Great Zimbabwe: Adivinación BaVenda. Su relación con el origen del «Periplus Maris Erythraei».

Debo de reconocer que cuando en el buzón de sugerencias me plantearon escribir sobre el «Zodiaco de Zimbabwe», mis conocimientos sobre el tema se basaban en alusiones inconexas,  mezcla de mitología, supuestas alusiones bíblicas e interpretaciones de los primeros tiempos, allá por el siglo XIX, de la Arqueología; si aquellos desventurados espolios anteriores a la II Guerra Mundial, y al día de hoy.., se les puede considerar como tales.

Copia en plata

Copia en plata del original en madera del plato de  adivinación BaVenda encontrado en las cercanías del yacimiento de Great Zimbabwe en 1890. (Ampliar para detalle..)

Para brevemente contextualizar,  el conjunto arqueológico de Great Zimbabwe está situado en una meseta que delimitan los ríos Zambeze y Limpopo.  Se estima que su desarrollo corresponde a una cultura establecida en sureste de África entre los años 1200-1600 d.c. aprox.  – Una civilización de étnia y/o habla bantú relacionada con la «Cultura Shona» y continuadora en su germen de la «Civilización de Mapungubwe – La primera constancia de presencia humana en la región ha de situarse entre el año 1000-1150 d.c. y es anexa a un comercio de oro y marfil, principalmente, con la costa oriental. Un comercio con el Océano Índico en el que estuvieron involucradas cuatro culturas bantú que progresivamente se fueron desarrollando en la zona: Mapungubwe, entre los siglo X y XIII; Bosutswe, VIII-XV; Great Zimbabwe, XIV-XVI y Thulamela, entre los siglos XIV y XVII d.c. (Miller, 2002).  Apuntado  lo anterior, decir que la creación y evolución de Great Zimbabwe debe ser incluida dentro de lo que se viene a denominar como «Edad del Hierro Africana» – Aquí hemos de recordar que la denominación «Hierro», se vincula con la adquisición y/o evolución metalúrgica de una cultura determinada, no teniendo validez cronológica fuera del contexto regional dado -. Se estima que el núcleo de procedencia de ese conocimiento tecnológico estaría afecto temporalmente con el declive del «Reino de Meroë». La «Civilización de Meroë», o «Periodo Meroitico» de Nubia/Kuš, floreció en el actual Sudan entre el año 400 a.c. y 350 d.c. aprox., estableciéndose como nudo de comunicaciones comerciales entre el Mar Rojo, la región del lago Chad y el curso alto del río Nilo. Esta expansión hacia el Sur del tratamiento y uso del hierro, y que a su vez está asociada a la «Cultura de Natal» – La cultura cerámica de Natal está también relacionada con la introducción de ganado menor, caso de ovejas y cabras, así como de ganado vacuno (Phillipson, 1977) –, comenzará en el siglo III d.c. y estará directamente conectada con el progreso de las lenguas Bantú en dirección a África del Sur (A. Oddy, 1984).  Sigue leyendo

Modificación craneal artificial. Origen, propósito y simbología de un acontecimiento cultural.

Conociendo que todos los sucesos arqueológicos que el hombre ha dejado a lo largo de su evolución, implican un arduo trabajo de interpretación y valoración, ya en general. Los relacionados con determinadas prácticas sociales o culturales se vuelven en extremo dificultosos de dilucidar, según nos retrotraemos a momentos de la historia donde la información escrita, o bien figurada,  es poca o  inexistente. De hecho, y en éstos casos, cuando en lógica se pretende documentar una determinada cultura mediante sus mas evidentes signos disponibles – léase arquitectura, figuraciones artísticas o la misma cerámica – , es probable que, ante la certeza diferencial en ejemplos temporales posteriores, surja un sentimiento de insatisfacción. Tal percepción viene dada, tal y como afirma Kirsi O. Lorentz, por la circunstancia que los aspectos materiales no equiparan plenamente al ser humano, mientras que los rasgos socio-culturales si lo hacen.

Deformación

Modificación craneal artificial. Tipo oblicuo tabular cilíndrico andino.El útil compresor estuvo compuesto de una banda circular y colchonetas de algodón colocadas tanto en la parte frontal como en la occipital.

Muchas sociedades humanas empleaban, y emplean, determinados «estímulos visuales» para dejar patentes sus singularidades, advirtiéndonos de un determinado género, origen étnico y/o estatus social. Estímulo visual que puede comprender desde la misma indumentaria a determinadas maneras o amaneramientos corporales o de comportamiento, así como modificaciones físicas tanto temporales como permanentes. Muchas de éstas “distinciones visuales”, se plasmarán directamente sobre el cuerpo del individuo, pudiendo ser estudiadas desde el registro arqueológico. Dispondríamos de ésta manera, de un importante factor  diferenciador  intra o inter comunidades humanas dentro de una misma cultura material compartida. De ésta guisa, y dentro de la variada amalgama de posibles interpretaciones de éste acontecimiento antropológico,  la existencia o no de una temporalidad de tales hábitos – léase ropajes, peinados, joyería, pinturas o decoraciones, o tatuajes, marcas, amputaciones y modificaciones corporales, etc.. – nos proporcionaría, en una primera valoración, una intención u obligación perpetua de pertenencia a un círculo social o tribal determinado.
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El País de Punt, «La Tierra de las Divinidades». Rutas comerciales del Antiguo Egipto por el Mar Rojo.

No hace mucho, conjeturábamos en éstas páginas sobre la posibilidad de una ruta comercial alternativa a la sirio-palestina que podría haber conectado las civilizaciones del Golfo Pérsico, durante finales-principios del  IV-III milenio a.c., con el Egipto pre-dinástico. Una posibilidad que pudiera tener su nexo, ante la inexistente evidencia de un «contacto directo» entre ambas culturas,  en los asentamientos ubicados en el Golfo de Adén y cuya evolución pudiera ser paralela con tales pasajes de la Historia. Un contacto que pudo surgir de la presencia de un antiguo comercio  a través de rutas que atravesaban el Mar Rojo y que colaboró, en sobre manera, en el predominio del Alto Egipto sobre la región de Delta. Las diferentes rutas afectas al topónimo egipcio «Pwn-n(t)» – «País de Punt» o «Pwene(t), ya que tuvo nomenclatura masculina y femenina. También conocido como «Ta Nedjet», o «Tierra de los Dioses», posiblemente en referencia a ser prerrogativa de templos y faraones sus mercancías y dado que tal denominación también la tuvieron bienes de procedencia en Oriente Próximo -, y que se extendieron durante dos mil quinientos años,  tal vez no haciendo mención a un punto geográfico determinado, si no al «destino sagrado» de la mercaderías o bienes que  se importaban de Pwn-n(t) y «Biȝ n-Pwn(t)»,  o  de «Bia n-Punt»,  que se hacían llegar por ruta naval, ante la inseguridad de las vías terrestres directas.  Sigue leyendo

Oriente Próximo y el Golfo Pérsico: Su relación comercial y cultural con el Egipto pre-dinástico.

Hoy en día,  nadie puede poner en duda que la creación de la escritura no responde a un “hecho feliz», si no que es consecuencia de unas necesidades que tienen sus premisas en el Neolítico. Exigencia que son fruto de una «revolución socio-económica» y que se fundamentan en aspectos divergentes con respecto a los conceptos de propiedad del anterior periodo Paleolítico, y que propiciarán el incremento de los usos comerciales.

tabla comparativa Oriente Próximo-Egipto

Tabla de correspondencias temporales entre las culturas de Oriente Próximo y Egipto durante el IV milenio a.c. Elaborada por Luc Watrin (Desplegar)

El concepto de propiedad, en su acepción diluida de ajuares personales y otros elementos básicos, es de razón que ya existiera en los grupos de cazadores-recolectores de Paleolítico. También se presupone la existencia de un primario comercio de intercambio de bienes materiales y/o conocimiento, y que de alguna manera podemos definir como bienes “fabricados por” o “conseguidos por la habilidad de” y que eran generalmente ajenos a los aceptados usos comunitarios. Los métodos para conseguir alimentos mediante las primeras prácticas agrícolas o ganaderas, precursoras del Neolítico, y esto es importante, han de considerarse como bienes afectos a esa misma idea. En definitiva, no hay que olvidar que se trata de alimentos «no propiciados» por la Naturaleza, sino y de alguna manera “fabricados” o “conseguidos” por la habilidad de alguien, por lo que serían libres de ser utilizados para el intercambio personal, y posteriormente  para el comunitario, según la costumbre paleolítica. Sigue leyendo

¿Que es y que significado tiene Göbekli Tepe..? Apuntes y conjeturas.

Posiblemente mucho de los textos de referencia que podamos encontrar hacia éste enclave, abandonado y ocultado en el IX milenio a.c. durante el Neolítico Pre-cerámico, empezarían por localizarlo en tal o cual sitio, cercano a la actual ciudad de y próximo a la actual frontera de cual. Por el contrario, estimo mas adecuado empezar éste relato retrotrayéndonos en 12000 o mas años.

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Esquema del yacimiento de Göbekli Tepe (Ampliar)  Elaboración Deustches Archäologisches Institut

Situado en uno de los puntos mas alto de una cadena montañosa visible desde varios kilómetros, el lugar hoy descubierto, formaría parte de una extensa región que bordeaba, a su oeste y en dirección sur, el contorno de una península de forma triangular que la separaba de otro gran escenario fluvial anexo. Hacia el este, y siguiendo la línea de la costa de un mar interior salino, se extendería hacia la cuenca superior de dos caudalosos ríos, regalías para un amplio valle. Anchos cauces que desembocaban independientes en una sedimentaria gran zona de marismas y pantanos que será, dentro de cinco milenios, el segundo hogar de una crucial civilización urbana proveniente del este. A su derecha, ejerciendo de barrera, un nuevo conjunto de alturas que trascurrían en paralelo al anterior y que en su parte norte, a modo de coronario, se situarían varios lagos, residuos del último gran periodo glacial de Würm. Hacia el sur, sólo la progresiva degradación de ésta excelencia de la Naturaleza podría haber sido contemplada. En el vértice superior de éste vergel en forma de “media luna”, y posible origen de mitemas posteriores sobre un idílico “Jardín del Edén”, es donde hubiéramos advertido el lugar de reunión ritual de sus constructores humanos y probablemente primeros colonizadores. Cazadores-recolectores que gracias al inmenso don proveedor de éstas tierras, les fue permitido abandonar las costumbres nómadas que sus antepasados mantuvieron durante mas de seis mil años y que como consecuencia de eventualidades climáticas, se vieron en la obligación  de buscar soluciones alternativas para su subsistencia. Sigue leyendo

Del Natufiense al Neolítico. Preguntas y generalidades.

En otras entradas hemos puesto de manifiesto diferentes modelos que intentan explicar las causas que propiciaron el auge del Neolítico. Diferentes hipótesis que sopesan las circunstancias que derivaron a unos modos de vida que, que según mi criterio y el de otros muchos, y comparativamente con las sociedades de cazadores y recolectores, fueron mas ominosas y sacrificadas . Unos cazadores y recolectores que con recursos suficientes se tiene de ellos la convicción, eran culturas mucho mas apreciables y «saludables» en multitud de ámbitos. 

Se tiene la evidencia que cuando los estudiosos se enfrentan a contestar las pregunta del «porqué» y «como» comenzó la transición al Neolítico, éstos topan con multitud de incógnitas. Ya que aún restringiéndose, como va a ser nuestro caso,  a una delimitada región, múltiples dudas, como no puede ser de otra manera, surgen de no tratar con un suceso social de único foco primigenio , si no de varios núcleos cada uno con unas condiciones particulares, siendo  afectos a su vez a la búsqueda de soluciones locales y regionales. Aunque al fin y al cabo, todos busquen  satisfacer la necesidad superior de la supervivencia y cuyo afán se extendió desde  IX al VI milenio a.c. Sigue leyendo

Culturas del Valle de Indo: Los estados teocráticos y su manifestaciónes en la escritura proto-índica. (I)

En  estos tiempos aciagos para España, como no podía ser de otra manera en un país de grandes mentes y de pésimos dirigentes. Donde por enésima vez se pone por delante los intereses de una minoría apalancada y se ningunea el capital  futuro que supone la  Investigación, la Educación y la Ciencia, me gustaría plasmar en estas líneas los estudios realizados sobre la escritura del Valle del Indo,  y mas concretamente de Monhejo.Daro, realizadas por Jorge Quintana Vives,  fallecido en 1947, en su libro «Aportaciones a la interpretación de la escritura proto-índica»  de 1946.

Estatuilla de sacerdote. Mohenjo-Daro. Aparece con el moño sacerdotal y una túnica de tréboles.

Algunos autores han sugerido, en vista que no haberse encontrado en Mohenjo-Daro ningún edificio susceptible de ser un Palacio, que la ciudad estaba gobernada por una aristocracia o, en todo caso,  por el gobernador de otra ciudad mas importante, como podría ser Harappa. Los  trabajos de interpretación  de las escrituras y signos proto-indios, realizados por Enrique Heras  en «The religion of Mohenjo-Daro people according to the inscriptions» ,  y de cuya exactitud y validez ya no es posible dudar,  nos ha abierto un amplio campo de investigación que nos permite estudiar muchos de los aspectos ésta cultura del Valle de Indo. Del examen de las inscripciones se desprende que Monhenjo-Daro, parece ser,  estaba gobernada por un supremo sacerdote como representante de la divinidad en la Tierra. Debido a ello,  los títulos que adoptará estarán íntimamente ligados con la religión, por lo que creemos necesario, antes de entrar su estudio, hacer un breve resumen de las principales dogmas religiosos, así como de las formas  y distintos nombres  tomados por el  dios principal proto-índico.

La religión era, en sus conceptos principales, la misma entre las diferentes tribus o nomos y de los que sabemos tenían cada uno como emblema un animal o símbolo totémico, si bien  aparecen algunos localismos  a similitud de las ciudades del Antiguo Oriente Próximo. Las divinidades principales,  y que se constituían en una tríada,  eran los dioses Ā (1,13), Ā-il (2,5) y la diosa Amma (1,12), – posibles prototipos de Shiva, Subrahamanya y Pārvati de las religiones hinduístas según Jorge Quintana. Aunque, desde mi humilde opinión, también tiene relación con la tríada suprema sumeria: An, En.il y Ki, como «El Señor (Sol)»,  El «Señor del Viento» y la «Madre Tierra».  No en vano Āṇ-il o Vāyu  es el «Dios del Viento» y Amma representa a la «Madre» en la mitología védica – y que  nos son presentados en una inscripción muy importante, «Uda mūn per kaḍavuḷ-adu kalak uir» (1)«La vida unida de los tres grandes dioses juntos». De las tres principales personalidades deíticas, «mūn per kaḍavuḷ»  , Ā era el mas importante,  «Kovil ella kaḍavuḷ-adu Āṇ» (2), «Ā de todos los dioses del Templo». «Ā»  como vocablo que abarca la idea de superioridad y de subsistencia por si mismo y que era identificado también con el Sol, «Uyarel ire per kaḍavuḷ» (3)  «El gran dios que es el alto Sol». Ésta identificación es primordial para comprender la idiosincrasia de ésta religión, pues el Sol al recorrer las ocho constelaciones/periodos del calendario proto-indio, tomaba en cada mes la personificación en correspondencia. Así, los meses/periodos  eran «Eḍu«, el carnero, y con el que empezaba el año; «Yā, el arpa; «Naṇḍ» (6,4) , el cangrejo; «Amma» (1,12), la madre; «Tūk» (1,3) , la balanza; «Kai» (4,8), la saeta; «Kuda» (19,8), el jarro; y «Mīn» (4,10), el pez. Como consecuencia de su identificación con cada uno de los ocho meses/periodos del año , se daba al dios Ā  el nombre de «El dios de la ocho formas», «eṭ kaḍavul» y así nos relata el texto:, «Adu tali per mīn oriḍa eṭ kaḍavul» (4) , «Este,  el dios de la ocho formas, el gran pez, al que se le hacen aspersiones (adoraciones)»

(1) «Uda mūn per kaḍavuḷ-adu kalak uir»

(2) «Kovil ella kaḍavuḷ-adu Āṇ»

(3) «Uyarel ire per kaḍavuḷ»

Según J. Quintana, ésta ultima inscripción es difícil de traducir literalmente, como lo es, en general, todo texto dravídico debido a su sintaxis – Aquí  J. Quintana nos propone  que. en contraposición a otras teorías, la lengua utilizada del Valle del Indo corresponde a una lengua dravídica –. La palabra «kaḍavuḷ«,  «dios», como sujeto de la oración, está precedida de un numeral, «eṭ»,  «ocho» ,  que actúa como un adjetivo calificativo, por lo que debe  traducirse como «El ocho dios». «Per mīn«, «el gran pez», está calificado por el adjetivo «tali», siendo, por tanto, su traducción literal «el aspérgido gran dios».

(4) «Adu tali per mīn oriḍa eṭ kaḍavuḷ»

El topónimo «Mohenjo-Daro» es una nomenclatura moderna proveniente  del  dialecto sindhi y viene a significar «La Ciudad de los Muertos»,  no coincidiendo en ningún momento con  su  primitivo nombre, así como tampoco con el de la región donde se sitúa en la actual denominación. El país a orillas del Indo  era denominado con el nombre de «Mīnāḍ» (4,13), – «nāḍ» que significa «reino» y «mīn» que significa «pez» – , y sus habitantes como los «mīnair» (4,11), en plural o «mīnan» (5,3), en singular –  «Mīnair»que se compone de símbolos «mīn» y «an». Éste último como determinativo de personalidad o lo que es lo mismo: «Los de el pez», junto con «ir» como plural –  y cuyo «tótem» parece ser que  fue el unicornio – En un sello de la época aparece un hombre que porta un estandarte  y donde figura en su parte superior el citado animal mitológico –. Éstos posibles antropónimos vienen corroborados por el nombre que los arios dieron a este pueblo y al que llamaron en indoeuropeo, «matsyas»,  «los peces». 

Sello de Mohenjo-Daro/Naṇḍūr conocido como «El ritual del sacrificio». Aparece, de izquierda a derecha, el dios supremo Āṇ sobre un árbol «Pipal» coronado por  el moño sacerdotal  y su símbolo del tridente; un sacerdote postrado y a continuación el símbolo del dios como «Señor de las ocho partes del año»: «El carnero-pez»

La capital del «País de Mīnāḍ» era conocida como «Naṇḍūr» o «Ciudad del Cangrejo» y que estaba dedicada al dios Āṇ en la forma que tomaba en  la «octava casa» del calendario. Sus habitantes eran conocidos como «naṇḍor»(14,8) o «naṇḍūrir» , es decir «Los del cangrejo» o «Los de Nandor». En la capital , el dios supremo Āṇ era adorado bajo la forma combinada del carnero y del pez,  primero y último signo del calendario, y que era una manera de reconocer el paso del dios por las ocho casas del firmamento. Ésta forma combinada de la divinidad Āṇ aparece relatada en un sello como «Nila Naṇḍūr eḍu mīn-adu Āṇ val», » Āṇ del carnero y del pez de Naṇḍūr que posee tierras, que esté contento», aunque también aparece con éste significado en otras inscripciones como «Edu etru uyarel ir ār ire per kaḍavuḷ«, «El gran dios que tiene dos formas del gran Sol de las ocho partes del año» o «Edu etru uyarel ir ār et per kaḍavuḷ-adu«, «El gran dios de ocho formas, dos formas del alto Sol de las ocho partes del año». 

El dirigente principal de Mīnāḍ,  que residía en Naṇḍūr, tenía dos clases de títulos: Unos que podríamos denominar como jerárquicos y que se refieren a su situación a la cabeza de la comunidad y otros de carácter religioso que indicaban su calidad como vicario de la divinidad en la Tierra.  Uno de los títulos que indicaban su jerarquía en el país, siendo el más frecuente, es el de «Kō(12,7) y que vienen literalmente a significar «El que tiene poder»/»El que domina». Dice el texto:  «ūr-il ire mīn mīnan kōn-adu», «Del gobernante de los ilustres mīnan que esta en el país». El título de gobernante  era llevado también por el regente de Vēlūr, ciudad dedicada al símbolo del poder de Āṇ,  el tridente, «vēl«. Los Vēlūr pertenecían también a la estirpe de los Mînan, si bien éstos  habitaban mas al Sur. Del gobernante de Vēlūr nos habla la siguiente inscripción: «Il-il ire mīn Vēlūr kōn», «El regente de la ilustre Vēlūr que ésta en la casa (templo)».  Otro título que se daba al regente de Nandūr era el de «Taltalālva«, traducido como «El muy ilustre gobernador», compuesto de la raíz «ālva«, gobernar, calificada por el adjetivo «tal», ilustre, repetido dos veces. Nos dice otro texto, «Cuni sere taltalālva«, «El muy ilustre gobernador del falo» y que  nos habla de la introducción de un culto  al miembro viril de hombre como energía vital. Culto que, suponemos fue introducido por tal gobernador entre los Mīnan y que tuvo gran aceptación en Mohenjo-Daro – Hecho que  se corrobora con el hallazgo de gran número de «lingas» encontrados en dicha población -.  Hay otro título frecuente en las inscripciones y que era llevado por el regente de  Mīnāḍ,  nos habla de «Mīnan adu udayan» , «El guía de los mūnan». Vocablo «Udayan» (15,10) que viene a significar literalmente «el que dirige» o «el que guía» y que proviene de la raíz «uda» (15,8) . dirigir/guiar o conducir, » Il-il ire mīnan-adu udayan», «el guía de los mīnan que está en la casa» . También, y con respecto a la regencia,  se tiene conocimiento de un título de parera del regente con la denominación de «Kopen»(13,10). De una de éstas esposas del gobernante nos aparece un texto que dice «Kopen ten-adu nalvid», «Muchas casas de la plantación de palmeras de la esposa del gobernante» y donde el término «ten» significa «palmera».

Los títulos religiosos son los que nos muestran la posición del gobernante con respecto a la divinidad y  de la que ha recibido su gobierno. Hemos visto que Ān era el dios supremo de los proto-indios y que la ciudad de Nandûr estaba dedicada al cangrejo , una de sus ocho formas. El título religioso mas importante del rey de Nandûr era «Naṇḍ ulavan» (4,4 + 6,4) o «Naṇḍ-il ulavan» (4,4 + 14,6).  En la segunda frase,  la palabra «naṇḍ-il» es el genitivo de «naṇḍ«(6,4) , «país» con la terminación «il», en cambio, en el primer caso se usa el genitivo directo –  Tiene una utilización  similar análogo al genitivo directo egipcio, si bien aquí el/lo regido precede al regidor -. El término «Ulavan» (4,4)  significa «hacendado», o bien «arrendatario», en definitiva, «el que tiene derecho a cultivar la tierra» y que viene dado por la idea de quien ha recibido de otra persona, en este caso el dios, la prerrogativa de cultivar la tierra. La traducción de «naṇḍ-il ulavan»  sería entonces «El arrendatario del cangrejo/país», indicando que al gobernante como representante y administrador de los bienes divinos.  Siendo el regente el apoderado del dios, es probable que residiera en el Templo. Aunque,  como hemos dicho anteriormente, no se ha encontrado en Mohenjo-Daro construcción que pudiera asumir el papel de Palacio o Templo, se sabe que bajo el túmulo sobre el que están edificados la «estupa» y el templo budista, existen los restos de una edificación construida sobre una colina artificial y que con todo posibilidad debería corresponder con el templo de la ciudad (E Mackay, 1936). Hecho que concuerda con la experiencia  que multitud de «lugares santos» para una religión lo serán posteriormente ser para otrasLa circunstancia de no haber encontrado otra edificación que pueda considerarse como Templo o Palacio parece dirigirnos a la idea de la existencia de un único centro de gobierno que sería la «Casa de la Divinidad».  Como rúbrica a ésta teoría, hemos de considerar la etimología de la palabra «templo» en proto-indio, «kōvil«,  compuesto de  raíz «kō«(1,8), regencia e «il», (23,3) casa  – la «v» es eufónica –   y que viene a significar «La Casa de la Regencia» – palabra que era  utilizada en lengua tamil, si bien ha sido sustituida por el término «Irâça» –  El vocablo «il»  pudiera tener relación con la alocución «il-il ire», «que está en la casa»construcción de participio con funciones adjetivales muy frecuente en las lenguas dravídicas, y donde la palabra «il» , cuando la alocución hace referencia a un dios,  puede traducirse como «templo». Un ejemplo sería: «Il-il ire mîn per kadavul-adu Ān», «El ser supremo, el gran dios de la estrellas, ésta en el Templo», cabiendo la posibilidad de tomar igual significancia en el caso que el sujeto fuera  el regente, como era el caso del texto traducido anteriormente.

(5) «Or-il tirpir ire mîn nand-il ulavan»

Las traducciones que incluyen la alocución «naṇḍ-il ulavan» son variadas, aunque aquí vamos a destacar el  texto: «Or-il tirpir iremīn naṇḍ-il ulavan» (5), «El ilustre hacendado del Cangrejo que posee los decretos del que es uno (el dios)». Al decir que el gobernante posee los decretos de la divinidad, se ve aún más claramente el concepto teocrático del «País de Nandûr». Estos decretos o disposiciones  pudieran perfectamente referirse a la llevanza de los «asuntos mundanos» del dios, los cuales eran transmitidos a su vicario en la Tierra y de los que se posee alguna información. Sabemos que existieron tres disposiciones, «Mūn naṇḍal tirpir»,  a cerca del «Naṇḍal» o festividad que se celebraba al terminar la recolección de la cosecha. En éstos decretos es posible que se indicara las partes de la cosecha que correspondían a la regencia, ya que textos en referencia a Vēlūr nos indican con seguridad que dos cuartas partes de la cosecha correspondían al Templo.(E. Heras). Un gobernante denominado  Mīna impuso una contribución sobre la pesca, y a esta disposición hace referencia una inscripción que habla de «Mīnan mīntirpu«, «El decreto sobre el pescado de Mīna» (Ilustrated London News, 1924). También se pagaba al regente una contribución sobre la tierras denominada «ade»que era reclamada por unos funcionarios llamados «adekan» (13,2) , «…adekan ire ir mīnir» (6) «…dos mīnan que son adekan» (Mackay, 1936)

(6) «…adekan ire ir mīnir»

El segundo de los  títulos religiosos del gobernante de  Naṇḍūr era «Mīnavan» (17,14 + 4,10)  que viene a significar «El del pez» o  «El devoto del pez». El «Pez» era el último mes del calendario de Monhenjo-Daro, indicando al regente como adorador, en combinación con el «carnero» de la personificación del dios supremo Ān bajo aquella forma. Se dispone un texto que narra «Parava nila ir  mīn Mīnavan Mūnkan« (7)«El de los tres ojos de Mînavan de los dos peces de la Luna de los Parava» . «Mūnkan«, «El de tres ojos»,  es uno de los nombres del dios Ān y que se cita en numerosas inscripciones.  Según la tradición shaivita, de época posterior,  dios reconoció  que dos ojos no le eran suficientes para ver, y desde entonces tuvo tres. Los «Pavaran de la Luna» constituían una de las dos ramas que se dividía una tribu, siendo estos nomos una subdivisión de los Mînan, denominados «Paravas del Sol» y «Paravas de la Luna»  – los descendientes de éstos últimos viven aún en Fishery Coast, y, según su tradición, descienden de la Luna –. Los dos peces a lo que se refiere el relato corresponden a un «lañchana» o divisa heráldica de Mînâd. Como posible corroboración a éstas hipótesis, E. Heras  alude a que los reyes Pândyas de Madura, llevaban, hecho conocido desde el siglo I d.c., el título de «Mînavan» y que su lañchana eran dos peces – peces que se encuentran en todos los templos del Sur de la India construidos por los Pândyas, así como en sus monedas, etc –  Además, y según la tradición conservada en el Mahabharata, los reyes Pândyas procedían del Norte de la India, siendo tal dinastía los «señores naturales» de los Paravas de Fishery Coast.

(7) «Parava nila ir mîn Mînavan Mûnkan»

Anexo:  Como muestra y referencia a algunos símbolos proto-indios reflejados en el texto, utilizaremos la siguiente tabla y que proviene de los fondos de la Promotora Española de Lingüistica (PROEL). Para ubicar su referencia utilizaremos dos numerales, un primero para la fila y un segundo para su posición en dicha fila. Tal que (0,0) = blanco

Referencias e imágenes:

«El gobierno teocrático de Mohenjo-Daro»  Jorge Quintana Vives (1946)

Imágenes:

http://www.proel.org

http://www.columbia.edu

tuorisminpakistan.com




La antigua Mesopotamia y su relación con el Golfo Pérsico: Dilmun, Magan y Meluhha

Recientes estudios han podido constatar que tanto el Golfo Pérsico como las tierras que rodean sus márgenes han sido venerables focos de actividad humana.  En los últimos años han sido excelsos los descubrimientos que nos direccionan hacia la existencia de núcleos de población vinculados al comercio marítimo y a labores agropecuarias que en el último caso, y en función de las épocas,  eran afectos tanto a la subsistencia como a su comercialización fuera de la región.

N.Bolbin y D. Q. Fuller nos proponen la aparición de un primitivo y primigenio comercio que se corresponde temporalmente con  el Holoceno inferior y medio, donde cazadores-recolectores ya utilizaban botes para su actividad  a lo largo de sus costas hasta el Golfo de Omán. Procesos de intercambio de mercaderías que a partir del IV milenio a.c. incluirían,  de forma mas o menos habitual,  relaciones comerciales con las pujantes civilizaciones de Mesopotamia y  del Valle del Indo durante la Edad de Bronce – Corroboración  que viene avalada por  la existencia y descubrimiento de  cultivos de  procedencia asiática, tales como el algodón,  a finales del III  milenio a.c. en el  sur de la Península Arábiga -. Posteriormente, y ya  en los comienzos del siglo XX a.c.,  hubo un retroceso en las actividades marítimo-comerciales como consecuencia de una general inestabilidad político-social  en la región media del Golfo Pérsico durante el periodo medio de la Edad del Bronce, si bien se conoce la existencia de enclaves que conservaron  su estatus de puerto franco,  por encima de las citadas desavenencias, favoreciendo una nueva importación de cultivos asiáticos para su local siembra.

Contexto geográfico de las culturas cerámicas neolíticas en Oriente Próximo, África y Asia occidental (desplegar...)

A lo largo del litoral arábigo, las más antiguas premisas de una incipiente actividad marítima puede ser localizada en las costas del actual Omán, vocación que estaba ligada a la búsqueda de  yacimientos de conchas  y  zonas de costa  ricas en recursos, – caso de las localidades de Suwayh (SWY-11) y Watti Wuttaya (PD) con fechas que se remontan aprox. al año 5900 a.c. –  y cuyo detonante fue  la  bajada del nivel del mar durante el VI milenio a.c.. Coyuntura  que permitió su  extensión hacia  otros puntos de las costas mesopotámicas entre los años 5400-5000 a.c,, produciendo movimientos  de poblaciones que se asentaron bien de forma permanente, bien de forma estacional. (Uerpmann, 2000) .  Estos  nuevos asentamientos corresponderían  con un periodo  acerámico  que podría datarse durante Holoceno inferior en la Edad de Piedra (Biagi, 1984), siendo contemporáneos con las sociedades agropecuarias mesopotámicas y que al igual que ellos,  también dispusieron de una importante producción agrícola y ganadera. (Biagi, 2006, Potts 2008b). Otra perspectiva de la existencia de un tráfico marítimo en  el Golfo Pérsico viene dada por la introducción a finales de VI milenio de la cerámica de tipo Obeid  y viene documentada en yacimientos neolíticos de  las costas de la Península Arábiga. La cerámica tipo  El-Obeid/Al-Ubaid parece  ser que fue introducida a finales de sub-periodo Obeid 2, aprox. entre el 4900 y el 4300 a.c., afianzándose durante  Obeid 3 y 4, 4300-3500 a.c., y concluyendo bruscamente durante el periodo post Obeid 4 en el 3500-3100 a.c. aprox., – las fechas de radio-carbono nos ofrecen un lapso de tiempo entre la segunda mitad del VI milenio a.c.  hasta finales del V milenio a.c. (Carter, 2006, Matthews, 2005, Potts, 1990 y Vogt, 1994) -,  si bien algunos autores,  caso de Phillips,   hablan –  Según determinados enterramientos en los actuales Emiratos Árabes,  caso de UAQ-2 –  de un cierto «sabor autóctono» en determinas piezas encontradas.

A partir de IV milenio, ac , y como consecuencia del nuevo orden económico- social y político  fruto de la actividad de las  pujantes civilizaciones de Mesopotamia y del Valle del Indo ,  se produce una intensificación de la economía agropecuaria y comercial en las costas pérsicas. Así,  determinados enclaves en la región, al igual que ocurriera en la Alta Mesopotamia, ascienden al rango de colonias comerciales, intensificándose el intercambio de mercancías con la metrópoli. Éstas colonias, aunque en manos de las gran urbes, parecen apuntar a una progresiva incorporación de éstas  comunidades costeras, así como de su población autóctona,  a tal forma de economía . 

Síntesis de rutas de comerciales marítimas a través del Golfo Pérsico y terrestres anexas. Desde el IV milenio. a.c. hasta finales del II milenio .a.c. (Crawford)

La literatura y los textos  administrativos plasmados durante la Edad de Bronce en Mesopotamia nos dan acceso a una valiosa información sobre los contactos socio-económicos con el Golfo Pérsico, así como a su papel como punto de encuentro con las civilizaciones del Indo.  Tanto los registros textuales como la iconografía,  nos refieren un incremento de la actividad comercial y marinera, aunque , como nos sugiere Cleuziou y Mary,  ésta información escrita puede darnos una visión sesgada, si la comparamos con los hallazgos arqueológicos. De ésta guisa,  los textos mesopotámicos exclusivamente reflejarían un registro interno y propio  de tales intercambios, –  Su traducción nos proporciona datos administrativos vinculados con las operaciones económicas del Templo o del Palacio, así como de contratos, inscripciones reales, etc. –  escaseando las informaciones sobre la naturaleza y procedencia de las mercaderías  fuera de sus fronteras.  Otro punto a tener en cuenta es que tales vocablos y símbolos, en referencia con el origen de las mercancías, pueden dar lugar a erróneas interpretaciones,  dependiendo de periodo temporal en que nos situemos –  Ejemplos serían términos como «Dilmun» o «Meluhha» que fueron utilizados para describir diferentes localizaciones en diferentes periodos de tiempo (Keay, 2006) –  y así determinadas enclaves como la «región de Dilmun», pasaría por estar tanto en  Bahrein e Islas Falaika , (Howard-Carter, 1987)  como en los límites de la Península Arábiga con la desembocadura del Tigris y el Eufrates (Stieglitz, 1984) – Caso similar ocurre con la localización exacta del egipcio «País de Punt» – . Aún así tenemos conocimientos del comercio mesopotámico con el litoral oriental del Golfo Pérsico que incluirían relaciones con Bahrein e Islas Falaika, las costas iraníes orientales, la península de Omán,  en sumerio «Magan» , y relaciones con el litoral occidental de Pakistán e India – ciudades de Harappa, Mohenjo-Daro , Gujarat o Lothal,  – y que estarían complementadas con otras rutas terrestres y fluviales  – Rutas tales como  una primitiva vertiente sur de la «Gran Ruta Khorasan»,   la  «Ruta de la Seda»,  que  uniría Mesopotamia con  las ciudades de Ashan y Aratta y ésta a su vez con la costa de oriental de Irán a través de Susa y los Montes Zagros (Madjidzadeh)  – , que conectarían las zonas costeras con una extensa variedad de zonas del interior llegando incluso hasta el  Mediterráneo Oriental  y Asia Central.

Del periodo de Uruk o post Obaid, 3500-3100 a.c. , se tienen pocas evidencias de  útiles mesopotámicos de la época en las costas del Pérsico y las encontradas consisten en fragmentos de vasijas, y que aparentemente condicionan  la exclusiva existencia de actividades comerciales urukitas  a zonas del suroeste de Irán y  de la Alta Mesopotamia. Éstas evidencias no concuerdan con el fluido comercio acaecido durante el periodo de Obaid, lo que puede dar lugar a interpretaciones de carácter político-social o bien, como nos sugiere Wengrow (2008),  fueran debidos a una evolución en los sistemas de intercambio de mercaderías desde  un primitivo comercio minorista, en manos parentales, a una economía con una producción centralizada y de mano de obra afecta, como resultado del auge  urbanístico y templario, que enfocaría el comercio hacia su más inmediata periferia. Planteamiento que cambiaría durante el periodo de Djemdet-Nasr, 3100-2900 a.c. y el Dinástico Arcaico, aconteciéndose un incremento de tráfico marítimo-comerciales en el Golfo. De la interrelación económico-social en éste periodo son relevantes la alfarería y pequeños útiles encontrados en tumbas en asentamientos ubicados en las costas centrales del Pérsico,  lámparas hechas de conchas y vasos fabricados a partir de ciertos caracoles – ninguno de los cuales pueden ser encontrados en la región al ser originales del Valle del Indo (Edens, 1992) –, así como pequeños útiles correspondientes al periodo Dinástico consistentes en cuentas grabadas de cornalina procedentes de Harappa. También los textos urukitas hacen mención al cobre dilmúnico, lo que implica que el cobre de Magan era reexportado a través de Dilmun. Otros textos mesopotámicos también indican la importación de maderas duras de tipo tropical desde el Indo, así como cardamomo de Ghats  – región anexa al nacimiento del Indo – y clavo procedente de Indonesia.

«  (1) Un barco por 120 gur.  (2) Su betún seco,  204 gu. (3) Su betún desechado, 12 gu (4) Su labor de betuneado, 2 gur. (5) Su aceite de pescado, un [gur] (6)  Sus  ocho pasadores metálicos  (7) Su tu-gul (¿?) (8) Sus ocho cuadernas (9) Sus cuarenta y seis  tablas para la quilla (10) Sus seis bancos de remos (11) Sus ciento ochenta listones (12) Sus  ciento noventa y cinco abrazaderas. (13)  Sus  dos me-dim (¿?) (14) Sus ocho ma-gu (¿?). (15) Sus ocho ma-ma-a (¿?) (16) Sus cinco  labores en la  proa (¿?) (17)  Su listón  (18) Sus cuarenta diferentes arandelas/anillas (19) Sus listones (20) Su dos colocados ad-kul (¿?) (21)  Sus mástiles (22) Sus siete mil doscientos clavos de madera (23) Sus setenta y cinco baos de cubierta (24) Diferentes labores, 12 gu (25)  (En) mil ochocientos jornadas de semana (¿?) (26) finalizado, un barco por 120 gur »   «Pasaje del desembolso en la construcción de un barco» , AO 05673.  Texto sumerio de Shulgi,  Uruk III, 2100-2000 a.c.

La segunda mitad del III milenio supuso una nueva orientación en el comercio así como de su contexto socio-político. Dentro de éste renovado planteamiento, surge una independiente  «Cultura de Umm-Nar» en Omán (Cleuziou y Mary, 2002) – Textos de Ur III, Ur, relatan intercambios comerciales con Magan en un contexto de centro comercial con gran preponderancia y autonomía – y una renacida «Cultura de Harappa» desvinculada  del Valle de Indo. (Possehl, 2002). Después del auge acontecido durante el periodo de Djemdet-Nasr, con un Dilmun como intermediario del tráfico de mercaderías  pérsico-indo-mesopotámico, se produce una intensificación del «comercio sin intermediarios» entre Mesopotamia, Meluhha y Magan. Hecho que queda reflejado en textos correspondientes al reinado de Sargón I de Akkad, 2334-2270 a.c., y donde, por ejemplo,  el monarca acadio se jacta de haber  atracado en sus puertos barcos con destino o procedentes de Meluhha, Meca y Dilmun. También  figuran relatos correspondientes a la época post-sargónida, año 2000 a.c., donde se menciona en acadio a un hombre y a quién se le trata como «El titular de un barco de Meluhha», así como un cilindro-sello acadio con la inscripción: «I’u–li-Ju. eme-bal me-luh-haki», «Su-ilisu, Meluhha intérprete» (Parpola, 1977).

El lapso temporal que transcurre entre la Edad del Bronce I y II, supone un periodo de general conflictividad político-social, viviéndose en Mesopotamia el derrumbe de la III dinastía de Ur,  a finales del III milenio a.c. Durante el cambio de milenio se produce  la caída de la «Cultura de Harappa» surgida durante las décadas anteriores y acontece junto con la radical inversión de la «Cultura de Umm-Nar» en la «Cultura de Wadi-Suq» en Omán, dentro de un contexto de decadencia.  En Bahrein, Dilmun, nacido como estado independiente a finales del III milenio a.c.,  se experimenta un incremento de población y de urbanismo  dentro de lo que se conoce como la  «Cultura Barban» (Edens, 1992-94), que se une al surgimiento, en torno al año 2200-2100 a.c. aprox.,  de una «Cultura Bactro-Margiana» que se extenderá por la meseta iraní (Hiebert y Lambert, 1992), y que coincidirá con la máxima expresión y  posterior decaimiento de las culturas urbanas del Valle del Indo. Probablemente esta serie de  acontecimientos culturales sean como consecuencia de los cambios climáticos que se produjeron en torno al 2200 a.c. y que tuvieron como desenlace un incremento de la  temperatura media que derivó en sequía en diferentes regiones.

Con el acontecimiento de la llegada de la «Cultura de Wadi-Suq» a Magan, el eje de las actividades marítimo-comerciales con las costas indo-paquistaníes pasarán  al estado independiente de Dilmun y su recién estrenada «Cultura Barban» o «kassita», suplantando a Magan como puerto principal de las importaciones desde sub-continente indio. Éstas aseveraciones viene corroboradas en unos textos mesopotámicos que ya no mencionan a Magan y si hacen referencia a «Alik Telmun». Un hecho relevante de la nueva situación es que a diferencia de los periodos anteriores donde el Templo  o el Palacio mesopotámico eran los precursores y receptores directos de dichas importaciones, en la actual coyuntura son los particulares, marineros y armadores, los que controlan el comercio exterior de mercaderías por el Golfo Pérsico, dando inicio a un incipiente modo de capitalismo. Como corolario, es probable que el comercio marítimo fuese una prerrogativa de una élite y cuya realidad  queda plasmada en excavaciones realizadas en Sarre (Crawford, 1998), demostrando que las comunidades locales  de Dilmun fueron beneficiarias de ese comercio internacional en manos privadas.

Mas allá de la aparición de Dilmun como emporio comercial, se sucedieron otros cambios en la región del Golfo Pérsico. Los útiles encontrado en Bahrein ya no corresponden a mercaderías importadas de Harappa, sino a productos autóctonos con ese poso cultural, así como la utilización de sellos y pesos en contraposición a  la cerámica (Edens, 1993 y Vogt, 1996). La relación entre Harappa y Dilmun aparece distinta que con Magan, no importándose grandes cantidades de mercaderías, como era en el caso de Magan,  basándose, por el contrario,  en la adopción de similares marcos administrativos y culturales. Así, por ejemplo,  para rubricar los contratos y proclamar la propiedad de las mercancías, ya no se utilizan los cilindros-sellos mesopotámicos y si los sellos del Valle del Indo – aunque bien pudiera ser consecuencia de la adopción del sello iraní redondo, el mesopotámico es cuadrado,  que resulta semejante al del Indo – El sistema de pesos del Indo también fue profusamente utilizado , conociéndose posteriormente  y siendo empleado de forma generalizada con el nombre de «Estándar de Dilmun».

La huella de Harappa en el comercio  mesopotámico continuará hasta su último momento,  como así lo demuestran los hallazgos arqueológicos y fuentes textuales – como así nos dictan » Las cartas de Mari» (Carter 2001; Warburton 2007) o su  influencia en la  cerámica local (Carter 2001; Potts 1994c) -. Los circuitos comerciales, en éste estadio postrimero de Harappa,  lo fueron con el puerto  de Gujarat, ya desvinculado de la «Cultura del Indo». Si bien y con posterioridad al primer cuarto del segundo milenio a.c.,  el comercio en la región del Golfo Pérsico  ya había disminuido en gran medida su volumen, así como su alcance geográfico. Es muy probable que aunque sean manifiestos determinadas huellas de una continuidad en el intercambios, éstas sólo se mantuvieran durante un breve espacio de tiempo, según Potts (1994c).  El Dilmun defintivamente perdió el contacto con los centros mineros de Magan (Oppenheim, 1954), como consecuencia de una Mesopotamia que comenzó a proveerse de cobre  en el Norte (Edens 1992; Warburton 2007) e igualmente perdió el contacto con las regiones que le  suministran tanto piedra como madera. –  postreramente fue conocida exclusivamente por  ser una isla famosa por la calidad de sus dátiles y agua dulce (Oppenheim1954) –. Las interrupciones en las secuencias arqueológicas, valorada en varios siglos, sugieren una desintegración social de la  región del Golfo Pérsico (Edens, 1992). La relación entre el fin de la temprana civilización del Dilmun y el declive  definitivo de la ciudad de Harappa queda por aclarar.

Referencias:

«Shell Middens, Ships and Seeds: Exploring Coastal Subsistence, Maritime Trade and the Dispersal of Domesticates in and Around the Ancient Arabian Peninsula»  Nicole Boivin & Dorian Q. Fuller (2009)

Imágenes:

Springer Science + Business Media.

http://www.bibleorigins.net


El origen de la escritura cuneiforme: ¿El primer sistema contable…?

Hace relativamente poco, y en estas mismas líneas, hablamos de los dos pilares fundamentales en que se basaba la organización social teocrática mesopotámica. Uno de estos pilares eran los rituales templarios, siendo el otro el que involucraba a su «herramienta de perpetuación» y registro. Liturgias mesopotámicas que reglamentarían los aspectos administrativos, legislativos y educativos de las actividades del templo en su función primordial, y única, como centro económico de las antiguas ciudades-estado sumerias. Éstas ordenanzas se prolongarían en el tiempo hasta prácticamente su desaparición como centros urbanos y religiosos, ya inmersos en los años de nuestra era, y que sin duda fueron recogidas por otras muchas corrientes religiosas de germen mediterráneo para regir sus posesiones mundanas. Éste hito de longevidad en sus preceptos solamente puede ser debido a la existencia a un medio de comunicación de ideas y asientos que fuera extraordinariamente flexible y duradero: La escritura cuneiforme. Sigue leyendo

El primer gran tratado de Astronomía: La tabla de Venus del rey Ammi-Zaduqa.

A partir del IV milenio a.c. en Mesopotamia, y ya plenamente inmersos en el revolucionario suceso de la agricultura,  se vive  un nivel de desarrollo cultural que permite una utilización sistemática y diversificada del medio. Este nuevo paso en la tecnificación de los medios productivos trajo consigo un incremento en la diversidad de las atribuciones sociales dentro  los asentamientos,  definitivamente inmersa en un periodo urbano o proto-urbano, y que sofistica las funciones  organizativas y legislativas. Éste nuevo paso en la estructuración de las poblaciones, y que tiene como consecuencia una progresiva diferenciación social,  tendrá su  máximo exponente en la institución templaria. El Templo o lugar de culto del dios protector de éstas ciudades-estado  se alzará como  el aglutinador y gestor único de ese progresivo desarrollo socio-económico.

Nomenclatura cuneiforme numérica babilónica

En el último siglo y medio, los arqueólogos han estado excavando en estos recintos religiosos en forma de torre escalonada o «ziggurat» y  han encontrado importantes muestras plasmadas en  barro cocido de su historia. Éstos escritos relatan  un poder político teocrático que  posee en casi su totalidad  las parcelas agrícolas disponibles,  a la vez que se destaca como exclusivo propietario de sus canales de irrigación. En añadidura a su posición como referente religioso del enclave, el templo es un centro administrativo donde se comercia con mercancías y servicios, disponiendo de sus propios talleres manufactureros, y ejerciendo como único centro posible de aprendizaje de los diferentes oficios y artes. No cabe duda que el progresivo desarrollo de éste emporio haría necesario una metodología que  permitiera cuantificar y valorar los movimientos económicos de tales riquezas. También parece lógico pensar en la existencia de un ordenamiento organizativo para su conservación y explotación, así como de unas premisas administrativas que sirvieran  como eje de la burocracia del prominente estado. De los segundos y terceros conocemos su denominación y funciones, se trata de los rituales templarios, y de los primeros su necesidad de crear un sistema contable. Pero un sistema de información de semejante índole haría necesario la creación de un soporte duradero que asegurara su perdurabilidad  en el tiempo y por tanto, su legitimidad y consulta.  Éste soporte será la escritura realizada sobre tablillas de barro mediante una caña terminada en cuña que serían posteriormente cocidas, lo que conocemos genéricamente como escritura cuneiforme.

Como parte de éste sistema, y que progresivamente se fue imponiendo en la Baja Mesopotamia a partir del III milenio a.c.,  la representación  numérica sumeria en escritura cuneiforme fue un excelso logro que permitió el desarrollo de la primera ciencia conocida. Su valor es tal que ha perdurado hasta nuestro días como de uso estandarizado en geometría, así como en nuestra forma de medir el tiempo.  La estructura representativa sumeria es considerada como la base de nuestro actual sistema decimal matemático,  pero con la leve diferencia que la  numerología sumeria era  decimal  sólo para  los cincuenta y nueve primeros números, para a continuación seguir su anotación en sexagesimal.

Tablilla astronómica de Venus. Reinado de Ammi-Zaduqa. 1646-1626 a.c. I dinastía Babilónica. British Museum

Gracias a éste potente método,  los sumerios, y posteriormente los babilonios, comenzaron a ser unos verdaderos expertos en el arte matemático. Ayudados por su impronta, los mesopotámicos fueron los introductores de una de las más preciadas herramientas del cálculo:  Las «tablas numéricas». Tablas que eran utilizadas como ayuda en  operaciones matemáticas simples, recíprocos, cálculos angulares y raíces cuadradas. Más adelante,  los babilonios fueron capaces de resolver ecuaciones lineales y cuadráticas, e incluso algunas con superior potencia, siendo los precursores en la utilización de formulación algebraica en el cálculo geométrico, mucho antes de lo que nos ha dictado nuestra tradición greco-latina. Bajo la dinastía amorrea de Babilonia, siglo XVIII a.c.,  el calendario, así como la nomenclatura de unos meses de estricto origen babilónico, conseguirá ser unificado. Meses que estarán compuestos de 29-30 días – esto era como consecuencia que los babilonios empezaban el mes durante la «Luna Negra» o «Novilunio» y su aparición no es constante. Oscila entre  las 18 y 30 horas anteriores a la «Luna Nueva» – , conformando  un total de 12,4 meses para un calendario lunar que se mantendrá prácticamente inamovible hasta el siglo VI a.c.

Para entender el interés mesopotámico por la Astronomía habría que reconsiderar la evolución de los preceptos religiosos. Dichos cambios vendrán definidos por  la adaptación  de los diferentes panteones  sumerios debido al progresivo asentamiento o  su conquista  por parte de diferentes clanes y tribus semitas de las  urbes sumerias. Éste acontecimiento dará como solución la institución por convergencia de  nuevos credos patronales, caso de la ciudad de Ur/Urim –  donde se comenzará a venerar al dios lunar Sin – , Sippar o Larsa,  -cuyo patrono sera el dios solar Shamash –  y donde las antiguas genéricas creencias a la diosa de la Fertilidad, Inanna  se personalizarán en otra divinidad de carácter semita identificada con el planeta Venus: la diosa Ishtar.  Con la integración en el panteón sumerio de éstas creencias semitas de carácter astral  se produce una intensificación del estudio de los astros como posible fuente de conocimiento de los designios divinos. – anteriormente los estudios astronómicos estuvieron principalmente encaminados  a la obtención de un calendario con una finalidad agrícola – Así en el reinado de Ammi-Zaduqa, 1646-1626 a.c.,  nos ha llegado la recopilación de un estudio de la posición y apariencia de Venus  y que se tiene por el tratado antiguo más importante sobre Astronomía, si bien, y como hemos comentado, también añade una interpretación astrológica de tales acontecimientos y su vinculación sobre hechos mundanos. El extenso panteón astral, que se creará como consecuencia de la unificación, será progresivamente asociado, en su principalidad,  a los distintos fenómenos cósmicos observados – según nos relata el  texto astronómico del » Enûma Anu Enlil» y del que formará parte el texto de las tablillas de Venus – y cuya vigencia se extenderá desde el siglo XVI hasta XII a.c. con la caída de la dinastía kassita babilónica, aunque buena parte  de sus asimilaciones deben ser datadas durante el imperio semita acadio en el siglo XXIV a.c.

Las tablas de Venus del rey Ammi-Zaduqa nos proporcionan  la posición relativa en el cielo,  desde la perspectiva  de un observador en la Tierra en la Babilonia del siglo XVII a.c y  facilitada en años/meses/días, del planeta Venus en  un  ciclo de veintiún años. – Decir que  el  ciclo completo de Venus es de ocho años , es decir 99 meses y cuatro días del calendario babilónico   – donde describe cinco ciclos completos de cuatro fenómenos cósmicos observados:

Mediante el esquema de la izquierda se ha representado el periodo sinódico de Venus  – tiempo que toma su órbita alrededor del Sol en referencia a un observador en la Tierra según un calendario lunar – . y que corresponde a 583,92 días del calendario babilónico que multiplicado por cinco ciclos corresponden a 2.919,60 días o lo que es lo mismo: Ocho años de 365,25 días para un total de 2.922 días del calendario solar actual y donde se puede apreciar la exactitud de la observación. 

Para entender las cuatro efemérides de Venus reflejadas en las tablillas, habría que imaginarnos que encontramos en un punto del Hemisferio Norte y que desconocemos el heliocentrismo de las órbitas de los  planetas. Así, la sensación que tendremos del planeta será la de  una estrella  que se alza y desaparece diariamente, pero a la que se le percibe un progresivo desplazamiento hacia la izquierda del firmamento en el transcurso de un determinado periodo de tiempo. Esta percepción dará como resultado  que  parezca que cada día, Venus,  «amanece» más tarde – Esto verificaría que la Tierra gira alrededor del Sol en el sentido contrario a las agujas del reloj – . Por otro lado,  para un observador terrestre,   El sol giraría en sentido contrario a las agujas del reloj con respecto a la Tierra y definiría porque la posición de determinados fenómenos cósmicos en la astronomía mesopotámica se hicieran en función de la Eclíptica o Ecuador.

Si bien los planetas se mueve generalmente mediante la percepción anterior, llamada «directa», hay veces que los planetas pueden  moverse de forma contraria.  la denominada «retrógrada» . Como Venus está mas cercano al Sol que la Tierra,  cabe la posibilidad que pueda situarse o bien  entre nosotros y el Sol o más allá de él,  según la visión  del observador .  Cuando Venus se sitúa lejos del Sol, moviéndose de forma directa, compartirá su trayectoria y  sumará  su resplandor al suyo.  Pero si su posición es  más cercana al Sol ,  es posible que  tenga un movimiento retrógrado apareciendo  a ojos de nuestro observador que se mueve de forma más rápida que el  propio Sol por  ir éste de derecha a izquierda. También existen ciertos puntos, visto desde la Tierra, donde puede parecer que no se aprecia ningún movimiento – marcado en el diagrama como EM y EA –: El primer episodio corresponde,  tomando de ahí el nombre  de «Estrella de la Mañana», cuando en el Amanecer el planeta es visto frontalmente al Sol Naciente, pero donde al Atardecer, Venus, se mueve por debajo del horizonte antes del Sol y por ello será «invisible» durante ese momento.  Cuando se sitúa, desde la perspectiva del observador, en el punto que hemos denominado EA, Venus, sólo puede ser visto por la tarde, tomando entonces el nombre de «Estrella del Atardecer», mientras  que por la mañana y como consecuencia de la incidencia de los rayos del Sol, no puede ser visto. Cuando el planeta se sitúa en la zona superior de la conjunción, «Horizonte de visión oculto»,  o en la zona de inferior  de la conjunción, más cercano a la Tierra, Venus no puede ser visto por el observador por ser también oculto por el brillo del Sol.  Siendo  los vértices de la zona inferior de conjunción del planeta donde se define el comienzo o la finalización de sus efemérides como «Estrella de la Mañana» y «Estrella del Atardecer», así como de sus respectivos periodos.

Según estos fenómenos astrales observados, los babilonios definían el «estado divino»  de la diosa Ishtar, en su ambivalencia como diosa de la Fecundidad y de la Guerra. En el «Enûma Anu Enlil» en su tablillas 59-63, correspondientes a las «Tablas de Venus», el nombre habitual para la diosa era «[d/mul] dil-bat» , «La Estrella Brillante»  formando parte de la triada celestial junto a Shamash y Sin.  Así en los textos exorcistas «Utukku Lemnûtu» (CT 16, 19-54). parece un texto donde Enlil,  después de conferenciar con Enki, ubica a Sin, Shamash e Ishtar para mantener el orden en «Šupuk šame»,  los Cielos, junto a Anu. 

Con la ascensión a los Cielos de Ishtar, se produce un ruptura en la tradición del panteón mesopotámico. El planeta Venus siempre tuvo un carácter «bisexual» , cambiando su sexo en función de las dos mas importantes efemérides conocidas según su posición con respecto al Sol. Ishtar adopta una personalidad  de hombre y de «maleficiencia» cuando entra en el ciclo de «Estrella del Atardecer», y benéfica y femenina cuando lo hace como «Estrella de la Mañana» (BPO  II, pag 46. Texto IV, 6-7a)

 «Te invoco, Señora de las señoras, Diosa de las diosas. Ishtar, Reina de los territorios habitados, que otorgas el orden a los pueblos, antorcha brillante de los Cielos y la Tierra, esplendorosa luz de los territorios habitados. Donde tu miras allí resucita el muerto, sana el enfermo, el desdichado se vuelve próspero al ver tu rostro. He sido yo quien te ha llamado, tu servidor fatigado, derrumbado, herido. Mírame, Señora, y acoge mi súplica, pon tu mirada confiada sobre mí, escucha mi ruego. Concédeme la gracia para mi cuerpo tembloroso, turbado y desconcertado; gracia para mi dolorido corazón anegado de lágrimas y sufrimiento; gracia para mi alma que suspira y llora. Pon tu benévolos ojos sobre mí, desde tu esplendoroso rostro mírame. Es en tí en quien confío, Señora, pues he sido atento; es a tí a quien suplico, cancela mi deuda, absuelve mi falta, acoge mi plegaria, libera mis ataduras, devuélveme la libertad, guía mi paso, que, radiante como un señor, recorra de nuevo el camino de los hombres» «Himno a Ishtar».  Primera dinastía de Babilonia. RA, XII, 170-171. Año 1600 a.c. aprox.


Referencias:

«Cosmos, an illustrated History of Astronomy and Cosmology» John North (2008)

«Mesopotamian Astrology» Ucha Koch-Westenholz (1995)

«Ancient Near East, An Anthology of texts and pictures» James Bennett y otros (2011)

Imágenes:

bloganavazquez.com

en.wikipedia.org