Ufología ancestral: «The Watchers». Los «Observadores» en los textos bíblicos.

Si una cosa he percibido en mi trato con los seguidores de la ufología, es su general sentimiento de ser “vigilados” por una o varias razas de pobladores de sofisticadas naves interestelares y que , según sus afirmaciones, pululan por éste, por otro lado,  parco e insignificante en proporción y situación, sistema solar de la Vía Láctea. Dentro de su ínclita relación de fehacientes testimonios, tanto antiguos como modernos, existe la posibilidad de encontrarse excelsas tecnologías y sofisticados comportamientos invasivos de sometimiento biológico y social, entremezclándose con una apreciable variedad de personajes bíblicos y de otras mitologías que desde los cielos mantienen un férreo control sobre la evolución del ser humano. Unos entes que podrían ser denominados como “Observadores”.

(En relación a la interpretación de Daniel de la profecía onírica del rey Nabucodonosor II…) En cuanto al îr (observador) que el rey vio, un malach hakodesh (espíritu divino), descendiendo de Shamayim (Los Cielos), diciendo: …”. Libro de Daniel, 4: 23(20). Biblia Ortodoxa Hebrea. Periodo de los Macabeos. 167-142 a.c. aprox Sigue leyendo

Los desvaríos de Z. Sitchin. Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos (II)

Con esta nueva entrada continuaremos nuestro recorrido por ese mundo de «incontinencia intelectual» que son los libros del malogrado Zecharia Sitchin, y cuyos primeros párrafos del capítulo 5 «Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos», de su libro ·El doceavo planeta», dejamos con la «exquisita primera conclusión» que Inanna/Ištar era una aeronauta/astronauta.

El texto prosigue, tras el «primer esfuerzo», de esta guisa:

« El antiguo Testamento llamaba a los «ángeles» del Señor malachim -literalmente, «emisarios» que llevaban los mensajes divinos y hacían cumplir los mandatos de Dios. Tal como se nos revela en multitud de casos, eran aviadores divinos: Jacob los vio subiendo una escalera celeste, a Agar (la concubina de Abraham) le hablaron desde el aire, y fueron ellos lo que llevaron a cabo la destrucción de Sodoma y Gomorra. »

Primero hacer un inciso para contextuar: Estos pasajes de Génesis corresponden a la labor de los escribas hebreos en los siglo VIII-VII a.c aproximadamente. – y esto es debido a que Israel, como tal, es inexistente con anterioridad al siglo VIII a.c – .  Escribas que para su concepción se basaron en los escritos amorrito-babilónicos, y de ahí la extensa concordancia de gran número de sus pasajes con la mitología clásica mesopotámica. Estamos, temporalmente, en el máximo esplendor intelectual de  la ciudad «santa» de Babilonia con la llegada del Imperio neo-babilónico.

Ya imbuidos en el texto, decir que término el «malachim» resulta impropio, siendo «mala’akh(im)» más correcto – curiosamente el termino acadio es «Malãku(m)», «El/Los que avisa(n)» , o los que «representan», tal vez y en este caso , los «malos augurios» y que concordaría más con un  momento temporal donde el concepto de la dualidad divina bien/mal, ángeles/demonios, no existía, o era un concepto  «en construcción» sustentado con posterioridad en las teologías zoroástricas.- y que es mas adecuado, en su significancia, al papel de «anunciadores/destructores» de Sodoma y Gomorra. Si bien el texto nos presenta dos actos: La anunciación de la paternidad de Abraham –  Génesis 18: 1-15, que sería mas asociable con las  tradiciones semítico amorritas y anatólicas de las tríadas que representaban la Fertilidad (García Trabazo) – y por otro lado, el «aviso de la destrucción» de las ciudades de Sodoma y Gomorra (Génesis 18: 16-22).

Como rubrica de los antes comentado sobre el Génesis tenemos el pasaje de Jacob:

« (10) Salió, pues Jacob de Beerseba y fue a Harán. (11) Y llegó a cierto lugar, y durmió allí, porque el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar (12) Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y en su extremo tocaba en el cielo; y he aquí los ángeles de Dios que subían y descendían de ella. (13) Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te daré a ti y a tu descendencia (…) (17) Y tuvo miedo y dijo ¡Cuan terrible es este lugar!, No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del Cielo (…) (19) Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre del lugar primero »  Génesis 28:10-19. Biblia Reina Valera, 1960.

Es muy posible que la visión profética de Jacob corresponda con la descripción del ziqqurat del gran templo del dios semítico-amorrita Sin, la Luna, en la ciudad de Harrãn/Harrânu(m)  – ciudad fundada en el II milenio a.c. e importante nudo estratégico – y los ángeles, una alegoría de los sacerdotes subiendo y bajando las escaleras del templo o «casa del dios». Así llama «Luz» al lugar, siendo éste un epíteto del dios Sin,  como » La lampara/Iluminaria de los Cielos y la Tierra» (ANET 390, 534-541). o como  «Bet-el»  o  «Bet-ilu»,  la «Ciudad de la Bienaventuranza Divina».

Independientemente que algún lector pueda no estar de acuerdo con mi interpretación, siempre le queda la opción de quedarse con el relato bíblico, tal cual.., o bien, tal vez, con esta:

« En este relato hay dos puntos interesantes. El primero consiste en que los seres divinos que suben y bajan por esta «Puerta del Cielo» lo hacían utilizando un dispositivo mecánico: una «escalera». El segundo es que la visión toma a Jacob totalmente por sorpresa. La «Morada del Señor», la «escalera» y los «ángeles del Señor» que la utilizaban no estaban allí cuando Jacob se echó a dormir en el campo. Tuvo la visión de «repente» . Y, por la mañana, «La Morada», «la escalera»,  y su ocupantes se habían ido. »

Según Sitchin… ¡Se trata del primer avistamiento UFO atestiguado en la  literatura.. y encima en la Biblia..! ,  Si bien, espero que se me permita disentir, como mínimo, en la definición de «escalera» como «dispositivo mecánico»… En los párrafos siguientes, nuestro autor, justifica la adoración de los tres enviados bíblicos por Abraham y la posterior del relato sobre Lot en Sodoma, Génesis 19: 1,  aduciendo que era debido a su «indumentaria espacial» y que, por supuesto,  me niego a comentar por «muy voladores» que fueran los «mala’akhim».

Bajorrelieve correspondiente al templo arcaico de Ishtar. Periodo proto-dinástico de Assur, 2650-2350 a.c. Representa al cadáver de una mujer con tatuajes rituales funerarios.

« El equipo dirigido por Andrae aún descubrió otra representación atípica de Isthar en su templo de Assur. Más como una escultura mural que como un relieve común, se veía a la diosa con un ajustado casco, con los «auriculares» extendidos, como si dispusieran de sus propias antenas planas, y llevando unas marcadas gafas que parecían forman parte del casco»

La supuesta escultura mural corresponde a la imagen de la izquierda y que parece estar fechada en el periodo proto-dinástico de Assur, 2650-2350 a.c. (W Andrae), Se trata de un bajorrelieve de yeso pintado encontrado en el «Templo arcaico de Ishtar».  Representa a una mujer desnuda tumbada en una cama con una serie de complejos tatuajes (G. Leick) Estos tatuajes que incluían cabeza, ojos, así como otras partes del cuerpo, forman parte de los rituales del templo sobre la Vida, la Muerte y la Reencarnación, que eran atribuidos a la diosa como representación de la Fertilidad. Fertilidad que se traduce como un «resurgimiento tras la muerte» y así aparece en numerosos rituales funerarios, como la «Dama de los Ojos», a finales de IV milenio a.c. en Siria, Tell-Brak (Savory). 

« No hace falta decir que, cualquier hombre que viera a una persona – hombre o mujer . así vestida, se daría cuenta de inmediato de que se acababa de encontrar con una aereonauta divino »

Si obviamos que los «auriculares extendidos» sean posiblemente un «reposa-cabezas»; si despreciamos la evidencia que estaba desnuda y no vestida, por lo que ésta fuera de lugar el aceptar atavío alguno;  si excluimos el hecho que  el supuesto casco y gafas es un tatuaje – unos tatuajes en los ojos que tenían la función de representar una «santidad máxima» (J. Black) –  y que seguramente nuestra protagonista, al posar si lo hizo, estuviera muerta…  Si pasamos todos estos pequeños y grandes detalles por alto…,  aún así.., tampoco.

Mujer con cabeza de serpiente y niño en brazos. Periodo El-Obeid IV, 3900-3500 a.c. Eridu. National Museum of Irak

«Las figurillas de arcilla encontradas en lugares sumerios, y que se estima tienen 5000 años de antiguedad, bien podrían ser burdas representaciones de estos malachim con armas tipo varita mágica. En una de estas figurillas se ve el rostro a través del visor del casco. En otra el «emisario» lleva el clásico tocado cónino divino y un uniforme tachonado de objetos circulares cuya función se desconoce»

(La terracota de la izquierda se corresponde con el supuesto «otro emisario» ..) Me gustaría comentar primero que el periodo propiamente sumerio  se extiende desde la Época Baja de Uruk o Jemdet Nasr, hacia el años 3150 a.c., hasta la conclusión del Dinástico Arcaico en el 2300 a.c.  aprox. Dicho esto, y aunque esta representación podría ser considerada como proto-sumeria,  si tenemos en cuenta la opinión de algunos autores sobre que la etapa de El-Obeid, lo que resulta evidente es que forma parte de rituales anteriores de origen neolítico que se extienden desde el periodo de Hassuna, 5800-5500 a.c. hasta el propio Dinástico Arcaico sumerio,  por lo que definir cualquier representación de éste tipo y su significación religiosa como de «origen sumerio» resulta arriesgado. Aclarado lo anterior, me gustaría indicar, someramente – si se quiere mas información sobre ésta terracota ver enlace, que se trata de exvotos funerarios y que enlazan con un culto de reencarnativo representado por la serpiente, ya que dentro de las creencias mesopotámicas,  las raíces se consideraban como ofidios que alimentaban a árboles y plantas con un sentido regenerativo.  Así, el término  «raíz», en sumerio «arina»,  consistía en dos signos cruzados sobre el sumerograma «mus», serpiente (JCS, 1961). 

Exvoto «Templo de los  Mil Ojos», 3500-3300 a.c. Representa la rogativa de un familia.  Tell-Brak (Siria) Metropolitan Museum of New York

Resuelto el enigma de la «varita mágica» y que en las representaciones funerarias femeninas parece corresponder a niños, y que los mala’akhim de los textos semíticos hebreos no tienen la nada que ver, ni por asomo, con las citadas terracotas mesopotámicas, a continuación el texto vuelve a hablarnos de «cascos y gafas de forma elíptica». Éste supuesto «descubrimiento» se apoya en una interpretación «sui generis» de las las ofrendas votivas de alabastro y otros materiales, ver foto de la derecha,   depositadas en el «Templo de los  Mil Ojos» en Tell-Brak en la actual Siria y que, según J. Black,   posiblemente correspondan a ofrendas a una «diosa-ojo» que todo lo ve y que coincide con otros cultos parejos mesopotámicos y mediterráneos hacia «diosas-madre» omnividentes, cuya devoción se extiende desde periodo Dinástico Antiguo sumerio hasta el Imperio Neo Asirio, siglos X-VII a.c., y si apuran, al  resto del mundo, por lo que resulta evidente que no tiene nada que ver con la exposiciones vertidas en su relato por el señor Zitchin.

Y me dirán Udes… vale.. pero tan sospechoso resulta que tenga razón en sus conjeturas como que , por el contrario,  ninguna referencia que aporta sea correcta, y que yo, por supuesto, atiendo como una reflexión razonable, pero permítanme hacer valer , por última vez en este escrito,  mis argumentos:

« Indudablemente, no es una mera casualidad que los hittitas, conectados con Sumer y Acad a través de la zona del Khabur, adoptaran como señal escrita para designar a los dioses el símbolo un préstamo claro de las «figurillas de los ojos» »

No voy a entrar a rebatir que los hittitas estuvieran conectados o no con los sumerios y acadios que, como tales, no lo estuvieron. Tampoco voy a entrar en que los hittitas, como tales,  no escribían en caracteres jeroglíficos, salvo para mantener correspondencia con otros pueblos, sino en cuneiforme. Pero es que encima, este símbolo de «divinidad»,  que aquí si le voy a dar la razón a Sitchin que tiene ese significado (sin que sirva de precedente…) y es más, hasta es posible que tenga relación con su «hipótesis óptica»,  no es hittita, sino… ¡Luvita…!. ¡Cachis..!

Texto jeroglífico luvita. Donde se puede apreciar que aparece varias veces el símbolo de «dios»

Referencias:

«Gods, demons, and symbols of ancient Mesopotamia: An ilustrated dictionay» J. Black, A. Green, T. Rickard (1992)

«Corpus of hieroglyphic luwian inscriptions»  H. Cambell, JD Hawkins (2000)

» The city of the Moon god: religious tradition of Harran» T.M. Green (1992)

Biblia Reina Valera, 1960

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Imágenes:

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Los desvarios de Z. Sitchin: Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos (I)

Si bien en su día dí por concluida la serie «Los desvaríos de Z. Sitchin» con la premisa que las explicaciones vertidas, sobre la iniquidad de las supuestas pruebas aportadas en sus escritos por parte del seudo traductor de textos mesopotámicos y hebreos, con el pensamiento que resultarían suficientemente aclaradoras para cualquier escéptico, ó persona que tuviera por costumbre no dejarse llevar por «modismos» y profesionales en lo «magufo». Hoy, ante la proliferación de páginas que, o bien apoyan sus tesis  ó bien las utilizan para conseguir magros beneficios de incautos, me decido  a reabrirla con un comentario sobre la publicación «El duodécimo planeta» en su capítulo 5, titulado «Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos», en la versión de la «Biblioteca Pléyades», uno de sus máximos adalides en la red.

Sitchin hace una introducción del capítulo con la siguiente afirmación:

«Los textos sumerios y acadios no dejan lugar a dudas de que las gentes de Oriente Próximo de la antigüedad tenían por cierto que los Dioses del Cielo y de la Tierra eran capaces de elevarse en el aire y ascender a los cielos, así como de recorrer los cielos de la Tierra a voluntad» «Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos»

Para empezar un comentario desafortunado. Muy pocos dioses de la tradición sumerio-acadia tenían la capacidad de volar, habiendo dioses incluso principales que carecían de ella. Un claro ejemplo demostrativo pudiera ser el dios Enki sumerio –  personaje harto nombrado en las publicaciones de Zecharia Sitchin –, el Ea acadio, que se desplaza en el «Íbice del Apsu», su barca sagrada. Barca que nunca dejó sus dominios de «Señor de las aguas profundas y de los cañaverales» y que se desplazaba sobre la Tierra siguiendo los cauces del Tigris, Éufrates y el actual Golfo Pérsico. Una posible corroboración está en el hecho que Enki nunca tuvo representación astral y como éste,  multitud de otros dioses del panteón mesopotámico a lo largo de milenios.

A continuación para certificar tales afirmaciones hace referencia al mito de «Inanna y Shukallituda» – Un texto de carácter agrícola y cuya última parte, muy deteriorada, tal vez sea origen, por las semejanzas,  del mito hebreo de  «Las diez plagas de Egipto» – y las “capacidades aéreas” de la diosa Inanna/Ishtar.  Lectura que en exclusiva demostraría que la diosa de la Fertilidad se desplazaba bien por sus medios, bien mediante un transporte, por el Cielo,  siendo la posterior alusión a historiador S. Langdon y a su libro » La liturgia clásica de Inanna», añadido innecesario que, y es un suponer, se utiliza para dar un “ empaque erudito” a tales consideraciones.

« Esta capacidad de Inanna, capacidad que también muestran otros de los principales dioses, solían reflejarla los antiguos artistas representado dioses- antropomórficos en todos los demás aspectos, como ya hemos visto – con alas, tal como se puede ver en numerosas representaciones, no formaban parte del cuerpo – no eran alas naturales -, sino más bien, un añadido decorativo de la vestimenta del dios » «Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos»

Este párrafo afirma, de nuevo, que los grandes dioses volaban, cosa que es incierta, como ya hemos demostrado para el caso de dios Enki. Es cierto que determinados dioses se valían de diferentes transportes para sus periplos: El dios Zuen/Sin viajaba en una barca celeste, Utu/Shamash lo hacía en un carro alado o se desplazaba a pie, Enlil lo hacía en un carro alado o sobre las nubes, etcetera… Pero fundamentalmente esta cualidad era definitoria de divinidades con representación astral, léase La Luna, El Sol, Venus, figuración astral de Inanna/Ishtar, exceptuando a Enlil que tenía una vertiente dual ctónica y astral al representar al Viento y así, otros dioses menores.  Lo que no cabe duda es que existieron otras divinidades que carecieron de ella, caso de los que representaban aspectos de la Naturaleza o bien tutelaban labores y artes, así como que tampoco eran representados “con alas” – Aquí Sitchin pretende asimilar a los principales dioses sumerios con los apkallu de la imaginería asiria que aunque dioses, no lo fueron principales –

Dando Sitchin por irrefutable la demostración anterior, a la vez que proporciona la imagen de una Inanna/Ishtar alada, el texto nos propone lo siguiente:

«Los textos que tratan de este arriesgado viaje (hace aquí referencia al mito de «El descenso de Inanna a los Infiernos»…) dicen que Inanna se puso, meticulosamente siete objetos antes de emprender el viaje, y cuenta que tuvo que entregarlos en los siete pórticos que tuvo que atravesar para llegar a la morada de su hermana (Ereshkigal..). Estos siete objetos se mencionan también en otros textos que tratan de los viajes aéreos de Inanna

1El SHU.GAR.RA se lo puso en la cabeza.

2. «Pendientes medidores», en las orejas.

3.  Cadenas de piedrecillas azules, alrededor del cuello.

4.«Piedras» gemelas, sobre los hombros.

5.  Un cilindro dorado, en las manos.

6. Correas, que le abrazaban el pecho.

7.  La vestimenta PALA, con la que vistió su cuerpo » «Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos»

La transcripción del texto original sumerio de este pasaje, así como su traducción, son los siguientes:

« (14) me 7-bi zag mu-ni-in-KEC2 (15). me mu-un-ur4-ur4 cu-ni-ce3 mu-un-la2 me dug3 jiri3 gub-ba i-im-jen (17) tug2cu-gur-ra men edin-na saj-ja2-na mu-un-jal2 (18) hi-li saj-ki-na cu ba-ni-in-tij4 (19)na4za-gin3 di4-di4-la2 gu2-na ba-an-la2 (20)na4nunuz tab-ba gaba-na ba-ni-in-si (21) tug2pala3 tug2 nam-nin-a bar-ra-na ba-an-dul (22) cimbi lu2 he2-em-du he2-em-du igi-na ba-ni-in-jar (23) tu-di-da lu2 ja2-nu ja2-nu gaba-na ba-an-gid2 (24) har kug-sig17 cu-na ba-an-du8 (25) gi 1 ninda ec2-gana2 za-gin3 cu ba-ni-in-du »

« (14) Ella tomó los siete «me» sagrados. (15) Recogió los sagrados poderes y los asió entre sus manos (16) Con los positivos «me» sagrados, ella emprendió su camino (17) Ella  se colocó el» tug2cu-gur-ra», la «Corona de la Llanura», sobre su cabeza (18) Colocó el tocado sobre su frente. (19) Colgó un collar de pequeñas cuentas de lapislázuli sobre su cuello. (20) Puso sobre sus pechos dos iguales perlas ovuladas (na4nunuz..) (21) Se cubrió con un vestido tug2pala3 , el ropaje de las (grandes) damas (22) En el contorno de sus ojos aplicó el afeite » Que se acerque, que se acerque..»  (23) Sobre el pecho deslizó el blusón llamado «Ven, hombre, ven..» (24) Colocó en su dedo  el anillo de oro. (25) (y) en sus manos la vara de lapislázuli y la cuerda de medir » Pasaje de «El descenso de Inanna a los Infiernos»

«Diosa del Vaso» II milenio a.c. Mari (Tell-Hariri). Siria. Aleppo National Museum

(continúa el texto de Z. Sitchin..) « Aunque nadie ha sido capaz, todavía, de explicar la naturaleza y significado de estos siete objetos, creemos que la respuesta la teníamos al alcance de la mano desde hace tiempo. En las excavaciones que realizaron entre 1903 y 1914 Walter Andrae y sus colegas en la capital asiria de Assur, se encontró en el Templo de Ishtar una estatua muy deteriorada de la diosa, donde se podían observar diversos ‘artilugios’ sujetos al pecho y a la espalda. En 1934, los arqueólogos que excavaban en Mari se encontraron con una estatua similar pero intacta, enterrada en el suelo. Era la presentación a tamaño natural de una hermosa mujer »

Vamos a intentar, primero, «colaborar» en resolver el enigma de los siete objetos apoyándonos en el texto sumerio:

(1) El «Shu-ga-rra«. En el texto parece corresponder a la «Corona de la Llanura» (S Kramer). Corona que es una alegoría de los poderes de Inanna y que se relacionan con las fértiles tierras de las cuencas del Tigris y Eufrates como fruto de su intervención divina.

(2) «Pendientes medidores» en sus orejas. Sinceramente.., yo.., ni en el texto cuneiforme ni en la traducción, advierto de tal posibilidad, ni cercana ni remota, de semejantes «pendientes».

3) Collar de cuentas de lapislázuli.

(4) «Piedras gemelas» sobre sus hombros. Que no cabe duda que o bien es una mala traducción o bien es una «libertad literaria», por decirlo de alguna manera…, de las perlas  ovuladas que Inanna coloca sobre sus pechos para hacerlo coincidir, digo yo.., con la imaginería de la «Diosa del Vaso».

(5) «Un cilindro dorado en las manos». Y que corresponde con «la vara de medir» de lapislázuli – o  «na2 za-gin»  en sumerio (J. Black). Piedra preciosa, que no dorada, sino más bien de color azul -, siendo con la cuerda, un símbolo de la divinidad. Estos complementos sagrados tienen un significado de posesión de la Tierra, ya que con estos enseres se median, en la práctica habitual mesopotámica, los terrenos y sus lindes.

(6) «Correas, que le abrazaban el pecho». me pasa igual que en el punto 2 (¿?) ¿Donde están tales «arreos»  reflejados en el relato..?.

(7) «La vestimenta ‘Pala». Y que ya viene definido su protagonismo en el propio texto.

En resumidas cuentas, la idea es hacer coincidir, «tirando del porque yo lo valgo»  la representación de la diosa encontrada en la ciudad de Mari, en el palacio del  rey Zim-ri-lim,  y fechada entre el 1775-1761 a.c., con una descripción que ofrece un texto sumerio sobre la vestimenta de Inanna de finales del III milenio a.c.

Llegados a este punto, la pregunta sería saber el fin de tan erróneas aseveraciones. Fin que encontramos en el párrafo siguiente:

« A diferencia de las tallas planas o de los bajorrelieves, esta representación tridimensional y a tamaño natural de la diosa revela interesantes rasgos de su atuendo. En la cabeza no lleva un sombrero de señora, sino un casco especial; sobresaliendo de él, a ambos lados, y adaptándose a las orejas, hay unos objetos que le recuerdan a uno los auriculares de un piloto. En el cuello y sobre el pecho, la diosa lleva un collar de multitud de piedrecillas (probablemente preciosas); y en las manos sostiene un objeto cilíndrico que parece demasiado grueso y pesado como para ser un recipiente de agua.» «Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos»

« Sobre la blusa semitransparente, dos correas le cruzan el pecho, llevando a la espalda, y sosteniendo en su lugar, una extraña caja de forma rectangular. La caja está estrechamente ceñida a la parte posterior del cuello de la diosa, firmemente sujeta al casco con un correa horizontal. Fuese lo que fuese lo que la caja llevase dentro, debió de ser algo pesado, pues el artilugio precisa del apoyo adicional de dos grandes hombreras. El peso de la caja debió incrementarse con una manguera que está conectada a su base con una abrazadera circular. El equipo completo de instrumentos se sostiene en su lugar con la ayuda de dos series de correas que cruzan la espalda y el pecho de la diosa.

El paralelismo entre los siete objetos que necesitaba Inanna para sus viajes aéreos y el vestuario y los objetos que lleva la estatua de Mari ( y probablemente, también la otra mutilada que se encontró en el templo de Ishtar en Assur es fácilmente demostrable. Vemos los ‘pendientes medidores’ – los auriculares- en las orejas; las hileras o ‘cadenas’ de piedrecillas alrededor del cuello; las ‘piedras gemelas’ – las dos hombreras  sobre los hombros; el ‘cilindro dorado’  en las manos, y las correas que se entrecruzan en su pecho. Ciertamente, va vestida con una ‘vestimenta PALA’ (‘vestimenta del soberano’), y en la cabeza lleva el casco SHU.GAR.RA, un término que, literalmente, significa ‘lo que hace ir lejos en el universo’. Todo esto nos  sugiere que el atuendo de Inanna era el de una aeronauta o un astronauta. » «Nephilim: El pueblo de los cohetes ígneos»

¡Que decir..! Aunque debo de aclarar que en algunos aspectos, en un primer momento, la representación encontrada en Mari,  y corroborando a Z. Sitchin, tiene detalles que pueden parecer extraños.  Detalles tan sugerentes como que la «Diosa del Vaso» era un ¡Surtidor de agua..! De ahí la posición del vaso y otros detalles, como que el hecho que esté hueca.

Emplazada en la sala del trono de Mari, donde se encontró tras éste, se supone que formaba parte de una pareja igual que representaba la «Abundancia» y que concuerda con los ritos de coronación meritas, donde el agua era vertida con esa significación. De ésta guisa, así, aparecen tales divinidades junto a Ishtar en representaciones  de la Fertilidad en cilindros-sello acadios (D. Collom) ¡Como..! Pues si.., después de todo resulta que nuestra venerable «diosa acuífera» no es Ishtar, y mucho menos Inanna, se trata de una diosa de segundo rango del extenso panteón mesopotámico… ¡Que decepción..!

Cilindro-sello post-acadio. III dinastía de Ur, (De izquierda a derecha..): Ishtar, una servidora portando un sacrificio , una diosa con un vaso que fluye, Gilgamesh,y la diosa Nisaba. El propietario es un escriba llamado Ili-Ishtar. British Museum.

Referencias:

http://www.etcsl.orinst.ox.ac.uk (University of Oxford Library)

«A concise dictionary of Akkadian» Jeremy J. Black (2000)

«Catalogue of the Western Asiatic seals in the British Museum» Dominique Collom (1985)

http://www.bibliotecapleyades.net.

Imágenes:

http://www.icobase.com

http://www.bibliotecapleyades.net

Los desvaríos de Z. Sitchin: Cilindro-sello «Hermitage»

Con éste cilindro-sello, supuestamente perteneciente a la colección del Museo Hermitage de San Petersburgo, concluyo con la serie de entradas en relación a determinadas piezas arqueológicas – en éste caso  un bosquejo del posible original – donde el fallecido Zecharia Sitchin y sus seguidores sustentan sus  teorías sobre el advenimiento extraterrestre. Sus afirmaciones sobre nuestra descendencia alienígena, como fruto de  manipulaciones genéticas en homínidos, de los fundadores de las primeras civilizaciones en Oriente Próximo, así como la existencia de bases extraterrestre en el planeta Marte hace 4.500 años.

«La información sumeria esta probada en textos sobre tablillas de arcilla; siendo la demostración pictórica que  soporta mis conclusiones, que incluyo en mi libro, la recreación de una representación de un cilindro-sello  de 4500 años de antigüedad, que se conserva en el Museo Hermitage de San Petersburgo en Rusia (fig  91 en Genesis Resvisted)

« (Refiriéndose al cilindro-sello..) Representa a un astronauta («hombre águila») en la Tierra ( el planeta marcado por siete puntos, acompañado por la luna creciente) y un astronauta sobre  Marte (El símbolo de la estrella de seis puntas) – Este último representado por un astronauta de la clase «Hombres-pez», estos equipados para realizar un amerizaje en el agua. Entre los dos planetas un objeto es representado,  pudiera ser una nave espacial, con los paneles y las antenas extendidos… »

Contextualizada la opinión vertida sobre  el bosquejo del original, e interpretada la imaginería que tales representaciones significan por parte de Zecharia Sitchin, voy a intentar dar por la mía una alternativa versión:

En primer lugar y por la características de lo representado,  aunque vuelvo a señalar que se trata del bosquejo de una impresión de un supuesto cilindro-sello, deduzco que  hablamos de un sello neo-asirio, no sumerio, y que por tanto posiblemente no tenga 4500 años, sino más bien  alrededor de  3000 años. En un primer vistazo,  resulta reseñable las diferencias de proporcionalidad morfológicas entre algunos de los distintos componentes del conjunto representado y que en un primer momento achacaremos a que se trate de una mala copia –  Las diferencias en cuanto a proporciones de los entes interpretados en los cilindros sellos mesopotámicos son    fruto de una diferenciación  en la dignidad,  Ejemplo: «Un dios, o regente divinizado, representado frente a la generalidad de los hombres». Caso descriptivo pudiera ser, aunque no se trate de un cilindro-sello,   la  conocida «Estela de Naram-Sin«. No se da en representaciones con una supuesta  misma dignidad –

Cilindro-sello neo-asirio. Siglo IX a.c. aprox.

A la Izquierda,  impresión moderna de un cilindro-sello del periodo neo-asirio, siglo IX a.c. aprox.  El diseño incluye  a un «girtablullû»  que sujeta un disco solar aladou «hombre-escorpión» –  Según la mitología babilónica, Estos  seres fueron creados por Tiamat y Apzu para combatir  contra los jóvenes dioses encabezados por Marduk. Posteriormente perdonados, pasaron a ser los  guardianes del «Camino del dios Sol», Shamash/Marduk,  así como de sus extremos que conducían al Inframundo – . A continuación aparecen, en la parte inferior,  dos símbolos de fertilidad: Uno de forma romboide, tal vez una vagina,  y otro  de forma fálica.  También figura, siguiendo de izquierda a derecha,  un «mušhuššu» ó «serpiente-dragón» sobre cuyo lomo se aprecian los símbolos de la lanza y el escoplo para escritura  – Símbolos babilónicos del dios Marduk y su hijo Nabu. En esta escena representarían  el «conocimiento» – y, a su vez,  sobre éstos,  una estrella y lo que parece una cabeza de carnero. Seguimos,  un signo que no puedo asegurar su significado – aunque me inclino a pensar que representa al «Sol Naciente» – y  el «árbol de la vida». Por la derecha apreciamos a el suplicante  y posible dueño del cilindro-sello,  ante la diosa de la izquierda que es Ishtar , – Aparece adornada con la «estrella de Venus» y sobre un atrio, en representación de su dignidad – sobre los que aparece el símbolo de la «luna creciente» – representación del dios Sin y que en un contexto asirio representa «el buen consejo», así como la sabiduría –.  Siete puntos que representan a Las Pléyades. –  Las Pléyades  es una figuración  representativa  del conjunto de los grandes dioses y su consejo, íntimamente relacionados  con la Luna y con su dios Sin.  En la mitología sumeria  toma imagen del «principio del mundo «, como toma de decisión conjunta de los dioses –.  Entre la «serpiente dragón y la diosa Ishtar aparece la figura de un pez como alegato  de la Abundancia. Podríamos  afirmar que se trata de un escenario de rogatoria hacia la diosa de la Fecundidad donde se pide su consejo y sabiduría con el beneplácito del resto de dioses principales.

Cilindro-sello neo-asirio. Siglo VIII a.c. aprox.

 A la derecha,  impresión de un cilindro-sello del periodo neo-asirio,  finales del siglo VIII a.c. aprox., Aparece por la izquierda una posible representación del dios Nabu – como «dios de la sabiduría» en el periodo referenciado y como  así parece indicar el «escoplo para escritura» que figura tras él,  así como su coronación planetaria, tal vez Mercurio (¿?),  y que se refrenda por su  acompañamiento de un mušhuššu que aparece acostado a sus pies.  –  A continuación, el audienciado y  entre éste y Nabu, la «luna creciente». Siguiendo con la descripción,  se figura «el Árbol de la Vida», en su diseño asirio y  sobre el que parece un disco solar alado  que representa a una divinidad solar – Aquí podríamos tener dudas,  tal vez se trate de Shamash, Assur e incluso pudiera ser Ahura Mazda -. A la izquierda del árbol,   la diosa Ishtar   y por último, las ya descritas en su representación, conjunto de las Pléyades.

Volviendo al supuesto cilindro-sello  «Hermitage» podemos apreciar en su diseño las siguientes figuraciones, de izquierda a derecha y de arriba a abajo:  Las Pléyades, una espada – símbolo de Marduk junto con la lanza, ya mencionada como representación de su soberanía divina -,  un «sebittu» asirio, una «luna creciente», un romboide – tal vez , de nuevo, el signo femenino de la fertilidad – , una mesa, un disco solar alado, un pez, una estrella y por último, otro sebittu pisciforme o «suhurmasû».

En un primer vistazo,  nada que ver con las alienígenas interpretaciones de Sitchin. Concluyo:

Representación neo-asiria de un pez-apkallu ó "suhurmasû". Siglo IX .a.c.

Representación neo-asiria de un "Umu-apkallu". Siglo IX a.c.

Udes. podrían pensar que , ¡Muy bien..!  ¿Pero  a que viene toda la anterior explicación y el desentrañamiento de los dos cilindro- sellos anteriores..? Muy simple. porque se trata de los argumentos para  constatar que el supuesto cilindro sello «Hermitage»… ¡No dice nada..!  Y no dice nada  porque no existe escenificación coherente ninguna , a  diferencia de los dos  sellos por mí presentados. Es sólo un conjunto de signos y figuraciones inconexas sin ningún propósito representativo (bueno..,  si  uno..:  Intentar sostener sus erráticas afirmaciones «exoterráqueas» marcianas…)  No cabe duda que existen sellos mesopotámicos con figuraciones similares y figurantes similares, pero en su comparativa con la generalidad faltan «participantes»– Caso por ejemplo que apareciera «el árbol de la vida» entre los sebittu ó que la mesa fuera parte de un ágape, o ritual,  pero debería aparecer  algún tipo de menaje -. También resulta paradójica la «desproporcionalidad» del disco solar alado con el  resto del conjunto, así como la disformidad entre los propios «sebittu» –  a parte que, a mi entender, el de la derecha da la sensación que  ha sido parcialmente «modificado» en su tocado con la idea, tal vez, de  darle un aire más «espacial» – El signo de la espada no cuadra en un supuesta escena de ritos «bit messeri» ó «bit ameli» no tiene concordancia alguna.  – Si bien es cierto que seguramente pudieran formar parte alguno de  los «apkallu» representados, pero en todo caso irían por parejas iguales – .Como tampoco es muy coherente la figuración  del pez o  el supuesto signo de fertilidad, si bien este último pudiera ser cualquier cosa.

En definitiva,  éste supuesto cilindro-sello «Hermitage» no cuadra, como hemos intentado demostrar, con  ninguna escenografía representativa artística de la mitología del  Antiguo Oriente Próximo.


Referencias e imágenes:

«Near Eastern seals» Dominique Collom (1990)

http://www.bibliotecapleyades.net

blogs.dion.ne.jp

edicolaweb.net

Los desvaríos de Z. Sitchin: Los Anunnaki y los Igigi

Resulta importante, antes de hacer referencia explícita a los anunnaki e Igigi, realizar una pequeña reseña sobre la consideración que la tradición histórica mesopotámica da a la creación del Universo.

El Universo, de acuerdo con las más antiguas explicaciones sumerias y acadias,  fue creado por los dioses en los inicios de los tiempos conforme a un acuerdo  establecido  entre ellos. Está narración, en líneas generales,  se mantiene tanto en los documentos correspondientes a la mitad III milenio a.c., como en el  nacionalista «Enuma Elish» babilónico, en las postrimerías del II milenio a.c , e  incluso en los textos preservados durante época  helenística de Uruk a finales del primer milenio a.c,  enumerando, en su generalidad, tres bóvedas metálicas que dividían el cielo, junto con una desconocida región situada por encima de éste, las llamadas «Cuatro regiones del Universo», «An.ub.da lim.mu.ba» en sumerio  o «kibràt arba∂i» en semita, y  cuyas acepciones perduraron hasta el final de la escritura cuneiforme.

« (30) Los Cielos Superiores son de piedra «luludanìtù». Ellos albergan a Anu. El acomodó  dentro a 300 Igigi. (31) Los Cielos Medios son de piedra «saggilmund». Ellos albergan a los Igigi. Bel se encumbró dentro, en lo alto (32) del santuario de lapislázuli. El proporcionó  allí una candela de cegador brillo. (33) Los Cielos Inferiores son de jaspe. Ellos albergan a las estrellas. El dibujó las constelaciones de los dioses sobre ellos. (34) En el (…)  de la Tierra Superior, el depositó los espíritus de la sabiduría (35) [En el] (…) de la Tierra Media, el acomodó a Ea, su padre. (36) (…) El no dio por olvidada la rebelión. (37) [En el (…) de la Baj]a Tierra, el expulsa a los 600 Anunnaki » «Los niveles del Universo».  Pasaje de KAR 307 (VAT 08917) Periodo neo-asirio. (912-612 a.c.)

Texto del Enuma-Elish. I milénio a.c. Photo by proel.org

Este planteamiento conceptual del Universo nos deja las evidencias de una curiosa situación: Por una lado aparecen los «apkallu» sobre la faz de la Tierra y los identifica como los «espíritus de la sabiduría» y por otro condena, parece ser que como consecuencia de una rebelión, a los anunnaki al «inframundo», «junto a sus puertas..» según la «Ubicación de Marduk para los demonios» (AfO 19 117 24-30),  si bien debemos aclarar que esta percepción universal era desconocida con anterioridad al reino medio asirio. La anterior afirmación nos hace pensar que tal situación pudiera tratarse de una secuela del proceder a encumbrar en el panteón general mesopotámico al dios asirio «Assur» en detrimento de dioses de la tradición sumerio-acadia como «En-lil» o «Anu». Un hecho significativo del texto es que los Igigi aparecen representados  en la línea 30 y 31  como » d5.1.1″, «Los Siete», mientras que los anunnaki lo son en la línea  37 como  «da-nun-na-ki» y que nos hace consideran una diferenciación de presencias y que puede ser corroborada en el siguiente texto:

«(1) ÊN ma-mit DÛ.A.BI  ša  LÚ DUMU  DINGIR- šú is-ba-tu (2) ú-pa-áš-šar maš-maš DINGIR.MEŠ dAsal-lú-hi  (continúa el texto …)  (109) ma-mit dI-(gi-gi).MEŠ (texto perdido…) (110) ma-mit  dA-nun-na-ki. MEŠ DINGIR.MEŠ (111) ma-mit DINGIR.MEŠ  muš-si-ti » Pasaje III tablilla de Šurpu. Series babilónico-kassita (1595-1157 a.c.)

« (1) Los efectos de las palabras de éste hombre (el hechicero…), hijo de dios, (2) De Asalluhi, el exorcista de los dioses, están por debajo  (…) (109) De la palabra de los Igigi (…) (110) De la palabra de los Anunnaki, los grandes dioses, (111) De la palabra de los dioses de la noche ».

Resulta paradójico, en un primer vistazo a ambos textos, que en los textos Shurpu kassitas, textos exorcistas íntimamente relacionado con los sacerdotes de alto rango babilónico, los «asipu», los anunnaki, si mantengan un rango de «Grandes Dioses»  y que resulta antagónico con lo antes propuesto . Vamos a tratar de explicarlo:

Una de las consideraciones mas habituales en las que se suele caer, a la hora de considerar la generalidad en los cultos mesopotámicos, es percibir una única vertiente de liturgias y tradiciones  sumerio-acadias y pretender sostenerlas exclusivamente sobre la evolución de las creencias babilónicas y dejar de lado, si bien éstas son paralelas y convergentes, panteones o estructuras como la asiria,  e incluso elamita o  merita. Así por ejemplo, en el primer texto aportado neo-asirio, la vinculación que se  da a Marduk,  al que se nos relata como «dentro del Sol» (VA 08917, 40) y nos dice: « Meslamtea es Marduk, quien se eleva y desciende del «Inframundo», porque Assur le confinó dentro de un agujero y abre su puerta » o según la denominación para el dios en el texto: «dAMAR-UTU» – o «Joven Toro del Sol». Siendo Utu el dios Sol de las creencias y escritos sumerios -, y de cuyas tablillas se presenta como propietario, Kisir-Assur, el exorcista del templo de Assur.  Por otro lado existe la evidencia de la existencia de una «reforma religiosa» con la llegada al poder de la dinastía amorrita del rey Hammurabi, 1792-1750 a.c.,  en la Alta Mesopotamia, junto con el incremento de la importancia de la ciudad de Babilonia, así como del conjunto templario de Esagila  donde Marduk, como dios hasta ese momento patronal, es encumbrado dentro  del panteón general sumerio-acadio y donde, igualmente, se percibe la decadencia  de  dioses como En-lil.  Estos acontecimientos tienen como desenlace un giro en la percepción teológica que conlleva una reestructuración del panteón mesopotámico y que queda reflejado en el conocido texto del «Enuma-Elish».

« (39) dMarduk šarru ilani ú-za∂ -iz (40) dA.nun.na.ki gim-ra-sut-nu e-liš u šap-liš (41) ú-ad-di a-na da-nim te-re-tuš na-sa-ru (42) 300 (5 UŠ) ina šamê[e] úkin ma-sar-tu (43) uš-taš-ni-ma al-ka-kát ersetim [tim] ú-as-sir (44) i-na šamê [e] ú ersetim[tim] 600 (DIŠ.U) uš-te-šib » Pasaje tablilla VI del «Enuma Elish».  primer milenio a.c. sobre textos del siglo XII a.c.  II dinastía de Isin.

«(39) Marduk, el rey, dividió a los dioses, (40) a todos los Anunnaki, entre arriba y abajo (41) El designó a Anu para proteger su mandato, el envió a 300 a los cielos como retén (42) e  hizo una segunda parte,  y pusola sobre la Tierra (43) (Así) en el Cielo y en la Tierra, a 600 el ubicó. »

Aunque, si bien, en la misma tablilla VI de «Enuma Elish» no dicta: «(69) 300 (5 UŠ) dI.gì-gì šá ša-ma-mi u 600 (DIŠ.U) šá apsî kali-šú-nu pah-ru» que traducido viene a decir: « 300 Igigi del Cielo y 600  del Apsu, todo ellos, fueron convocados »

Aunque ambos textos, en su trasfondo, nos dirijan hacia una lucha por el «poder celestial» – Según J.M. Blázquez, en referencia al Enuma Elish, nos dibuja una lucha entre los «antiguos dioses»y los «jóvenes dioses» – se pueden apreciar dos finales diferentes: Por un lado,  en el caso asirio y Assur, se trata de un «episodio de rebelión» que queda sofocado, siendo los rebeldes condenados al «inframundo» – En algunos textos aparecen como «shairsitim», «Los del mundo subterráneo» o  como «los jueces de los difuntos» – . En el caso babilónico y de Marduk, y siguiendo las opiniones de J.M. Blázquez, se trata de un derrocamiento en toda regla. Se  da la particularidad que en el bando de los «antiguos dioses» sólo sufren castigo  Tiamat , que es divida en dos partes a partir de la cuales se crea el Cielo y la Tierra – Como nota curiosa decir que el hecho de dividir en dos mitades a  un ente en sacrificio forma parte de los «rituales de juramento» en pactos entre entidades semitas enfrentadas,  apareciendo incluso en  diversos pasajes de la Biblia -, y el dios Kingu/Lamga, lugarteniente de la diosa Tiamat,  que es sacrificado  – Según la mitología mesopotámica,  de los restos de Kingu se creó al hombre, siendo la porción que cada hombre posee del dios inmolado su «espíritu inmortal» o «Ekimmu». Espíritu que a su muerte  habitará en el Kur o «Mas Allá»-,  mientras que el resto de los dioses involucrados son perdonados y reubicados.

Siguiendo con J.M. Blázquez, y ya en referencia a los «anunnaki», determina el origen del término  en las antiguas «teogonías cósmicas» sumerias de Nippur –  las teogonías cósmicas presentaban la necesidad de un elemento masculino y otro femenino. En Nippur,  de los dioses Anu y Antu  nace  el dios En-lil , que junto a En-lil,  y como padre de los dioses, engendra al resto -. Término éste  que representa un «todo» o  el concepto de la «deidad» como conjunto. (J.Black, 1999), siendo otras representaciones escritas acadias: » da.nun.na.ku»,» de.nun.na.ku»,  o » da.nun.na(ke4.ne)». Por otro lado tenemos otra acepción,  «Anunna»o «da.nun.na» que no aparece en los textos anteriores y cuyo significado, según nos dictan los estudiosos,  resulta sinónimo de anunnaki. Dicho esto, y desde mi punto de vista,  estas nomenclaturas suelen aparecer en contextos sumerios relacionados con el dios Enki, como  heredero de En-lil, en la ciudad de Eridu y con lo que  N. Kramer define como  la «Épica Sumeria» . – Enki, en el poema «Enki y el Orden del Mundo», se titula como «Señor de todos los Anunna» o bien como «den-ki en ḫe2-ĝal2-la da.nun.na-ke4-ne», «El Señor de multitud de Anunnaki», y de ésta guisa los dioses así  son citados en»El viaje de Enki a Nibru» (ETCSL 1.1.3)  –  y que podría dirigirnos a considerar, en su origen etimológico, una primera relación con las «Teogonías de Eridu»cuyos dioses poseían un carácter dual masculino-femenino . Una posible corroboración de los anterior vendría de la mano de  los «Himnos de Drehem» – Antigua Puzrih-Dagan, III dinastía de Ur,  ciudad  fundada entre el 2094-2047 a.c. -,  donde aparecen como «un todo» o como los «Cincuenta dioses de Eridu», «da.nun.na-eriduki nin.nu.bi»,  y que, tal vez, les conectaría con los «Inim», los dioses poseedores de los creadores «me»– Los «me»son la esencia de la creación de todo lo que existe en el mundo  y define a los dioses de carácter ctónico –,  unos  antiguos dioses principales, que en número de cincuenta, componían el panteón sumerio. Dicho esto, lo que parece evidente es que tanto unos como otros son el reflejo de la significación universal del «hecho divino» e inequívocamente, tanto anunna como anunnaki, son términos , que si bien «zarandeados» tanto por escribas como  por las diversas teogonías surgidas en el tiempo en Mesopotamia a lo largo de tres mil años,  vienen a reseñar lo mismo.

Otro concepto en similares derroteros es Igigi,  «Í.gì.gì», «Igigû» en acadio ó como hemos visto  plasmado anteriormente en escritura cifrada, como «d5.1.1″– Según J. Black, también aparecen representados como «ú-sa8» en contraposición a los annunaki que aparecen como  «d9″ o «[i] lim9» (MSL  XVII, 197) – y que autores como Hrozny interpretan como una variante semita para obviar representar el número siete por ser «tabú» (¿?) , aunque posiblemente sea debido al uso  de la base sexagesimal como términos nominativos, si bien está nomenclatura cifrada de los Igigi incluso llegó  a ser incluso  «d5″. En un contexto amorrito-babilónico, los Igigi,  aparecen como los «Grandes Príncipes»  o los «Diez Dioses Principales», donde, parece ser, fueron introducidos como concepto divino. Aunque con el siguiente texto afrontamos nuevas dudas:

«(1) Cuando los dioses hacían de hombres, del trabajo, ellos llevaban la carga. Dioses, «La carga era demasiado pesada». Las labores muy duras, los inconvenientes muchos. Los grandes Anunnaki hicieron a los Igigi, llevar las tareas de siete »  Pasaje de la «Epopeya de Atrahasis». (BM-78941-78943) Tablilla I. versión del Siglo XVII a.c. Sippar.

Siguiendo el relato  de la «‘Epica de Atrahasis, nos encontramos una situación ya conocida en  anteriores apuntes: Un revuelta por parte de los dioses, en éste caso de los igigi, ¿Os suena..?,  que lleva a considerar la creación del hombre, si bien es cierto que en la «Épica de Atrahasis» es el dios «Gesthu-e»  quien es inmolado  y la humanidad es creada mediante el parto de la «Diosa Madre»o «Belet-ili» –

«(25) El trigo abrió la boca y dijo (26) nombrando a Nisaba como «diosa del inframundo»: (27) Nisaba, ¿Porqué tu creces sobre la tierra..?(28) Tú has traído la disesión entre las plantas. (29) Tu has engendrado conflictos y (con tu comportamiento) has invocado a los demonios. (30)Tu hablas mentiras y las sostienes (31) Tú has traído la disputa entre Igigi y Anunnaki. » Pasaje de la fábula «Nisaba y el trigo». Periodo neo-asirio. Siglo VII a.c. Sultantepe.

Según las narraciones aportadas, nada para ser estar, evidentemente.., aclarado  y pueden  continuar preguntas como: ¿Quienes eran en definitiva  los Anunnaki (o Anunna e  Igigi..) y que papel tuvieron en el desarrollo de  la teogonía mesopotámica..?  ¿Cual era en definitiva su número y que implicaciones tenía..? ¿Cual es su origen dentro de las diferentes teogonías..? ¿Quienes eran los dioses residentes del Cielo Superior, del Cielo Medio, del Apsu o del «inframundo»,..?  y por último  ¿Que versión de la creación es la mas  fidedigna: El «Enuma-Elish», la de KAR 307, o las múltiples existentes de carácter sumerio-acadio, caso del «Génesis de Dunnu»..?

Para estas contestaciones Zecharia Sitchin  y sus seguidores nos dan una iluminada contestación: «Se trata de seres extraterrestres de apariencia reptiloide procedentes del planeta Nibiru. Planeta cuya órbita, dentro del Sistema Solar, le acerca a la Tierra cada 2500 años»

Yo, más mundano,  me atrevería a pensar que se trata de la evolución, durante milenios, de varias teogonías ctónicas y cósmicas repartidas por Mesopotamia, con un posible origen sumerio, que se entremezclaron con otras de carácter astral culturalmente semíticas, en un desarrollo sincrético que posteriormente  siguió evolucionando. Ésta evolución, así como la anterior,  incluyó  un proceso de sustitución, asimilación y adopción de multitud de dioses, así como de conceptos,  en función de un crisol de culturas, que posteriormente se cristalizaron en unos principales  panteones que fueron el  asirio, el babilónico y donde podríamos incluir otros ya mencionados.

Cito por último a  J.M. Blazquez en «Mitos de la Creación Mesopotámica»:

« Como puntualiza J. Bottéro, el Poema  no fue para su autores ni para aquellos que lo usaban, ni un libro santo,  ni una autoridad religiosa, ni una doctrina verdadera, conceptos alejados de una religión popular, como era la de Mesopotamia. Baste recordar que después de su redacción, aunque el clero de Babilonia había conseguido elevar a Marduk, este dios nunca reemplazó a Enlil y jamás formó parte de la antigua triada compuesta por Anu, Enlil y Ea, que perdieron poco a poco la supremacía en el culto. Los devotos se encomendaban más bien a Marduk ó a las deidades astrales como Ishtar y, principalmente, Shamash, dios solar. La denominación Poema babilónico de la Creación ó Enuma Elish es impropia, pues su finalidad no fue de ningún modo el tratamiento teogónico, cosmogónico y antropogónico..»

Temas relacionados:

«Cilindro-sello VA 243«, La»Estela de Naram-Sin«,  La»Copa de Gudea»

Referencias y textos:

«Mesopotamian Cosmic Geography» Wayne Horowitz (1998)

«A concise dictionary of Akkadian» J.A.Black. A George & N. Postgate (2007)

«Šurpu, a collection of sumerian and akkadian incantations» Erica Reiner (1958)

www. etcs.orinst.ox.ac.uk

Imágenes:

http://www.proel.org

Los desvaríos de Z. Sitchin: La Estela de Naram-Sin.

Detalle del texto elamita de la «Estela de la victoria de Naram-Sin» realizado en el Siglo XII a.c. Musée du Louvre

La estela conocida por el nombre de «La victoria de Naram-Sin», pertenece a la colección del Musée du Louvre de París, y  está catalogada como SB 00004.  Está pieza esta soportada en una piedra de dolomita rosa – la dolomita es una piedra sedimentaria compuesta principalmente por calcita, o aragonito,  y magnesita. Se forman por la cristalización del carbonato cálcico y magnésico. Dureza 3/4 en escala de Mohs – y cuyo posible origen extractivo esté en  las montañas del actual Kurdistán –  según The Cambridge Ancient History –. Tiene una altura de 2 metros por 1,05 metros de ancho. Encontrada en la excavaciones realizadas en  la antigua ciudad de Susa por Jacques de Morgan en 1900, pero correspondiente al periodo acádico.  Fechada entre los años 2254-2218 a.c. , aparte de los relieves, dispone de tres columnas de inscripciones en acadio en la parte izquierda superior, así como un texto en caracteres elamitas, fechado en el siglo XII a.c., y que se inscribe dentro de la representación en la parte derecha.

« El divino (din.gir) Naram-Sin, el poderoso (10 líneas ilegibles ó perdidas…) en las montañas de las hordas Lullubi y una batalla (15 líneas…) dedicado a la deidad.. (10 líneas…) » Inscripción en acadio  de la «Estela de Naram-Sin», siglo XXIII a.c.

«Yo soy Shutruk-Nahhunte, hijo de Hallutush-Inshushinak, el amado servidor de Inshushinak, rey de Anshan y Susa, continuador de su estirpe, protector de Elam, príncipe de Elam. Como comandante de Inshushinak, yo derrote a Sippar. Cogí la estela de Naram-Sin en mi mano, la arranqué y la llevé conmigo a Elam. Yo la tomé como ofrenda para mi señor, Inshushinak. » Inscripción en elamita de la «Estela de Naram-Sin», siglo XII a.c.

No debe cabernos duda, en cuanto a la historia como tal de la estela, que el original emplazamiento de ésta reseña votiva debemos situarlo en la ciudad de Sippar,  mas exactamente, y según parece,  en el «Ebabbar» o  templo de dios-solar Shamash (Bucellatti, 1993) , y que fue mandada tallar por el nieto de Sargón I de la dinastía de Akkad,  en conmemoración de su victoria ante los «lullubi» . Los «Lulubi» o lullubi eran tribus nómadas de las estribaciones centrales de los Montes Zagros que parece ser fueron sometidas durante el reinado del abuelo de Naram-Sin. – Si tenemos en cuenta la revueltas durante su reinado ésta campaña con victoria sobre el rey Satuni de Lullubum/Zamua,  sería una operación de castigo ante una sublevación. La estela formó  posteriormente parte del botín elamita en sus campañas entre el 1158 y el 1174 a.c., aprox. , momento en el cual la ciudad de  Sippar ya formaba parte del reino  kassita-babilónico.

El contexto histórico del rey acadio habría que situarlo a la sombra de la figura  de Sargón- Es de notar que muchas dinastías, futuras reinantes en Mesopotamia,  tales como la kassita,  la asiria, y la amorrita,  consideraban hecho probado e incontestable su supuesta  descendencia con el fundador del imperio acadio  – y dentro de un  periodo de continuo intento  de consolidación del reino. Labor que englobó la obra de su padre el rey Rimush, 2278-2270 a.c., así como de su tío, el rey Manishtushu, 2269-2255 a.c.. Éste  proceso de afianzamiento de la soberanía acadia en Sumer, culminó con un intento de «reforma religiosa» en favor del panteón semita ,  Ishtar, Shamash y Sin, y que sin duda tiene, como nos dicta F. Lara (1999),   los tintes de un intento de unificación territorial a través de la unificación de creencias. Sometimiento al panteón religioso acadio que tiene, por otro lado, el consiguiente control de la «vertiente económica» del país.  Dicho esto, aquí habría que recordar que en las atomizadas ciudades sumerias, el templo era el centro político y económico del país.  El sometimiento, bajo la supremacía de un  dios-rey , de la actividad de los templos, implicaba indirectamente supeditar al soberano acadio el entramado económico de las diferentes ciudades que componían el imperio y  tuvo como consecuencia la rebelión del sacerdocio sumerio, y con ellos de sus ciudades,  contra la política del soberano, siendo una de las causas que precipitó, un siglo más tarde,  el  fin del poderío  acadio.

Desplegar…

Una fotografía general de la talla nos sugiere la representación de la escena culminante de una batalla donde los portaestandarte del ejercito vencedor, encabezados por  un líder, culminan su ascenso a una cumbre, dejando a su paso un rastro de cadáveres de vencidos, así como de enemigos pidiendo indulgencia – aparece a la derecha, y de arriba a bajo,  una figura abatida portando una lanza, otra suplicante, otro con el asta rota de la lanza, y una última rindiendo pleitesía en un acto de rendición (notar la posición, de sometimiento,  del arma sobre el hombro, típicamente acadia…) – y en cuya cumbre, frente al general, se sitúa lo que parece una estructura de forma cónica que a su vez está coronada por dos figuras circulares – y tal vez, una más, deteriorada. por  el paso de los años (¿?) – Figuras estas últimas que intentaremos analizar más tarde, no sin antes dar la versión de Zecharia Sitchin.

« Una estela sumeria que se exhibe en el Louvre, en París, puede muy bien representar el incidente del que se habla en el Libro de Génesis. (…) Pero la gran figura central es la de una deidad y no la de un rey humano, pues lleva un casco con cuernos, la marca de identidad exclusiva de los dioses.

Además esta figura central no parece ser el líder de los humanos, más pequeños en tamaño, sino que parece estar pasándoles por encima. Por su parte, los humanos no parecen estar metidos en ninguna actividad guerrera, sino que parecen estar marchando hacia, y adorando, el mismo objeto cónico grande sobre el cual tiene puesta su atención la deidad. Armado con un arco y una lanza, la deidad parece ver el objeto como algo amenazador  que como un objeto de adoración » Pasaje de «Los Nephilim. El pueblo de los cohetes ígneos» capítulo 5 del libro «El duodécimo planeta» Z. Sitchin.

Nota sobre el texto: Cuando habla del incidente del texto del Génesis suponemos que se trata de Ge 6: 1-4 y  el pasaje de los Nephilim que Z. Sitchin asimila con «extraterrestres».  Nota: El objeto «amenazador» es descrito en el capítulo como un «cohete» o «nave espacial»

Expuesto esto, vamos a intentar ir «desentrañando» la simbología de la estela en función del pasaje anterior. En principio quiero hacer notar que no me parece muy «académico» , sobre todo tratándose de un  supuesto profesional, titular como sumeria ésta talla.  Existen excelsos motivos, ya comentados, como para darle un origen acadio,  incluso el mismo Z. Sitchin nos afirma tal suposición al datar  la estela  en los «alrededores del  año 2300 a.c.»  . Es cierto que la figura central, del que yo denominaré como»líder», pude ser admitida como la representación de un dios, ya que podría tratarse  del diosŠamaš/Shamash, si tenemos en cuenta su antiguas atribuciones guerreras y dentro de un contexto semìtico-acadio,  su función como elemento votivo  y su ubicación primigenia en el «Ebbabar». A esto habría que contraponer el hecho que el propio Naram-Sin se titula, y así parece  en el texto acadio de la estela,  como «divinidad»  al anteponer el determinativo «dingir», «dios»,  a su propio nombre y cuya vocación está evidenciada en otros textos acadios. – Su proclamación como «divinidad viva»  fue otro de  los orígenes de sus desavenencias con el clero sumerio (Liverani, 1991) -.Por otro lado,  podría llevar también a equívoco el  párrafo que figura en el texto:  «dedicado a la deidad…» , que tal pudiera dar lugar a confusión,  así como su representación en un mayor tamaño,  aunque esto no supone más que la corroboración de lo anteriormente expuesto en relación con Naram-Sin.

El siguiente párrafo del texto de Z. Sitchin, en  cuanto al significado de la escena, ya ha sido comentado por mi anteriormente, si algún lector tiene dudas al respecto, le conmino a que despliegue la segunda foto de la entrada donde se aprecian mejor los detalles de la talla . Con respecto a la interpretación que se le ,  por parte de anterior..,  no puedo comentar mas que el hecho que posiblemente  tratamos con una » imaginación privilegiada».  En cuanto al «objeto cónico grande», también sugiero una ampliación de la primera o segunda foto, yo no consigo vislumbrar mas que un «dolmen» en representación de  la «cúspide de una montaña». Como alternativa,  algunos autores sugieren que  la escena habría que interpertrarla como una reafirmación de su divinidad al alzarse hasta «los Cielos» que supone la «cima de la montaña», asimilándola con  un «ziqqurat» o torre escalonada que poseen los templos principales.  De igual manera,  tampoco veo en la «pose de la divinidad» ninguna acepción o gesto facial, ya que el rostro está muy deteriorado,   que nos indique  un estado  de «temor», si no que mas bien parece intuirse una composición de  soberanía ante la victoria.

Representación kassita  del dios Šamaš, II milénio a.c. Musée du Louvre

Otro tema diferente sería la aparición de los dos astros -tres, si aceptamos, como algunos sugieren,  la posibilidad de un tercero deteriorado – que son representaciones, a mi entender,  claramente solares, siendo una de ellas de asimilación inevitable con una figuración del dios Shamash. En la foto de la derecha aparece una igual representación kassita astral, y donde Shamash aparece sosteniendo la cuerda  y la vara de medir como símbolos de su divinidad: Una estrella de ocho puntas complementada con otras ocho «flamígeras». La otra igual representación solar pudiera tratarse del dios Nergal, un dios referenciado como el «Sol del Atardecer», divinidad de la guerra, del «país de los muertos» y divinidad patronal de Lagash, y si hubiera un tercero, sería aceptable suponer que pudiera tratarse de Ninurta/Ningirsu, el «Dios-Sol del Mediodía» y patrón de la ciudad de Girsu. Aunque,  dicho esto,  yo me inclino, y es una conjetura, por una doble representación, mas semítica, del dios Šamaš, en una alegoría de sus dos vertientes divinas: Una,  como custodio de la Ley y y lo que es justo, y otra como » Dios  de la Guerra», de tal manera que podríamos olvidarnos de un supuesto tercer componente estelar. Otra suposición, obviando de nuevo un tercer astro, es la representación del propio Naram-Sin que tomaría los atributos de una divinidad al compartir misma representación con el dios solar.

De lo que si me olvidaría,  sin reparos..,  y en referencia a estos  símbolos estelares,  el atribuirlos, como sostienen los seguidores de nuestro estimado segundo protagonista literario, Z. Sitchin , a un sistema solar binario o de dos soles. Un sistema planetario que sería el origen interestelar  de las supuestas «naves espaciales» que  según nuestro escritor sin parangón y supuestamente vilipendiado por  la «ciencia oficialista»,  aparecen en nuestra «maltratada» estela.

Referencias:

«Darius I and the heroes of Akkad» in «Ancient Near Eastern Art in context» (2007)  M.H. Feldman.

http://www.louvre.fr

Los desvaríos de Z. Sitchin: Cilindro-sello VA 243.

Cilindro-sello del periodo kassita. siglo XVI a.c. Comparativa de su tamaño

Perteneciente a la colección del Vorderasitische Museum de Berlín, y catalogada como VA 243, está pieza esta basada en una piedra de serpentina – Serpentinita, roca  de color verdoso en varios tonos formada a partir del metamorfismo de rocas magmáticas ultramáficas o periodotitas. Dureza 3/4 en escala de Mohs – , cortada de forma cilíndrica, y que tiene una longitud de veinte milímetros, así como un diámetro de treinta y cuatro. Comprada en 1885 por un coleccionista privado que aseguraba su orígenes a cincuenta kilómetros de la población de Kut en Irak,  fue tallada para su uso como cilindro-sello en la época acadia aprox.  entre el 2330-2150 a.c.

Los cilindros-sellos fueron profusamente utilizados en las civilizaciones de Oriente Medio a partir del VI milenio a.c. aprox., –  aunque se tiene conocimiento de sellos cerámicos o «sellos de estampación» en Mesopotamia,  correspondientes al periodo de El Obeid,  V y IV milenio a.c.,  su tallado cilíndrico se especula comenzara en el periodo de Uruk, 3750-3150 a.c., o bien  el de «Jemdet Nasr»,  año 3150-2900 a.c. – teniendo como uso primario las funciones de rúbrica para documentos administrativos, así como la identificación propietaria de mercancías e inmuebles y cuya utilización perduró hasta finales de periodo neo-asirio en el primer milenio. a.c. cuando unos nuevos modelos de «sellos de estampación» los sustituyeron. En paralelo a su utilización mesopotámica,  se conoce su uso tanto en Mari, Levante, en Ugarit, así como en la meseta iránia y en las civilizaciones del Valle del Indo, si bien su utilización fue sustituida en el II milenio por modelos de estampación, en el caso de Canaan por la influencia del sello egipcio,  «escarabajo sello»y en las dos segundas por el modelo de estampación hittita, un sello que perduró en su utilización en la península de Anatolia desde el periodo de Obeid. 

La tipología de estos sellos cilíndrico pueden ser divididos, en función de su propiedad, en tres tipos diferentes: «De identificación personal» o «de rúbrica», estatales u oficiales, y votivos o sellos templarios. En el caso de los identificatorios personales se tiene conocimiento  desde el periodo de Uruk III, de la no existencia de restricciones en su utilización. Cualquiera que pudiera pagarse su elaboración podía ser poseedor de unos de ellos – Se conocen sellos personales de mujeres, aunque en mucha menor proporción, así como que solían ser regalos por parte de parientes al futuro propietario -. Su perdida solía ser hecho de conmoción para el propietario y mal presagio, hasta el punto que se conservan textos, en Uruk III y en el periodo  pre-babilónico, de relaciones de propietarios, así como del año, mes y día de su creación y entrega al futuro dueño.

Los sellos oficiales y estatales, incluyendo los sellos personales de la realeza, como parece obvio,  tuvieron un uso más formal y restringido. Las más antiguas y raras piezas correspondientes a este subgrupo son sellos representativos de la  ciudad-estado  de Ur  y Jemdet Nasr, y cuyas tallas narran escenas pastoriles y simbólicas. Su uso primordial el cierre de tratados comerciales y políticos. Durante el II milenio, los sellos reales, se consideraban «incontestables» e «inimitables»; tal era así que se guardaban, al muerte del poseedor, en el tesoro de templo. De esta guisa, nos aparece en un texto neo-asirio, donde  el rey Senaquerib describe el hallazgo, cinco siglos mas tarde,  en el templo de Marduk del sello de Tukulti-Ninurta muerto en el 1208 a.c.

Los cilindros votivos tenían solían ser ofrendas que los reyes hacían a los dioses en el templo, eran considerados propiedad del santuario y mas exactamente del dios. Las representaciones de estos sellos iban enfocadas a propiciar la salud y la prosperidad del rey y su familia, siendo sus motivos ornamentales y de gran delicadeza, los denominados en acadio, «kunukketi», plural de «ku-nu-kku». Se tiene evidencia de la utilización de estos sellos para operaciones comerciales y transacciones vinculadas al dios de referencia, aunque la administración del  templo  tuviera su propia «rúbrica».

Cilindro-sello y su estampación. El motivo son animales fantásticos junto con signos micénico-chipriotas. Siglo XIV a.c, Chipre. Museé du Louvre.

Los «bur.gul» sumerios – «pur-ku-llu» en acadio – eran trabajados por unos artesanos de alto rango denominados «za-dim», vinculados al estamento palaciego,  que diseñaban y escogían las piedras a labrar. Piedras que podían,  en función de su diseño  y antigüedad creativa, estar perforadas longitudinalmente para poder ser colgadas en el cuello mediante una cadena u otro medio, aunque existen piezas sin perforación y sellos que incluyen un pasador en la parte superior del conjunto. El material del cilindro solía ser de piedra semi-preciosa u ornamental – lapislázuli, hematita, calcedonia, cornalina, pirofilita, la ya mencionada serpentina, etc – o  bien de composición cerámica, aunque tampoco se descarta la utilización de madera para su fabricación. Su método de empleo consistía en rodar la talla sobre una superficie húmeda que tuviera la propiedad de permitir la impresión de los motivos, y su conservación,  después de seca.

Pero volvamos a cilindro-sello VA 243.


En el caso de esta estampación, con en otras muchas, aparece un texto en acadio que nos comunica (izquierda a derecha y de  arriba  a bajo, según la escritura mesopotámica):

« Dub-si-ga| Ili-il-la-at |Ir-su |» ;  « Dursiga, «el hombre de armas», tu siervo » (en referencia a X divinidad…).

En principio,  por éste texto, podríamos suponer que el propietario era un guerrero. A primera vista , la parte escrita del sello  no nos proporciona más información, salvo que se trata de un «cilindro-sello de presentación», con motivos religiosos,  típico de la época acadia, y donde la «divinidad»,  que incluso pudiera ser un rey  o un regente aparece sentada en un trono junto con dos personajes (de derecha a izquierda…): Un «introductor», o «sum-ma»,  y el personaje que pide la audiencia – En este que caso es de notar que el audienciado tiene en su mano derecha, reclinado sobre el hombro al estilo representativo acadio, lo que parece ser el cetro de «cabeza de león» de Nergal,  en su vertiente como dios de la guerra o quien mantiene el «Orden en el Mundo»-. Adivinar con que tipo de divinidad estamos tratando resulta más complicado. En general, los cilindros-sello de época acadia no suelen revelar claramente los atributos divinos  a diferencia de las representaciones sumerias,  si bien podemos afirmar que se trata de un dios por los ropajes y el tocado,  al igual que el «maestro de ceremonias», y que su mano derecha se apoya en lo que parece ser un «arado».  Si esto fuera así, podría tratarse del dios Ningirsu, Ninurta,  o tal vez Ea/En-ki,  e  incluso el dios amorrita Amurru/Mar-tu, si en éste último tenemos en cuenta el «íbice de las montañas» que aparece a su derecha o el motivo serpenteante de detrás de su cabeza, o   bien En-lil, si le consideramos como «inventor», como así aparece en algunos textos, del arado.

Nos queda por dilucidar, entre otros, y es  aquí, exclusivamente, donde seguidores de Z. Sitchin,  tienen expuestas sus creencias: «El motivo  que aparece  entre el «recepcionado» y el «intercesor divino».  En principio se trata de la representación de una «estrella de seis puntas», o esferoide refulgente,  rodeada de once  esferoides y un último,  separado del resto, entre el intercesor y la divinidad.

Según la opinión de determinados asiriólogos y estudiosos, que se han dignado a darle vueltas a esta pieza, y que por si misma no tiene mayor interés que el de otras similares,  parece ser que se trata de un conjunto que representa «Las Pléyades» (Van Buren, 1941), «mu-mul» en idioma acadio,  – Las Pléyades son un conjunto de estrellas, observables a simple vista,  cercanas a la constelación de Tauro. y que resaltan, de siete a once de ellas,  por su luminosidad  – Aparecen también como motivo en otros cilindros-sellos mesopotámicos, de Oriente Medio y mediterráneos (Teisser,1984). Los diferentes puntos que representan a Las Pléyades. suponen una figuración representativa del conjunto de los grandes dioses y su consejo divino. Estos consejos sumerio-acadios estarán posteriormente  íntimamente relacionados, ya con la época acadia asentada,  con la soberanía divina del dios lunar Sin,  así como con los ciclos lunares. Su representación  en la imaginería sumeria anterior  tomaba un sentido del «Principio del Mundo» como acontecimiento causado por la decisión colegiada de los dioses al inicio de los tiempos.  El hecho que resalte un gran esferoide brillante en el centro  de las Pléyades no  debería tener otra explicación que la representación  del dios supremo Anu dentro del denominado «Lugar donde los Destinos son Establecidos», así como su presidencia y dignidad dentro del citado consejo.

Dicho esto, resulta razonable interpretar que uno de los puntos que se encuentra desplazado, y que aparece entre el «introductor» y el dios, pudiera ser la alegoría del mismo dios  objeto de la audiencia y que parece dejar el cónclave de los dioses  para atender el suplicatorio.

«Las palabras de Anu se establecen con firmeza, (y)  ningún dios podría oponerse a ellas. En el «Lugar donde los Destinos son Establecidos», los Anunna se congregan en torno a El. […]  (20) El ha hecho posible la manifestación de todos los «Me» Sagrados, los dioses del Cielo que se congregan en torno a El […]  (23) El ha implementado con perfección la Planificación Divina; los dioses de la Tierra [se congregan en torno a el] (Junto) con los augustos y nobles (¿?) …»  Pasaje del “Adab de Lipit-Ištar a Anu”, líneas 1 a 29. Siglo XXII-XXI a.c.

A esto se pueden añadir otras evidencias como:

  1. Los sumerios y acádios desconocían el hecho heliocéntrico del Sistema Solar. Según sus mitología,  Utu/ Shamash,  el dios-Sol recorría el Cielo de este a oeste de día, y por las noches volvía a situarse en el este atravesando el «Kur» – El reino de los muertos y espíritus -. ¡Se movía..!, Por tanto,  es imposible que  fuera representado como  eje de un supuesto sistema planetario de once planetas+ la Luna.
  2. Los acadios no conceptuaban mas que de  cinco a siete «entes astrales» divinos principales :  El Sol, Venus,  la Luna, y en un segundo plano,  Marte y Júpiter y tal vez los planetas Mercurio y Saturno.  Por tanto, es imposible que conociera la existencia, y por esta razón no aparece referencia en ningún texto mesopotámico conocido al planeta o planetoide Plutón, así como de los planetas Urano y Neptuno,  con los que completar un Sistema Solar de diez componentes + la Luna.+ «Nibiru» que suponen los partidarios de Zecharia Sitchin representa esta imagen.

Supuesto conocimiento mesopotámico del Sistema Solar, según el  sello VA 243, en el siglo XXIV-XXII a.c.

A estas razones podemos añadir otras como que el  término  «Ni-bi-ru» o «Ne.be.ru», y que ciertamente en algunos textos neo-babilónicos aparece como característica del «ente astral» relacionado con el dios Marduk. –  Su traducción  viene a ser «el que cruza»-, resulta negativo que puede relacionarse con éste  cilindro-sello por la razón que el dios Marduk, como tal, es  desconocido como deidad  en el panteón supremo de Akkad , siglos XXIV-XXII  a.c. , y cuya aparición histórica  debe emparejarse con el ascenso de la ciudad de Babilonia al poder en Mesopotamia y por tanto,  como muy pronto, con  el fin de la III dinastía de Ur  en el siglo XX a.c.  Es más,   en ningún momento es elevado a la dignidad suprema del panteón mesopotámico hasta  el asentamiento  del poderío soberano  kassita en Babilonia en el siglo XVIII a.c.

De igual manera,  y esto si hubiera sido significativo, ninguna deidad anterior  conocida tomó como signo astral tal planeta. El dios Marduk siempre que ha sido asimilado,  lo fue con  Mercurio,»udu.idim.gu» en  sumerio (tablilla K 6174), con la «Estrella Polar», «thu-ban» en acadio (Enuma Elish, 5) ,  o bien con Júpiter en el «Mul.apin», un tratado astrológico babilonio.

Aceptando la posibilidad, por ejemplo, que el motivo central se trate de una estrella, dentro de éstas a la «Estrella Polar»,  y por tanto una representación de Marduk o de un dios asimilable. Es de notar que la estructura del firmamento sumerio consistía en un bóveda semi-esférica asentada en los bordes de un «disco plano» que era la Tierra y donde «thu-ban» representaba el punto álgido de la elíptica, «coronando»  al resto de las estrellas y no  como eje.

« Cuando  las estrellas de Enlil han finalizado, una gran estrella, aunque su luz es tenue, divide el firmamento y permanece ahí, es «sag.me.gar» (Júpiter…), la estrella de Marduk, que cambia su posición y la que cruza,  («ne.be.ru»…),  el cielo » Pasaje del «Mul.Apin» sobre texto sumerio-babilónico del siglo VII a.c., de una recopilación anterior  realizada en el siglo X a.c.

Anexo: Debo añadir que los cilindros- sellos tenían la consideración de «amuletos», aquí habría  que recordar la importancia que tenía el «perder el nombre» en los textos punitivos mesopotámicos, así como que eran utilizados en los rituales «maqlu» vinculados al remedio de maleficios y prácticas mágicas de los «kassatu» o  las «kassaptu», los hechiceros y las brujas.  Y para terminar una sugerencia:  Cojan lo descrito aquí como explicación plausible para éste cilindro-sello , y que yo titularía como «Adiós a las armas»,   ante lo evidente de la composición que representa,  y hagan Udes. lo mismo.

Referencias:

«Ancient Near Eastern cylinder seals from Marcopolic Collection» Beatrice Teisser (1984)

«The Myth of the sumerian 12th planet» Michael S. Heiser (2009)

en.www.wikipedia.com

Fotos: Wikipedia y otros