Mitología mesopotámica. El dios Enki: Desde el acadio Ea hasta el hebreo Elyon.

Si bien S. Parpola (2014), en unas consideraciones preliminares, estima que el dios Enki –  la diosa Inanna lo sería de Durgā – tiene su paralelismo en el dios Varuṇa, dándonos a entender una vinculación de personalidades entre el panteón dravidico-védico y el mesopotámico – Suposición ésta última en la que no puedo estar mas de acuerdo, pero no tanto en cuanto a  Varuṇa, un dios de origen indoeuropeo, y si con la divinidad de origen dravidico: Vishnu -,  tal vez el papel de la divinidad patronal de la ciudad mesopotámica de Eridu(g) sea mas prolijo de lo que en un principio tal propuesta pudiera darnos a entender. Un papel que será mas global y que paulatinamente ira cambiando como consecuencia de un proceso aglutinante de las creencias de Oriente Próximo y el Mediterráneo Oriental, así como su evolución,  a lo largo de miles de años.

Remeros

Estampación de cilindro-sello acadio. Aparece Ea/Enki flanqueado por los remeros del «Ibice del Apzû». A su derecha Usimud, su consejero, sosteniendo uno de los símbolos del dios, junto al ave y el pez.

« El exuberante Señor de los Cielos y la Tierra, el Colmado; Padre En-ki, engendrado por un toro, nacido de un toro salvaje, bendito de En-lil, la Gran Montaña, amado del santo An, el Soberano; árbol-meš surgido del Abzu, que se yerge sobre todas tierras; gran dragón que mora en Eridug, cuya sombra cubre el Cielo y la Tierra, bosque de vides que se extienden sobre la Tierra, En-ki, Señor de numerosos dioses Anuna, Nudimmud; ¡Sostén del E-kur, todopoderoso en los Cielos y la Tierra! Su gran casa está cimentada en el Abzu, el gran amarradero de los Cielos y la Tierra. En-ki, de quien una sola mirada es suficiente para perturbar el corazón de las montañas; donde el bisonte nace, donde nacen los ciervos, las cabras montesas, donde nacen, donde nacen las cabras salvajes, en prados […], en las oquedades del corazón de los montes, en el verdor […] no hollado por el hombre, el que ha contemplado tanto las entrañas de la Tierra como la espesura  en  los cañaverales. » Pasaje de «Enki y el Orden del Mundo»; 1-16.  Texto amorrito-babilónico. año 1900-1600 a.c. Sigue leyendo

La revolución Neolítica. Los primeros pasos para la privatización del Conocimiento.

La «Revolución Neolítica»… Nadie puede poner en duda que el episodio social que aconteció primeramente en Oriente Próximo pueda ser considerado como una «mala idea». Tal es así, que supuso una salida, tras un duro acontecimiento climático, para la supervivencia de parte de la raza humana. Si bien hoy, y generalmente,  se  tiende a pensar que la «tecnología» que acompañó a éste episodio decisivo fue realmente innovadora, caso de la domesticación agro-pecuaria, tal propuesta no deja de estar, como así parece ser, bastante lejos de la realidad. De hecho, posiblemente, estas técnicas ya fueran conocidas, aunque poco utilizadas ante la falta de necesidad de aplicarlas, y que sólo las circunstancias vitales de parte de grupos humanos exiliados pensaron en hacer sistemáticas. Sigue leyendo

Modificación craneal artificial. Origen, propósito y simbología de un acontecimiento cultural.

Conociendo que todos los sucesos arqueológicos que el hombre ha dejado a lo largo de su evolución, implican un arduo trabajo de interpretación y valoración, ya en general. Los relacionados con determinadas prácticas sociales o culturales se vuelven en extremo dificultosos de dilucidar, según nos retrotraemos a momentos de la historia donde la información escrita, o bien figurada,  es poca o  inexistente. De hecho, y en éstos casos, cuando en lógica se pretende documentar una determinada cultura mediante sus mas evidentes signos disponibles – léase arquitectura, figuraciones artísticas o la misma cerámica – , es probable que, ante la certeza diferencial en ejemplos temporales posteriores, surja un sentimiento de insatisfacción. Tal percepción viene dada, tal y como afirma Kirsi O. Lorentz, por la circunstancia que los aspectos materiales no equiparan plenamente al ser humano, mientras que los rasgos socio-culturales si lo hacen.

Deformación

Modificación craneal artificial. Tipo oblicuo tabular cilíndrico andino.El útil compresor estuvo compuesto de una banda circular y colchonetas de algodón colocadas tanto en la parte frontal como en la occipital.

Muchas sociedades humanas empleaban, y emplean, determinados «estímulos visuales» para dejar patentes sus singularidades, advirtiéndonos de un determinado género, origen étnico y/o estatus social. Estímulo visual que puede comprender desde la misma indumentaria a determinadas maneras o amaneramientos corporales o de comportamiento, así como modificaciones físicas tanto temporales como permanentes. Muchas de éstas “distinciones visuales”, se plasmarán directamente sobre el cuerpo del individuo, pudiendo ser estudiadas desde el registro arqueológico. Dispondríamos de ésta manera, de un importante factor  diferenciador  intra o inter comunidades humanas dentro de una misma cultura material compartida. De ésta guisa, y dentro de la variada amalgama de posibles interpretaciones de éste acontecimiento antropológico,  la existencia o no de una temporalidad de tales hábitos – léase ropajes, peinados, joyería, pinturas o decoraciones, o tatuajes, marcas, amputaciones y modificaciones corporales, etc.. – nos proporcionaría, en una primera valoración, una intención u obligación perpetua de pertenencia a un círculo social o tribal determinado.
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Urkesh (Ur Kasdim). La impronta hurrita en la genealogía del patriarca Abraham.

Rutas comerciales de la Alta-Media Mesopotamia y el Levante Meriodional Mediterráneo durante el II milenio a.c. .

Principales rutas caravaneras entre la Alta-Media Mesopotamia y el Levante Meridional Mediterráneo durante a finales-principios del III-II milenio a.c. Aparece en resalte la ruta entre Assur/Ashur y Nesa-Kanesh. Elaborado por cdli-ucla.edu . (Desplegar)

Contextuado históricamente, habría que recordar  la importancia que el Levante Mediterráneo  tuvo en el transito de mercaderías durante el III milenio a.c. debido a sus conexiones con Egipto, Mesopotamia, Anatolia, la meseta iraní y las culturas del  Mar Egeo.  Un desarrollo comercial que paralelamente supondría un renovado impulso  urbano en la cuenca media-alta del Eufrates y sus afluentes, léase abur y Balikh, como consecuencia del intercambio cultural a que llevó el desarrollo de un estratégico conjunto de vías terrestres de comunicación.   Éste entramado de rutas caravaneras, y durante la segunda mitad de III milenio a.c.,  conectaría los  puertos de las costas levantinas meridionales mediterráneas, léase Biblos o Ugarit,  con centros urbanos del interior como Qatna, Ebla o Meri, y éstos, a su vez, con otra rutas principales que hacían los recorridos este-oeste y norte-sur.  Tales trayectos estaban jalonados de  pequeñas localidades o estaciones de postas con un intervalo de un 20 km aprox. –  Un jornada de viaje para una recuas de mulas (M. Al-Maqdissi, 2008) – Harran fue uno de éstos importantes enclaves de comunicaciones, tanto en la ruta entre la  antigua capital asiria, Assur, y la ciudad de Kanesh-Neša, su corresponsalía comercial en Anatolia durante los siglos XX y XVIII a.c.,  como en la posterior ruta  entre Karkemish, Urkish/Urkesh y Ninive durante el Imperio Neo-Asirio.  Sigue leyendo

El País de Punt, «La Tierra de las Divinidades». Rutas comerciales del Antiguo Egipto por el Mar Rojo.

No hace mucho, conjeturábamos en éstas páginas sobre la posibilidad de una ruta comercial alternativa a la sirio-palestina que podría haber conectado las civilizaciones del Golfo Pérsico, durante finales-principios del  IV-III milenio a.c., con el Egipto pre-dinástico. Una posibilidad que pudiera tener su nexo, ante la inexistente evidencia de un «contacto directo» entre ambas culturas,  en los asentamientos ubicados en el Golfo de Adén y cuya evolución pudiera ser paralela con tales pasajes de la Historia. Un contacto que pudo surgir de la presencia de un antiguo comercio  a través de rutas que atravesaban el Mar Rojo y que colaboró, en sobre manera, en el predominio del Alto Egipto sobre la región de Delta. Las diferentes rutas afectas al topónimo egipcio «Pwn-n(t)» – «País de Punt» o «Pwene(t), ya que tuvo nomenclatura masculina y femenina. También conocido como «Ta Nedjet», o «Tierra de los Dioses», posiblemente en referencia a ser prerrogativa de templos y faraones sus mercancías y dado que tal denominación también la tuvieron bienes de procedencia en Oriente Próximo -, y que se extendieron durante dos mil quinientos años,  tal vez no haciendo mención a un punto geográfico determinado, si no al «destino sagrado» de la mercaderías o bienes que  se importaban de Pwn-n(t) y «Biȝ n-Pwn(t)»,  o  de «Bia n-Punt»,  que se hacían llegar por ruta naval, ante la inseguridad de las vías terrestres directas.  Sigue leyendo

Oriente Próximo y el Golfo Pérsico: Su relación comercial y cultural con el Egipto pre-dinástico.

Hoy en día,  nadie puede poner en duda que la creación de la escritura no responde a un “hecho feliz», si no que es consecuencia de unas necesidades que tienen sus premisas en el Neolítico. Exigencia que son fruto de una «revolución socio-económica» y que se fundamentan en aspectos divergentes con respecto a los conceptos de propiedad del anterior periodo Paleolítico, y que propiciarán el incremento de los usos comerciales.

tabla comparativa Oriente Próximo-Egipto

Tabla de correspondencias temporales entre las culturas de Oriente Próximo y Egipto durante el IV milenio a.c. Elaborada por Luc Watrin (Desplegar)

El concepto de propiedad, en su acepción diluida de ajuares personales y otros elementos básicos, es de razón que ya existiera en los grupos de cazadores-recolectores de Paleolítico. También se presupone la existencia de un primario comercio de intercambio de bienes materiales y/o conocimiento, y que de alguna manera podemos definir como bienes “fabricados por” o “conseguidos por la habilidad de” y que eran generalmente ajenos a los aceptados usos comunitarios. Los métodos para conseguir alimentos mediante las primeras prácticas agrícolas o ganaderas, precursoras del Neolítico, y esto es importante, han de considerarse como bienes afectos a esa misma idea. En definitiva, no hay que olvidar que se trata de alimentos «no propiciados» por la Naturaleza, sino y de alguna manera “fabricados” o “conseguidos” por la habilidad de alguien, por lo que serían libres de ser utilizados para el intercambio personal, y posteriormente  para el comunitario, según la costumbre paleolítica. Sigue leyendo

La primera explicación cosmológica: Mohenjo-Daro. Apuntes e ideas sobre el origen de la religión en Occidente.

Practico, no se, la buena o mala costumbre de repasar entradas antiguas. Siempre tengo la sensación que sólo he dejado exclusiva reseña de  algo importante o bien de haber estado  «hilando», entre varias de ellas, algo relevante y que el «bosque» de intentar, en una temática tan extensa como la que trato, darle un tintura de interés  en lo anecdótico,  me lleva a no verlo  en su conjunto.  Si bien aclaro que cuando hablo de  «algo relevante» en relación, me viene a la cabeza las palabras del sacerdote babilónico Bel-rē’ušu/Berossos sobre la ancestral llegada de U-uno/Oannes, el primero de los siete sabios mitológicos sumerios, afirmando que desde su aparición, nada se ha conseguido relevante. Una afirmación que suelo unir a lo expresado por el  hiperbólico, y tal vez no tan ficticio,  personaje televisivo de Sheldon Cooper, cuando habla que las «Humanidades» son para «mentes de segunda». Yo, cada día,  estoy mas convencido de ello, mas con matizaciones. Sigue leyendo

Las predicciones de la máquina de Anticitera y los rituales de sustitución. Una de sus funciones, una de sus soluciones.

Tal vez uno de los primeros ingenios mas sorprendentes que se han descubierto, entendida su maquinaria y revelada su función, haya sido el «mecanismo de Anticitera». Hablamos del primer instrumento portátil conocido, siglo I  a.c. aprox.,  vinculado a la realización de cálculos y predicciones astronómicas y que puede considerarse como la recopilación de todo el conocimiento conseguido en los anteriores milenios, mediante la observación,  por las primeras civilizaciones afectas al Mediterráneo Oriental y Mesopotamia.  Así, una de  sus dos esferas plasma el «ciclo metónico»,  que se estudiaba ya en la Babilonia mesopotámica y que remonta sus premisas conocidas a la confección del  calendario  neo-sumerio de Shulgi a finales del II milenio a.c. en el periodo de Ur III,  permitiendo la confección de calendarios vinculados a la Luna y el Sol.  La segunda esfera de  la máquina de Anticitera refleja el denominado «ciclo de Saros»;  un ciclo de Saros cuya instrucción desde la época kassito-babilónica, 1571-1156 a.c., facultaba a los sacerdotes templarios, o «tupšar»,  el poder predecir eclipses.  Sigue leyendo

Los cultos hierogamos en el Mediterráneo Oriental y su evolución desde el Paleolítico. Generalidades.

Los cultos a las Diosas-Madres pueden definirse como los rituales dirigidos a promover la fertilidad dentro de la Naturaleza y por ende,  beneficiar la procreación humana. El origen paleolítico de éstos cultos posiblemente estén centrados en un acontecimiento tan supuestamente trivial, y sin embargo extremadamente arriesgado, como es la concepción humana. Sigue leyendo

El País de Elam. La otra cara de Mesopotamia.

Creo reconocible, a lo largo de éstas páginas, mi opinión sobre los acontecimientos que derivaron en el amanecer de la cultura mesopotámica.  Civilización que durante años se ha considerado como el momento origen de las culturas urbanas en Asia Occidental y que,  como hemos intentado acercar a los lectores, no deja de ser un presunción, hoy en día,  harto dudosa.

mapa Irán

Mapa político del actual Irán

Es preclaro aducir que las  diferentes hipótesis que se plantean en los campos de la Ciencia, están adscritos a un conocimiento temporal dado y que éste conocimiento va evolucionando en función de los nuevos descubrimientos y hallazgos. Éstas nuevas incorporaciones a la comprensión previa, muchas veces, hacen que nuestra perspectiva histórica sobre determinados sucesos cambie, si no radicalmente, de una forma sustancial, siendo un episodio que podría perfectamente adaptarse a esa secuencia el antiguo dilema del origen de los sumerios.  Como ya ha quedado demostrado en otras similares circunstancias, caso del origen de las premisas de la cultura griega,  la estanqueidad, hasta cierto punto incomprensible y nebulosa en su proceder,   a la hora de acometer los estudios de las diferentes culturas, nos impide tener una visión mas global de su evolución como continuación, o adaptación, de una mas que probable primigenia fuente. Como es obvio, y es de general aceptación, nada se sucede por «generación espontánea», y mucho menos en lo que concierne a proceso evolutivo socio-cultural  humano.

Otra suposición, y que marca profundamente nuestras erróneas composiciones de ideas, es la equivocada premisa de la escasa capacidad del hombre del sexto-séptimo milenio a.c. para proyectarse cultural y económicamente por el mundo que le rodeaba y  que queda rebatido, por ejemplo,  por el tráfico marítimo  del Golfo Pérsico .  Antigua experiencia naval que tuvo, como una de sus consecuencias,  la introducción en sus costas de la «Cultura de El-Obeid/Al-Ubaid» en el VI milenio a.c,

El término «Elam» deriva de un vocablo generalista acuñado por los escribas mesopotámicos para definir las tierras altas del suroeste del actual Irán y sus heterodoxos pobladores. Topónimo que viene a significar «El País de las Tierras Altas», o «Minki » en cuneiforme sumerio, si bien el nombre, como tal,  parece proceder de la contracción de la expresión acadia «ala’itum matum», «Tierras Altas» (E. Quintana, 1996) o posiblemente de la derivación acadia, «Elamtu», del original nombre elamita, «Ha(l)tamti» o «País de Nuestro Serenísimo Señor» (Vallat, 1996). Desde la visión tradicional, según E. Quintana, y fechados a partir del V milenio a.c.,  salen a la luz en la zona oriental y montañosa de Mesopotamia, restos de comunidades que se sucedieron a un ritmo todavía sin precisar. De ésta fase,  es observable la sustitución de la cerámica del tipo «halafiense»  por  la de «hassuna»; una cerámica, ésta última, que se extendería desde la meseta iraní hasta el Mediterráneo. Las excavaciones realizadas en la ciudad de Susiana –  actual departamento iraní de Sush, provincia de Khuzestan – y Tepe Musian, más al norte, prueban la existencia de una cultura original que aprovechaba para el riego los cursos fluviales que existían con anterioridad a la desecación acontecida tras la última glaciación,  por lo que,  y según Crawford (1998),  posiblemente remontaría tales prácticas al VI milenio a.c.,  al no existir cambio pluviométricos y de insolación importantes en la meseta iraní desde esa época.

«¡Ruega a tu dios Dagan, como patrono del país, que quiebre las armas de los elamitas, (por) si ellos decidieran venir a las orillas del Eufrates! ¿ No podrían ellos diferenciarse, por ejemplo,  como las hormigas que unas son blancas de un lado del río y negras del otro? Es cierto que se dice: «Esta ciudad es bensimalita y tal otra es benjamínita», mas en referencia, no son sus conflictos como la inundación del río o como las aguas que rugen impetuosas, ya sean río arriba o  río abajo ?  Pasaje de correspondencia del Archivo Real de Meri.  (Durand 1998: 2: 342-4. texto 641)

diosa elamita negra

Figuración en ladrillo labrado de una diosa elamita. Ornamentación del Templo del dios Inshushinak en Shushan. Siglo XX a.c, Museé du Louvre, y donde es posible apreciar ciertos rasgos étnicos negroides.

En el texto anterior, una misiva al rey de Mari en referencia a la posible incursión de los elamitas durante un conflicto entre las tribus amorreas del reino de Khana/Hana, se nos hace una posible referencia a su posible origen antropológico. Una suposición que parece tener visos de realidad es la que los define como de «etnia negroide», como así lo atestiguan, por ejemplo, las tumbas vidriadas encontradas en la ciudad de Susa/Shushan por Dieulafoy, y un bronce del siglo VIII a.c. procedente de la provincia iraní de Lorestan donde se representa un torre defendida por personas de ésta raza, entre otras figuraciones. Basándonos en tal premisa, la procedencia racial de los elamitas, aún así,  no parece evidente. Ciertos rasgos culturales, caso de la legitimación real por línea femenina, «País de Kush» egipcio-etíope o el nombre de algunos soberanos – Dinastías de Shimash, 2100-1970 a.c., e Igehalkida, 1400-1200 a.c. aprox., – podrían hacernos suponer una impronta africana, si bien ésta última apreciación sólo nos  podría dirigir a la evidencia que el elamita era un lengua aglutinante. Una conjetura que podría tener visos de realidad, y que concordaría con el parentesco entre el idioma elamita y el dravídico (MacAlpin, 1975), es relacionar a los habitantes de Elam con los «Sudras» – Los «Sudras» o la «raza sudroide» hace referencia a la población aborigen de la India y Pakistán, y que hablaron una lengua dravídica, con anterioridad a las invasiones arias de pastores nómadas alrededor del año 3500 a.c. (Cavalli-Sforza, 2009) – y cuyos rasgos – pelo negro, narices aplastadas y labios gruesos – concordarían con la etnia de determinadas poblaciones actuales del Huzistán,  la antigua región de Sushan, así como las descripciones raciales presentadas por Contenau (1927) y Dieulafoy.

Dicho esto, y  ya dentro tal vez del capitulo anecdótico, es de resaltar que los sumerios, otra lengua aglutinante, se denominaban a ellos mismo como los «cabezas negras» o  “sag.gig.ga”. En posible relación con lo anterior,  en una inscripción en lengua sumeria, el vocablo «Eannatum» designa al País de Elam con un epíteto,  que no ha podido aún debidamente descifrado, y que bien podría traducirse como la «Montaña de los Negros», o «hur-sag-u6-ga», o «hur.sag.gig.ga» en silábico sumerio.  Aunque ésta última suposición,  es posible que y según E. Quintana, se trate de un juego de palabras en relación a un «Elam abatido por las Armas» como «Elam, la Montaña de los Muertos».  Añade  E. Quintana, en apostilla, que el «Enuma Eliš» amorrita hace también referencia a unos «héroes muertos» tras la batalla entre los dioses de su relato y a los que denomina como «ur-sag-ug7-ga» o » dug7-ga» (J.J. Van Dijk, 1983). Mas, y desde mi punto de vista, los reflejado en en estos textos,  no hace sino refrendar lo anterior, si lo tomamos  como signo de sustitución de las viejas dinastías sumerias por las  semitas, al vincular a las primeras con los antiguos dioses ctónicos derrotados.

Resulta verosímil, según Cavalli-Sforza (2009), pensar por tanto que las lenguas dravídicas se hablarían desde la frontera occidental del actual Irán hasta la India, donde fueron llevadas por  agricultores neolíticos en el VII milenio a.c. y cuya extensión cultural se vio modificada por las incursiones arias hacia el año 3500 a.c. Tales incursiones recluirían progresivamente al dravídico  al sureste de la península hindú y a poblaciones del Beluchistán (Pakistán), entre otras.  Unas incursiones arias que posiblemente se vieron favorecidas por las grandes devastaciones acontecidas en la cuenca del Indo-Ganges, como consecuencia de unos cambios climáticos que en la región asiática se datan sobre el año  3900 a.c. (D. Fuller, 2012) y  que tuvieron como protagonistas humanos a la «Civilización del Indo». El «País de Meluhha», según su denominación sumeria, fueron unas civilizaciones urbanas que se estima surgieron hacia el V milenio a.c en las cuencas de los dos grandes ríos occidentales del sub-continente indio.  Se conoce también que hacia el IV milenio a.c., numerosos asentamientos de la región fueron abandonados, coincidiendo con el inicio de un proceso migratorio hacia el Este que está constatado por el incremento y densidad de los nuevos asentamientos humanos aparecidos en las zonas orientales colindantes, como así pudiera atestiguarlo también el «Mahābhārata» hindú. Según éste texto épico-mitológico escrito en el siglo III a.c., la dinastía Pāndya de Madurai, Fishery Coast,  una dinastía que mantenía todavía el titulo de «Mināvan», «Devoto del Pez» en dravídico,  en el siglo I a.c. ,  procedía del norte de la India. Según J. Quintana Vives (1942), éste título nobiliario correspondería a uno de los tres que poseían los reyes-sacerdotes de Mīnāḍ/Mohenjo-Daro  –  A esto habría que añadir que el «lañchana», o estandarte,  de los reyes de los Paravas de Fishery Coast, consistente en dos peces de forma similar que los   de la ciudad de Mīnāḍ y como tal aparecen en templos y  antiguas monedas del sur de la India -, rey-sacerdote que también eran la forma primitiva de gobierno elamita y sumerio. 

« Enmerkar, el hijo de Utu, me ha dado una tablilla de arcilla, ¡Oh, señor de Aratta, después que tu hayas examinado la tablilla de arcilla, después que tu hayas aprendido el contenido del mensaje,  dicho lo que vayas a decirme y anunciado ese mensaje en el santuario E-anna, como una buena noticia, a sus herederos (sacerdotes..) , los de barba resplandeciente!;  Aquel que su «Brillante Vaca» (Inanna..) dio a luz en las «Montañas de los Brillantes Me (esencia sagrada..)»,  que se crió en el suelo de Aratta, que se le concedió el chupar (adquirir conocimientos..) de la ubre de la «Buena Vaca» y  que fue adecuado para el cargo en Kulaba, la «Montaña del  Gran Me».   A Enmerkar, el hijo de Utu, voy a repetírselo en su giparû (aposentos privados y sagrados..) y el fructificará como un floreciente árbol-meš. A mi rey, el «Señor de Kulaba» ». Pasaje del texto en sumerio de «Enmerkar y el Señor de Aratta»,  líneas 524 a 535 (Transliteración ETCSL. Oriental Institute, Oxford)

Éste texto, según S. Kramer (1978), corresponde a la presentación de una escritura propia y genuina sumeria al señor elamita de Aratta como signo de favor de la diosa Inanna hacia Uruk. La escritura elamita es otra de las incógnitas de éste conglomerado de pueblos. Se conoce la existencia de un sistema contable contemporáneo con el cuneiforme del periodo de Uruk IV, 3300-3100 a.c. y que viene a denominarse «proto-elamita», aunque tiene fundamentados visos de no tener ninguna relación con el idioma elamita. Llegados hasta punto, habría que distinguir entre los que se entiende por una escritura, en su concepto tradicional,  y un sistema contable: Al igual que ocurre en la actualidad, los signos matemáticos y el alfabeto éstos pueden ser coincidentes o no, pero,  de forma independiente, tienen un significado diferente. Parece evidente, según Önhan Tunca (2004) yD. Schmandt-Bessera , que la escritura deriva de unos sistemas lógicos de cálculo que se remontan a los finales del periodo neolítico pre-cerámico A, año, 8500 a.c. aprox., y cuya utilización se extendería hasta el IV milenio a.c. en la Baja Mesopotamia y en los Montes Zagros. Esto no fue óbice para que apareciera una escritura pictográfica paralela, Tepe Sialk, que fue desechada y sustituida por una de tipo cuneiforme que se venía utilizando en Elam desde época muy antigua. . Existe también una tercera escritura que la mayoría de los autores, basándose en la similitud de algunos signos, la consideran un estadio avanzado del «proto-elamita», denominándola por ello «escritura lineal elamita», la cual fue  exclusivamente utilizada en el reinado de Kutik-Inshushinak,  siglo XXIII- XXII a.c., único soberano que llegó a emplearla.Escritura  silábica y lineal que estaba compuesta por entre 65 y 70 signos y que llegó a utilizarse profusamente – se tiene conocimiento de su utilización desde Tepe Yahya hasta Tepe Malyan -, si bien, como anota E. Quintana, no es el idioma elamita, aunque pudo estar emparentado con él,  al tratarse de una lengua que ya se escribía en cuneiforme desde la época del imperio de Akkad, III milenio a.c., 

Konar Sandal

Ziqqurat, o templo escalonado, y ciudadela de Konar Sandal, provincia de Jiroft (Irán). III milenio a.c. Posiblemente la antigua ciudad de Aratta o bien de Marhasi.

La que puede considerarse realmente como lengua elamita , tenía un carácter verdaderamente singular. El empleo de ideogramas,  signos que expresan ideas en vez de sonidos,  o logogramas,  signos que representan palabras, constituían un sistema escrito de gran agilidad. Una peculiaridad de ésta escritura era la de admitir los nombres de ciudades, países y palabras extranjeras colocándolos tras determinados ideogramas-logogramas identificativos. Igualmente, su polifonía, distintos valores silábicos para un mismo signo, estaba extraordinariamente restringida, de tal modo que el elamita funcionaba, en la práctica, casi como un sistema  silábico, por lo que era mucho más manejable que el engorroso cuneiforme sumerio-acadio. Dicho esto, parece evidente que el elamita no era una copia de la escritura sumeria, sino que posiblemente se trate del hecho contrario. Un hecho que puede ser  incluso soportado sobre el  anterior relato de «Enmerkar y el Señor de Aratta». y en la general épica sumeria, donde se nos refiere las “tiranteces” económico-religiosas entre los reyes-sacerdotes de Uruk y Aratta, y donde parece que la «oficialidad» del templo de Inanna se encuentra en Aratta. Otro apunte importante sobre el texto es que parece que el soberano de Uruk adquirió su formación en la ciudad elamita y que el auge mesopotámico parece inclinar la balanza político-religiosa hacia Uruk/Unug, como así puede interpretarse  de la exigencia de trasladar el «giparû» de la diosa desde Aratta al templo de E-a2na, una exigencia además incluiría mano de obra especializada. Es de notar que, según Y. Madjidzadeh, 2004,   los yacimientos arqueológicos de la Edad de Bronce, IV milenio a.c.,  encontrados en Konar Sandal, provincia iraní de Jiroft,  podrían tratarse de los restos de la ciudad de Aratta – si bien ésta afirmación es controvertida. D.T. Potts sugiere que podrían tratarse del reino elamita de Marhaši – y que tales excavaciones nos direccionan hacia la existencia de un templo escalonado de mayores proporciones que el E-anna uruquita lo que podría hacer suponer si no una posición superior de la ciudad elamita, si una paralela. Independientemente de una solución u otra,  lo que resulta evidente es que estamos ante uno de los mayores ziqqurat construidos en Asía,  en un reino que, tal vez, fuera un nudo de comunicaciones terrestre entre Shushan, Mesopotamia y Meluhha.

« Desde Marhaši, más allá del Paso de Baza,  hasta los confines de la ruta del País de Meluhha […] Desde los Bosques de los Cedros hasta Ānshān (actual provincia iraní de Fars..),  el País de Shubartu […] 120 beru, distancia desde la desembocadura del Eufrates hasta los límites del País de Meluhha (y)  Magan ( actual emirato de Omán..),  que Sargón, (fue) Rey del Universo  cuando conquistó los países tan lejos como se extiende el Cielo…» Extracto de “La Geografía de Sargón”. Texto neo-asirio, Siglo X a VII a.c. , sobre posible copia de un texto amorrito-babilónico, siglo XXIII-XII a.c. Biblioteca de Asurbanipal.

No cabe duda que la importancia de un «Gran Elam» que se extendería durante el III y primera mitad del II milenio a.c. por la meseta iraní,  fue decayendo con el paso de los siglos. A partir de la segunda mitad del II milenio a.c., Elam fue retrocediendo a  Susiana/Shushan y a la región de Anshan  –  Textos cuneiformes relatan que Manishtushu, el hijo de Sargón de Akkad, destruyó Awan/An Shan, la antigua capital elamita y se invistió como «Rey de Magan» entre el año 2274-2260 a.c. Lo que supondría que el imperio elamita se extendió por el Golfo Pérsico y el Indico, como mínimo hasta esas fechas -,  hasta quedar reducido a exclusivamente aquélla en el I milenio a.c. . Si bien es de recibo decir que durante mucho tiempo fue el eslabón de enlace entre los antiguos pueblos del Irán y los centros y poblaciones del Asia anterior, así como tampoco no se debe obviar que los bajos valles de Kakheh y de Karun,  parte del territorio elamita, no son más que la prolongación oriental de la llanura mesopotámica. A ésta circunstancia,  habría que unir los globales sucesos acontecidos en el lapso temporal que transcurre entre la Edad del Bronce I y II,  y que suponen un periodo de general conflictividad político-social – se vive en Mesopotamia el derrumbe de la III dinastía de Ur,  a finales del III milenio a.c. –  Así,  durante el cambio de milenio se produce  la caída de la «Cultura de Harappa»  y a la que se une, en un contexto de decadencia,  la radical inversión de la “Cultura de Umm-Nar” en la “Cultura de Wadi-Suq” en el País de Magan. En Bahrein, el antiguo «País de Dilmun»,  un territorio  independiente a finales del III milenio a.c.,  experimenta un incremento de población y de urbanismo  en un contexto cultural conocido como la  “Barban” (Edens, 1992-94) y al que se une la preponderancia, en torno al año 2200-2100 a.c. aprox.,  de la “Cultura Bactro-Margiana”. Una cultura, la Bactro-Margiana,  que se extenderá por la meseta iraní (Hiebert y Lambert, 1992) y que coincidirá con el  definitivo decaimiento de las culturas urbanas del Valle del Indo. Probablemente esta serie de  acontecimientos migratorios y culturales sean como consecuencia de los cambios climáticos que se produjeron en torno al 2200 a.c. y cuyo punto de inflexión sería un incremento de la  temperatura media que derivaría en un estadio de sequías en las diferentes regiones del Golfo Pérsico.

Referencias:

«Historia de Elam, el vecino mesopotámico», E. Quintana Cifuentes, (1997) .

“Shell Middens, Ships and Seeds: Exploring Coastal Subsistence, Maritime Trade and the Dispersal of Domesticates in and Around the Ancient Arabian Peninsula”  Nicole Boivin & Dorian Q. Fuller (2009)

«The archaeology of Elam: formation and transformation of an ancient Iranian state» D.T.Potts (1999)

“El gobierno teocrático de Mohenjo-Daro”  J. Quintana Vives (194_)

Textos:

 «Nomadism through de Ages» in A Companion to the Ancient Near East»  J. Silva Castillo (2005)

etcsl.orinst.ox.ac.uk

imágenes:

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http://www.archaeology.org