Vettones

Representación en modillón de una divinidad trifacial celto vettona, tal vez Lug.  Montemayor del Río, Salamanca.

La referencia mas antigua que se posee de los vettones y sobre los poblamientos prerromanos es la Ora marítima escrita en el siglo IV d.C por Festo Avieno, aunque basada en los «periplos» o viajes massaliotas del siglo VI a.C , griegos  provenientes de Massalia , la actual Marsella, y tal vez escritos por Euthymenes, si bien es de reseñar que ahora se les supone una fuente fenicia. Esta recopilación de relatos,  situaban a los «Celtas» como vecinos de los» Ligures», localizando geográficamente a un parte de este pueblo, al que denomina «Saefes», en el oeste peninsular entre los valles del Tajo y del Duero; Aunque por tratarse de relatos de localización geográfica de poblaciones, no nos permite deducir ninguna identidad social, política o cultural específica.

Los testimonios, en cuanto a la identidad etnográfica, provienen de los autores que acompañaron a los ejércitos púnicos y romanos en la conquista de Hispania (Estrabón, Plinio y Ptolomeo, fundamentalmente…) y de los que se deduce que los vettones ocupaban, a final de la Edad del Hierro, un núcleo fundamental que debió situarse entre las cuencas del Tormes, Duero y Tajo, en un territorio equivalente a 32.000 km cuadrados. Región que se extiende por el SO de Zamora , la casi totalidad de las actuales provincias de Salamanca y Ávila (salvo su extremo norte), el occidente de Toledo y la mitad norte de Cáceres, prolongándose su acervo cultural hasta las proximidades del Guadiana. Comarca que en su orografía presenta una abundante superficie de sierras quebradas, con picos por encima de los 2.400 metros y en las que se intercalan amplias zonas de valles. Esto supone para la región vettona tener un clima basado en una elevada altitud media y en una compleja orografía, siendo consecuencia de ello que el paisaje se inserte en un clima mediterráneo fuertemente continentalizado, con elevadas amplitudes términas resultantes de largos y fríos inviernos de entre 3 y 4 grados de media, así como de veranos breves y cálidos, con valores entre los 20 y 22 grados.

La organización social se definía mediante grupos familiares ó clanes que regían sus relaciones mediante el hospidum ó pacto de hospitalidad, mediante el cual un grupo ó indivíduo aislado era aceptado por otra comunidad o grupo familiar en pie de igualdad. Estos pactos garantizaban la movilidad y la convivencia entre los grupos de una comarca, regidos por la teseras ó tablas de la hospitalidad.

Por los escritos clásicos, conocemos también la existencia de jefaturas de carácter militar temporales y electas entre vettones y lusitanos, que podían derivar en el «devotio». El devotio es vinculación de carácter religioso e ideológico a través de la cual, un guerrero se consagra de por vida a su jefe, como así evidencian los casos de Sertorio y Viriato, y  cuyo ritual fúnebre culminaba con el suicidio mediante la realización de combates individuales entre los guerreros vinculados.

Como entre los celtas en general, los vettones celebraban sus cultos al aire libre. Estos espacios sagrados o «nemetón», están relacionados con el culto a la divinidad y  presentaban modalidades diversas: Peñas, bosques, árboles, fuentes, cuevas.. etc y cuyas prácticas llegaron en el tiempo hasta el Bajo Imperio romano y la Edad Media. Un ejemplo de estos lugares es el conjunto de Ulaca en Ávila y que consisten en un receptáculo en el que destaca un sólido rectángulo labrado en la roca, así como otras excavaciones dependientes que están relacionadas con complejos rituales de sangre y agua. Agua que tomaba el valor de vía de comunicación con el «Más Allá» y que se utilizaba, en el caso de baños de vapor, para ritos iniciáticos. Del igual manera las aguas corrientes eran utilizadas depositar las cenizas de las cremaciones funerarias y que explica la falta de extensos cementerios en los asentamientos vettones. Dentro de la tipología de santuarios anteriormente mencionados, encontramos los dedicados al dios Valarius en Raso de Candeleda, en Peñalba de Villaestar dedicado al dios celta Lugh, a Atecina en Alcuescar o de aras dedicadas a Togoti, una divinidad vettona de carácter guerrero. Éstas ceremonias incluían holocaustos sangrientos que eran protagonizados por animales,y  en algunos casos a seres humanos, teniendo un marcado carácter adivinatorio. Disponemos, en el caso de los baños iniciáticos, de una cita de historiados griego Estrabón en referencia a estas liturgias: «De algunos pueblos que viven en las inmediaciones del Duero se dice que viven a la manera espartana, ungiéndose dos veces con grasa y bañándose de sudor, obtenido con piedras candentes, para a continuación hacerlo en agua fría y donde se toma, una vez al día,  alimentos puros y simples…» y que nos refiere a la existencia de cofradías de guerreros. Estos sacrificios y rituales iban destinados a manifestaciones divinas tales como: Bandua, Cossus, Nabia y Reua, y cuyas costumbres hicieron comparar a los vettones, a Estrabón, con los «lacedemonios griegos» y que según sus textos, y en relación a éste pueblo, el hombre debe estar guerreando o descansando. Manifestaciones que llevan implícitas unas connotaciones bélicas muy primitivas, como sucede también con los germanos y que son reminiscencias de sus pasado cultural hallstático.

La etimología del término vetton, según los clásicos, procede del indoeuropeo uikta/uikton, pudiéndo traducirse como «el pueblo de los guerreros». Una característica de estos pueblos son las panoplias o equipos militares que son claramente de origen indoeuropeo: Dos lanzas o lanza y jabalina de hierro o bronce, espada férrica, puñal y escudo, para los guerreros de prestigio – Cúchulaín, héroe mitológico irlandés combatió, en los relatos del Taín Bó Cúanlgé, con estas mismas armas – , aunque el guerrero vetton no desestimaba las armas de hueso, caso del asta de  un animal,  que eran muy populares en sus fatrías guerreras.

Como en otras poblaciones de la Hispania céltica, los testimonios relativos a existencia una casta sacerdotal organizada, al modo de los druidas en las Galias, son escasos e imprecisos, si bien en cualquier formación social se intuye la existencia de la figura del intermediario divino,  pudiendo estas funciones estar representadas por el jefe del clan familiar. Aún así, existen referencias de un personaje llamado «hieroskopos» en los textos clásicos, que sería el responsable de realizar los sacrificios adivinatorios. Como añadido,  además se tiene constancia de un instrumental religioso utilizado en los ritos crematorios, por lo que la existencia de esta casta pudiera ser aceptada. A éstos supuestos elementos sacerdotales también serían los asignados para la práctica de la medicina al poseer el conocimiento de las hierbas y las drogas con fines terapeúticos , caso de la herba vettonica  y que nos llega descrita a través de los anales médicos romanos.

En cuanto al panteón religioso vetton, los citados Bandua, relacionado con la cohexión de los clanes – «dioses que atan», Bhendl = banda, en el sentido de unión –; Cossus o Oenaecus que señalaría las fechas para las asambleas de los guerreros, comparable al Oenach irlandés; Nabia, vinculada al agua y al Mas Allá; Reua, relacionada con la llanura; Vaelicus o su versión lusitana Endovelicus, así como Ataecina, comparable a la Feronia romana, la diosa protectora de las aguas y manantiales; Sucellus o uailo, «El  Lobo», divinidad infernal y funeraria cuyo emblema, la piel de lobo, sabemos vestían algunos heraldos y que son comparables en sus atributos a los Ülfenhnir o «pieles de lobo» de las culturas germánicas, servidores del «Mas Allá». Podríamos añadir otras divinidades de carácter local como: Salmatia, Reuuenabaraecus, Trebaure o el Trebopala lusitano y por último Lugh, lug ó Lvg, el dios de las tres caras, comparable al Hermes griego o al Mercurio latino, ver foto de cabecera de blog,  de primitivos orígenes indoeuropeos.

Referencias: «Los vettones» de JR Álvarez-Sanchís (2003)

10 pensamientos en “Vettones

  1. Uno, si bien no de origen vetón sino de los repobladores norteños del valle, ha pateado decenas de veces esos restos vetones. Y legado a la ‘fabla’ popular ha quedado un palabro que veo que no haces alusión: los cantos jincaos.

    Por extensión cualquier empedrado, pero de origen de los campos de piedras hincadas que suponían una defensa previa a la muralla. Foto del Castro de Chamartín de la Sierra (AV): http://www.telefonica.net/web2/losorigenesdeiberia/imagenes/Fotos/VE25.jpg

    Referencia general. http://www.telefonica.net/web2/losorigenesdeiberia/HA_vettones_cultura.htm

    Adió maho!

  2. Del megalitismo de la zona ha quedado después como nombre de tierra o labrantío. En algunos pueblos del Valle Amblés se habla de los ‘cantos jincaos’ (sic) como en Muñogalindo, Salobralejo, Sanchorreja para referirse a cantos de gran tamaño para delimitar término, hojas de cultivo etc.

  3. El problema fundamental cuando se habla de arqueología, en referencia a los asentamientos vettones, es la somera cantidad de yacimientos explotados según las referencias que poseo. Según estas mismas, explican, caso de Salobrejo y Muñogalindo, que se trata de pequeños asentamiento dedicados a la agricultura ó a la explotación de recursos naturales, con una producción limitada de artesanía, sin evidencia de comercio y sin estructuras defensivas ó religiosas,-pero vuelvo a comentar la escasez de yacimientos explotados – En principio en Salobrejo ó El Salobral, se cree que las estructuras forman parte de asentamientos para la extracción de sal de fuentes de aguas salinosas y que según se sabe, existieron hasta bien entrado el siglo XV. Caso diferente es Sanchorreja que dispone de ricos yacimientos de lo que se denomina la cultura de las Cogotas I ( siglos X al IX a.C.) y que forma parte del grueso de la excavaciones que sobre los castros vettones se han hecho de la zona de Ávila. Pero, por ejemplo, te puedo decir que hay un conjunto ceremonial similar al de Ulaca, en lo que se denomina «La garganta de infierno» en Jerte (Cáceres) del que no se hace referencia ó de igual manera, la escasa entidad de las excavaciones en Deobriga (Bejar), Lama (Baños de Montemayor), etc.

    De todas maneras, este post, sólo es un pequeño acercamiento a la cultura vettona através de algunas curiosidades y con la única pequeña intención de darla a conocer, eludiendo las profundidades de un análisis etnográfico y arqueológico de asentamientos, mas profundo. No he tocado, por ejemplo, los verracos, por ser un tema, aunque fascinante, muy traído. (Otra vez será)

  4. No tienes ni puta idea, Salobrejo coño en Dios….¡Salobralejo! Se pronuncia ‘ha-ba-lee-jo’ (mandíbula retraida por las bajas temperaturas de medio lao), o Salou entre los locales.
    Revise usted sus fuentes, Mr brodel in lau.

  5. Ja,ja… No dudo de tus saberes en toponímia.., pero ten cuidado no vaya a darte un «ictus» y dejes a mis sobrinos huerfanos o peor que eso, con un padre impedido. Salobralejo: Es cierto, Salobrejo está en Albacete – lapsus topográfico de mis fuentes- pero la explicación para el asentamiento sigue siendo la misma y está documentada.

    «Ha-ba-lee-jo» ó mejor: «Ha-ba-lee-jou» siendo purista en el castúo- no dudo del significado que conste-. Lo que si es cierto es que la zona existe el importante, por sus excavaciones, asentamiento vettón de Ulaca, pero es en el término municipal de Solosancho.

    «Arrimaou, arrimaou, una miaja» je,je

    Pd. Aunque a mi me suena a la expresión: ¿Salobralejo..? «Hay va…, a lo lejos..» (traducción libre..)

  6. Además, estimado Lampuzo, sale de Solosancho, Ulaca arriba, una pista para bici de montaña que te teletransporta a lo más burro y recio del paisaje. La cota 1800, ni mas ni menos, ciclable 100%. Invitados estáis, blogueros.

  7. San Luis,

    Haber, he estado comprobando lo del tema de los «cantos jincaos» y definitivamente forman parte de un conjunto defensivo que tenía la misión de entorpecer el avance de las tropas enemigas, sobre todo caballeria, mediante piedras puntiagudas. La cuestión es que tenía dudas sobre la procedencia, y aunque espero una confirmación definitiva, temo que culturalmente no son vettonas, si no mas bien, se adoptaron durante la ocupación romana.

    Salud,

  8. Aunque no hay una seguridad absoluta en el tema, yo creo que los «cantos jincaos» no pueden pertenecer a la época romana.

    Los romanos eran especialmente sensibles ante la fortificación de los núcleos locales celtibéricos que estaban bajo su dominio. No permitían hacer obras militares así como así. Y de hecho su política en la Vettonía siempre fue intentar desmantelar poco a poco los castros y bajar a la población al llano, cosa que al final acabaron consiguiendo.

    Por otra parte, ¿qué sentido tiene una defensa militar en una zona pacificada? No se conocen rebeliones vettonas importantes contra el dominio romano, pero las «piedras hincadas» están por todas partes. Yo las asociaría con la época de inestabilidad inmediatamente anterior a la aparición de los romanos como hipótesis más probable (aunque no del todo segura, claro).

    PD: No se te ocurra seguir la senda de Solochancho Ulaca arriba, aunque haya un curioso asentamiento visigodo en ella. Las pendientes y las condiciones climáticas son sólo aptas para tipos como Bahamontes o Induráin. Al común de los mortales ya nos cuesta bastante con poder subir a Ulaca para ver el yacimiento.
    😀

    PD2: Antes de que lo vallaran era impresionante poder estar allí por la noche, especialmente cuando la luna llena caía sobre el altar de sacrificios. Era como si el yacimiento cobrara vida y pudieras imaginártelo tal cual era. Ahora no se si se puede. Supongo que pidiendo permiso sí. Los de la caseta son majetes…

  9. ¿Dudas de un vettón, rano verde.. y de diez años de mountain-bike? ja,ja..

    En cuanto a tu sugerencia de los «cantos jincaos», aunque sigo sin seguridad.., dudo entre un orígen hallstático (procedencia de esas defensas) como los vettones ó una protección barata para los asentamientos, posterior (La zona cumple jornada desde Ávila)

    Saludos,

  10. Pingback: La cultura de los verracos « Lampuzo

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