asherah», o «lugares altos poblados de arboleda» y de los cultos hacia la diosa semita occidental que allí se practicaban  – fue  objeto de severos ataques por parte de algunos profetas, advirtiéndolo como un rito pagano. Aunque dicho esto, también existen pruebas que durante un periodo histórico anterior a tal prédica, hablamos del II milenio a.c. aprox, determinadas forestas, o bien ejemplares individuales de determinados árboles,  desempeñaban un relevante papel  en la religión yahwista y en la religión amorrito-levantina. No en vano,  hasta el mismo YHWH esta íntimamente relacionado con este culto,  siendo frecuente en la Biblia los pasajes  donde dios, o sus emisarios,  se manifiestan  ante los primeros héroes y patriarcas  semíticos bajo  la sombra o cercanías de su ramaje.

Encinar de Mamré. Hebrón-Halhul (actual Israel). Su uso como santuario data del III milenio a.c.

Hoy en día,  los mismos campesinos aún sienten una supersticiosa veneración por un árbol abundante en numerosos lugares de Palestina:  Las encinas. Encinas de las cuales se cuenta que están habitadas por duendes y otros espíritus – Los denominados  «Benat Ya’kob» o «hijas de Jacob» –.  De esta guisa, determinados ilustres componentes del género «Quercus» situados en las montañas próximas a esos asentamientos, son considerados «sagrados» como parte de esa  tradición. Éstas creencias, que posiblemente correspondan a restos de religiones  pretéritas,  han sido practicadas tanto en anteriores épocas  como en las actuales,  incluso por  encima  de las rígidas disposiciones de  las leyes islámicas. Tal es así, que se realizan o realizaban enterramientos a sus pies de santones y profetas relacionados con las creencias de éstos pueblos – Y donde se construyen «sacros espacios» o «muzard». Existe la leyenda que estos «santones» gustan de volver al mundo y en especial a estos lugares, por lo que son referencia de ofrendas y peregrinaciones -. En la actual Siria no resulta complicado encontrar venerables encinas o encinares al lado de capillas,  muchas de ellas  dedicadas a los patriarcas y a los profetas bíblicos, así como a Jesús y a sus apóstoles, o bien a  héroes tradicionales e incluso junto a antiguos templos que fueron edificados, en su momento, a alabanza del dios ugarítico y amorrito-levantino Baal.  Son, los primeros  anteriormente citados, lugares de peregrinación tanto para árabes del desierto como para mahometanos, drusos, cristianos e incluso judíos – los llamados «Kubbeb», «Mazar» y «Mukám» en hebreo:  Los»lugares de la morada» – Por otro lado existe  y como poso histórico para una realidad actual,  otra  diferente categoría de terebintos o encinas sagradas:  Son árboles que  aunque no estén dentro de la «morada de la voluntad» de un «numen» o «espíritu santificado»,  se hallan cubiertos de jirones de tela ofrecidos por los campesinos,  así  como  de ofrendas – Ejemplo es  Seilun/Shiloh en Israel, donde se alza la «encina de Abraham» o «Balutat Ibrahim» -, y que por si solas representan a los que vienen a denominarse como «árboles habitados». A éstos encinos, o árboles similares, se les atribuye la «morada de espíritus» tanto positivos como negativos, asegurando los creyentes  que la frondosidad de sus ramas, así como su senectud, le viene otorgada por ser la residencia de tales entidades.

«El (Ezequías, rey de Judá) quitó los  lugares altos y rompió el massebah/altar, y cortó el Asherah/Árbol Sagrado de la Vida, e hizo pedazos la nechoshet najash/serpiente de bronce que Moisés había hecho, porque hasta aquellos días los B’nei Yisroel/el pueblo de Israel  le quemaban incienso, y la llamaban “Nechushtan”/ “La Serpenteante” » 2 Reyes 18:4 Biblia Ortodoxa Hebrea.

En paralelo a lo primeramente expuesto,  aparece la evidencia que los antiguos hebreos rendían culto a la diosa Ašerah/Athirat – De hecho, la raíz semítica es la misma para ambas diosas –, sosias de la compañera del dios Ēl,  o Athar, en las antiguas  creencias amorrito-levantinas, junto a Yahweh –  Como rúbrica decir que se ha encontrado en un templo del siglo IX-VIII a.c. un tinaja con la inscripción «A Jahweh de Samaria y su Asherah» , así como también  y del mismo periodo,  otra que dicta: «Yahweh bendiga a Uriyahu, ya que su Asherah le ha salvado de sus enemigos» – . Evidencia que se corrobora en los textos proféticos y que además relacionan a los cultos hiero gamos a Ašerah con los  bosques de encinas situados en lugares elevados y junto a piedras sacrificares o altares  denominados «bamah» y «massebah».

« Mi pueblo consulta a un pedazo de madera y sus sacerdotes predican junto a ellos, porque los Ruach Zenunim/Espíritus de la Impudicia/Muerte les ha hecho equivocarse y han cortejado a las zonah/sacerdotisas sagradas, abandonando a sus Eloheihem/dios(es). Sobre las cimas de los montes sacrifican y queman incienso sobre las colinas, bajo el álamo, el roble o el terebinto, porque su sombra les es agradable; Así, vuestras hijas fornicarán y vuestras nueras cometerán adulterio, (Mas) no serán castigadas vuestras hijas por fornicar, ni vuestras nueras por cometer adulterio, porque los hombres practican sexo y sacrifican junto a las kedeshot/sacerdotisas del templo de Asherah » Oseas 4: 12-14. Biblia Ortodoxa Hebrea.

También y en sentido que pudiera ser coincidente,  habla la Biblia que Abraham vivió junto a los terebintos o encinas de Mamré en la región de Hebrón y que también allí levantó un altar a su dios. Precisamente en ese mismo lugar y junto a éstos árboles fue donde, mientras estaba sentado a la puerta de su tienda, cuando se le apareció Yahweh bajo la apariencia de tres hombres. También, bajo la encina o terebinto de Ofrá, Gedeón, que se hallaba ocupado en la trilla del trigo fue visitado por un ángel que le invitó a depositar sus ofrendas sobre un altar donde el fuego que brotó de  él consumió sus ofrendas. Jacob, vuelve a aparecer Sikem,  enterrando , bajo su follaje,  los ídolos y amuletos que poseía en su casa y es también en Sikem donde Josué tomó una «piedra»  como testimonio de la realización de su juramento hacia dios y  el de su pueblo ; Por último, es en Sikem  donde los ciudadanos de ésta población proclamaron como rey a Abimelek – Decir que ʼĂḇî-māleḵ, o «Mi Progenitor es el Rey», y donde «rey», en nombres teóforos semítico-levantinos,  toma el valor del dios Ēl, como «Padre de la Humanidad»  (DDD, 1999) – y donde Saúl – Šāʼ-Ēl, » Ēl le aconseja», primer rey de de Israel según el texto bíblico, era hijo de Ăḇî-Ēl, «Mi Padre es Ēl» de la tribu de Benjamín –  posiblemente , fue proclamado rey, tras la anunciación de su nacimiento,  y donde posteriormente fue enterrado.

Si a éstos rasgos  unimos otras evidencias como que en el Génesis los antropónimos están formados sobre el término «Ēl» y no sobre «Yhw».  Un  dios Ēl que era  máxima deidad en las  creencias amorreo-benjaminitas y ugaríticas del II milenio a.c. aprox. – Un ejemplo es el nombre teóforo del patriarca Daniel  y  que se traduce como «Ēl es mi Juez», siendo además un nombre  harto conocido en la literatura de Ugarit, «Historia de Aqhat/Daniel» (KTU I:17-19 o ANET 149-55) –  Sofonias,  profeta hebreo que predicó la reforma religiosa judía,  es otro nombre teóforo que significa «Safon es mi Señor» y  que tributa al «Baal Safon» o «Baal de Saphon» Saphon, actual  Monte Keldağʿ en Turquía  o en su antigua denominación siria como Monte Aqraa -, y que era el lugar , según la tradición  semítico-levantina,  de morada tanto del  dios Baal como del dios Ēl/Athar . Dicho esto, podremos afirmar que que existió una evolución teológica en la  Transjordania a finales del II milenio a.c.,  desde unas concepciones  religiosas benjaminitas, similares a las ugaríticas, hacia una mixtura con las creencias «yahwistas«, con influencias egipcias y semítico-arábigas, a partir de esa fecha. Ésta fusión, que se ayudo de la misma raíz semítica de ambos pueblos,  mantendría la misma estructura litúrgica y templaria semítico-levantina – No en vano la tribu de Benjamín, zadoquitas, o «Hijos de Zadok» otro nombre para el dios patronal de Jerusalem: Šālēm,  eran los únicos que según la tradición hebrea podían ser sumos sacerdotes en Israel – pero donde YHWH era la entidad suprema del panteón al asimilarse con el dios Ēl.   Preceptos que volverían a  replantearse con  posterioridad, como fruto del  acoso sobre sus todavía tales prácticas, por determinados profetas bíblicos –  Caso de Jeremías,  en el siglo VII a.c.,  que recriminaba a los judíos sus creencias en la «Diosa del Cielo»,  y otras deidades amorrito-benjaminitas -. Éstas disensiones teológicas, que para muchos son de carácter «oficialista» versus «pueblo llano», fueron impulsadas por las reformas teológicas del rey Josías entre el año 640-609 a.c.. y  que no cabe duda  fueron auspiciadas por  políticas de carácter nacionalista. De ésta guisa,  las anteriores premisas  y como conclusión, podrían llevarnos  a  considerar un acontecimiento paradójico y que no es otro que con anterioridad al siglo VII a.c.,  los antiguos patriarcas y héroes de Israel, incluido Abraham,  practicaban unas creencias hacia lo que biblia hebrea denomina como «Elohim Acherim», «dioses extranjeros» (Josue 24:2),  que distaría mucho de corresponder al arquetipo judío posterior. Dándose  la circunstancia que  hasta los mismos profetas que predicaban sus comportamientos como pilares de la fe hebrea,  renegarían profundamente de esas mismas creencias y prácticas con posterioridad. Tal vez ahora, y tras éstas anotaciones, pudiéramos entender mejor el significado de pasajes como éste:

« Hizo (Salomon..) también en el oráculo dos querubines de madera de oliva, cada uno de altura de diez codos. La una ala de un querubín tenía cinco codos, y la otra ala del mismo querubín otros cinco codos, así que había diez codos desde la punta de una ala hasta la otra. Así mismo el otro querubín tenía diez codos; porque ambos querubines eran de un tamaño y una hechura » 1 Reyes 8: 23-25

Salomon,  o Šālēmôn,  es un nombre teóforo que viene a significar  «Donde Šālēm Reside». El término  «querubín» procede de la traducción bíblica de la palabra  semita occidental «Kerub», plural «Kerubim». Un «Kerub» o «Kerub(u)» , «Shedu» en semítico acadio, es el nombre con que se denominaban  a cada pareja de genios alados con cuerpo de toro o león  que protegían las puertas de palacios y templos. Existen multitud de figuraciones representativas de estos «espíritus bienhechores» repartidas por Mesopotamia y el Levante Oriental Mediterráneo.

Referencias:

«El folklore en el Antiguo Testamento» J.G. Frazer (1981, para la traducción hispana)

13 pensamientos en “Mitología semita. El encinar de Mamré: Los árboles sagrados.

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  4. «En paralelo a lo primeramente expuesto, aparece la evidencia que los antiguos hebreos rendían culto a la diosa Aserah, la compañera del dios Baal en las antiguas creencias sirio-palestinas, junto a Yahweh – Como rúbrica decir que se ha encontrado en un templo del siglo IX-VIII a.c. un tinaja con la inscripción “A Jahweh de Samaria y su Aserah” , así como también, y del mismo periodo, otra que dicta: “Yahweh bendiga a Uriyahn, ya que su Aserah le ha salvado de sus enemigos” – . Evidencia que se corrobora en los textos proféticos y que además relacionan los cultos hieródulos a Aserah a los bosques de encinas situados en lugares elevados o alturas llamadas “Massebá”.»

    En «El folklore en el Antiguo Testamento» se puede leer que la «massebá» eran montones de piedras conmemorativas de un sueño o revelación divina,…pilares toscos que, para el propio Oseas determinaban un lugar sagrado como tal,… tocones que podrían ser utilizados posteriormente como referencia entre las disputas pastoriles (teniendo en cuenta que el ganado porcino gusta del fruto de los quercus), linde o punto de referencia, situados en alto y oradados para depositar aceite en ellos…(¿para hacer una hoguera?…y a pesar de que luego menciona el citado libro que este tipo de atalayas se construían invariablemente en los cerros de las colinas y nunca en las cimas…¿?),…no atibas una cierta relación entre «el morro» de Abraham, que tras una revelación divina decide apropiarse de las tierras, y los pastores, que con la simple construcción de una massabá justificarían así su prelación en usufructuar el encinar…

    Otra cuestión referente al mismo párrafo, son los cultos hieródulos. ¿Quienes eran los esclavos ligados a las massabá y como se sustanciaba el culto?, ¿jardineros… o ganaderos celosos de sus competidores…?…tal vez me haga la picha un lío como de costumbre…

  5. Hola Tru, a ver si puedo ir contestándote. (y perdona por el retraso…)

    En principio una «massebá» forma parte de los cultos semíticos occidentales. Estas piedras, como tu bien dices, conservan las propiedades místicas heredadas de un hecho o acontecimiento en relación con las divinidades.. Ésta revelación, y según la tradición semítica, puede ser acontecida a través de los sueños, los oráculos o mediante designios proféticos.

    También poseen una vertiente «espiritual» como recordatorio y conservadora de la «esencia personal» de un fallecido a modo de exvoto y que son colocadas en los templos sirio-cannanitas.

    Dudo que posean un significado o utilización específica como «delimitador de tierras» a modo de los «kudurreti» kassitas, sin bien no cabe duda que suponen, en cierto modo, la evidencia del establecimiento en el territorio de una determinada tribu semita occidental.

    Es cierto, y con el transcurso del tiempo, esto «lugares sacros» dispusieran, en función de su aceptación, de estructuras anexas, caso de templos o altares u otros recintos donde se realizaran rituales religiosos, y así aparece en la Biblia, pudiendo incluir cremaciones o libaciones cuyo combustible fuera oleaginoso. Su localización nos habla de «alturas», así como las evidencias arqueológicas, no habla de «cimas», si bien pudiera su interpretación dar lugar a alguna controversia, aunque siempre no remite a lugares «al aire libre».

    En cuanto a los cultos hieródulos y sus rituales…, déjame que recabe mas datos porque, sinceramente, no dispongo ahora de información contrastable y fiable. Es muy. posible que haga una entrada al respecto en breve tiempo, pues me parece un excelente tema para el blog..

    Saludos,

    • «También poseen una vertiente “espiritual” como recordatorio y conservadora de la “esencia personal” de un fallecido a modo de exvoto y que son colocadas en los templos sirio-cannanitas.»

      He visto la historia del último rey de Qatna, que se desenterró allí en 1999, y el culto a los muertos que practicaban estos antiguos sirios; todas las lunas nuevas, meses lunares, cenaban con los muertos…literalmente; en un entorno palatino, los guardaban en osorios, donde el primogénito de cada familia ofrecía comida y bebida a los difuntos. Era el Kispum, y parecen haber encontrado indicios de su práctica ya en Siria mediado el tercer milenio, en el yacimiento de Tell Banat, si bien el referido es del siglo XVII a.C. (el reino de Qatna perduró unos 350 años, en los que siempre estubo presente el culto)…fuera de palacio, los osorios en cuevas o piedras significativas o encinares, para poder realizar el culto, son una alternativa, y de ahí la necesidad de la luna nueva; tal vez estos «árboles habitados» o «moradas de los espíritus» que comentas en la entrada sean en efecto osorios. De ahí la referida frondosidad, que más que real, puede resultar alegórica del buen abono.

      Pero al margen, y centrándome en el ritual, la noche en que honras a los muertos, al linaje, la luna ha de ser nueva, cuando confluían el mundo de los vivos y el de los espíritus, y podían comunicarse. Las noches iluminadas, eran más seguras para andar haciendo el cafre bajo el influjo de la cerveza, pero tal vez haya algo más detrás…si Abraham…(en caso de haber habido solo uno…no estoy puesto en exegética del A.T. pero imagino que su longevidad puede responder a una distinción social,…o simplemente al legado de diez generaciones de sacerdotes…el cayado perdura, no el pastor)…y decía, si Abraham, se crió en Ur, y sabía leer y escribir, esto indicaría la relación con algún templo, sacerdote o burócrata, siendo Sin, el dios luna, principal divinidad de Ur…en la tradición católica, el día de todas las almas, posterior al día de todos los santos, tiene aparejadas creencias de cenas con difuntos, arraigadas en la tradición celta:

      «Elementos de las costumbres relacionadas con la víspera del Día de Todos los Santos se remontan a una ceremonia druídica de tiempos precristianos. Los celtas tenían fiestas para dos dioses principales… un dios solar y un dios de los muertos (llamado Samhain), la fiesta del cual se celebraba el 1 de noviembre, el comienzo del año nuevo celta. La fiesta de los difuntos fue gradualmente incorporada en el ritual cristiano»

      y

      «El Día de los Difuntos […] el día designado en la Iglesia Católica Romana para la conmemoración de los difuntos fieles. La celebración se basa en la doctrina de que las almas de los fieles que al tiempo de morir no han sido limpiadas de pecados veniales, o que no han hecho expiación por transgresiones del pasado, no pueden alcanzar la Visión Beatífica, y que se les puede ayudar a alcanzarla por rezos y por el sacrificio de la misa. […] Ciertas creencias populares relacionadas con el Día de los Difuntos son de origen pagano y de antigüedad inmemorial. Así sucede que los campesinos de muchos países católicos creen que en la noche de los Difuntos los muertos vuelven a las casas donde antes habían vivido y participan de la comida de los vivientes»

      ¡Halloween!

      https://es.wikipedia.org/wiki/Conmemoraci%C3%B3n_de_los_Fieles_Difuntos

      Y creo, por otra parte, que esto tiene que ver con el caracter votivo del monasterio de Beit Shean, del que hemos hablado, estando justificada la presencia de la luna por ser la tumba de una santa, María del desierto, …o ya te contaré, (a lo mejor es una Carmen y no una María…el otro es Dionisio…), pero sabiendo que Gregorio de Nisa leyó a Sanchuanitón, como has mentado en alguna entrada, me huelo a los escitas tras tdo esto. Esa impronta genealógica hurrita en el patriarca Abraham que también has comentado, puede que se diese en tiempos en que la aristocracia hurrita era lo que podríamos llamar escita…himbestigo…

  6. Me gustaría añadir en relación a la «massebah» o «bamah» que se tiene constancia de la existencia de «mojones» en estos emplazamientos, pero exclusivamente como delimitadores del área sagrada. No existiendo, en principio, otra utilidad paralela de caracter agro-pecuario.

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  9. Hola, cuando habla de «A Jahweh de Samaria y su Aserah» en el siglo IX a VIII antes de Cristo, estamos hablando que se habían dividido en dos reinos, el reino del Norte y el Reino del Sur (Juda), por decreto de Jeroboam se contruyeron dos altares con becerros de Oro, uno en Bet-el (Samaria) y otro en Dan. La capital de ese reino estaba en Samaria. Por consiguiente cuando Jeroboam les presentó a los dos becerros, les dijo aqui esta tu Jahweh que te saco de la tierra de egipto. Los del reino del norte se metieron en todo culto idolatrico, haciendo altares en las colinas y en los bosques como tu puedes decir en tu estudio, pero de las desviaciones no significa que hubo una especie de evolución hacia el culto unico a Jahweh, el dios verdadero. Disto un poco de tu estudio. Abrazos

  10. Voy a intentar ir comentando sus apreciaciones, Mauricio:

    Primero me gustaría apuntar que no es correcto utilizar los términos «Judah» y «Samaria» para definir «políticamente» tales sucesos porque son conceptos derivados de la división provincial romana. Una división romana que no acontecerá hasta el siglo I a.c. El hecho que yo transcriba literalmente «Jahweh de Samaria» me vienen dictadas por ser escrupuloso con la cita de J. Blázquez y no por su realidad histórica.

    La diosa Asherah es una divinidad semita occidental propiamente hebrea, porque su «homóloga del Norte», para que nos entendamos.., es Athirat.

    « Uriyahu, el afortunado, lo escribe: ¡Bendecido está Uriyahu por Yahweh, ya que de sus enemigos, su Asherah, le ha salvado!. [Escrito] por Oniyahu, […] por su A(she)rah (árbol), […] y por su Asherah » Inscripción encontrada en Khribet El Gom (Mar Muerto) . Siglo IX-VIII a.c.

    Y donde Uriyahu , «Yaehu es mi Luz» o Oniyahu, «Yaehu es mi Fuerza» son nombres teóforos de la tribu de Yaehudah, por lo que entiendo que su presunción a la hora de distinguir los cultos amorreo-benjaminitas de los anteriores basándose en la asociación de tal divinidad femenina no son correctos. Lo que no quiere decir que los textos de 1 Reyes 11 estén equivocados al advertir los cultos amorreos-benjaminitas, «del Norte», próximos a los ciclos mitológicos de Baal, Haddu-Baal o Adonoi, y diferenciarlos de los de la tribu de Judah, «del Sur», hacia Yaehu.

    Lo que Ud. no percibe es que la tribu de Benjamín es una tribu semítico-amorrita, y no «se metieron en todo culto idólatro» sino que ya practicaban dicha religión con anterioridad a la llegada de la tribu de Judah a la Transjordania en el siglo XII a.c. La diferenciación entre éstas tribus semíticas occidentales estriba en que la tribu de Judah había evolucionado religiosamente tomando aspectos semítico-arábigos de los kenitas, o kena’ani, y de los egipcios,y donde Yaehu era conocido como el dios Sodpu, «el dios de los shashu» y a Asherah como a Hathor. Esa adopción teológica llevó a la tribu de Judah a adoptar determinados aspectos henoteístas que la diferenciaban de los generales cultos semíticos occidentales amorrito-hurritas, caso de la tribu de Benjamín, si bien tales cultos fueron «consentidos» por el rey David, a fin de conseguir apoyos para combatir a los filisteos.

    Para no alargar la explicación le invito a leer

    Jerusalem. “La Fundación de Shalem”. Antiguos cultos y rituales en la Ciudad Santa.

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